jueves, 18 de septiembre de 2008

ESPEJO VENCIDO

Un fin de semana salí a caminar por San Telmo para practicar mi inglés. Recorrí estrechas calles empedradas y hablé del weather, de Bush y de la special vibration de Buenos Aires con algunos turistas obvios y otros más camuflados. Finalmente desemboqué en el Mercado de San Telmo, y entre viejas pelotas de cuero de la década del treinta, distinguidos bastones de millonarios extintos y preciosos juguetes de niños de ochenta años, terminé comprándome un espejo antiguo de cuerpo entero con un grueso marco dorado que me hizo sentir importante.

El vendedor era un anciano de metro cincuenta y monedas. Tenía ojos celestes, casi blancos, boina escocesa y un abrigo largo y grueso que parecía ser de la Segunda Guerra. Llevaba los guantes cortados y la sonrisa de costado. Era una mueca extraña, algo burlona.

El viejo me aseguró que el espejo andaba joya, nunca taxi, pero al parecer estaba vencido, porque se fue estropeando con el tiempo. Es decir, atrasaba bastante, y por más que lo daba vuelta y vuelta nunca estaba en hora.

Primero me vi con el bigote del mes pasado (una prueba horrorosa que duró un par de días). Después, de traje y cabello corto engominado en la época de mi primer trabajo de oficina. Y cuánto más tiempo pasaba, más atrasaba.

Las mujeres que visitaban mi departamento descubrían versiones mías que nunca pretendí mostrar en las primeras citas, y algunos amigos insistían en tocarme el timbre con pochoclos para ver viejos capítulos de mi vida en el espejo. Cruzar por el comedor y verme de reojo era abrir un álbum de fotografías gastadas: mi corte rollinga de quinto año, la etapa hippie de comienzos de secundaria, los agujeros en las rodillas en los joggings de cuarto grado. Para colmo mi madre se entusiasmó y decidió pasar a saludarme más seguido, chocha por poder hacer comparaciones odiosas con mi otro yo.
-Que desordenado que tenés el pelo, Javier. ¿Ahora resulta que es moderno ser sucio? ¿Por qué no te peinás con la raya al medio, como cuando eras chico, que te quedaba tan prolijo?

Tuve que acostumbrarme a vivir rodeado de pasado, hasta que uno de esos domingos lluviosos de minutos lentos me harté de tanta melancolía y en un impulso agarré el espejo por los marcos dorados y lo rompí contra el piso.

Enseguida me arrepentí. Uno nunca sabe cómo puede reaccionar un espejo vencido.

Y cuando fui a juntar los pedazos me di cuenta de que había invertido el proceso. Ahora las partes desparramadas por el piso adelantaban. En un instante vi en diferentes fragmentos un futuro calamitoso, de siete años de mala suerte.

En un pedazo observé como arruinaba mi amistad de años por un beso que no llegaba a destino; en otro sufría en la cancha con la visión continuada de varias goleadas de Boca en el superclásico. Vi como estropeaba el auto de mi padre contra un poste de luz, horas y horas de tráfico inmóvil, tropezones torpes, redadas policiales por posesión de marihuana.

La sobredosis de imágenes llenas de enfermedad, soledad y depresión fue demasiado. Arrodillado, agarré un triángulo filoso que profetizaba cinco horas atrapado en un subte repleto y averiado, y me corté las venas.

Con la sangre de la muñeca trazando ríos en mi brazo llegué a verme en otro fragmento que dormía cerca de mi cara y, por una vez, lo vi en punto.

El espejo vencido estaba en presente, y marcaba mi hora.

11 comentarios:

Libreta de flores dijo...

me encantó.
te llamás javier? sos de river y fuiste hippie y rolinga?

Firulo dijo...

Me llamo Javier, Gerardo Koff, Macallister, Pepe, Nacho y más.
¿A quién se le ocurre quedarse con un solo nombre habiendo tantos?
Soy de river, tengo alma de hippie y simpatía por las zapatillas topper. El resto imaginalo vos, como yo imaginé llamarme Javier para contar este cuentito, que como todo cuentito tiene mucho de ficción.
Pero lo del espejo es posta, eh.
Eso sí, nunca me animé a romperlo
(en realidad me encanta el pasado, hice el blog para atraparlo)

Arle dijo...

Muy buen post!

Me atrapaste!

un beso

Arlequincita

Ajuancho dijo...

Me gusta la historia, recuerdo haberla leido en alguno de tus libritos pero me parece que está diferente ahora.

Muy buena!

mEy! dijo...

Gusto mucho. Muy bien.

Le gusta Cortazar a usté, verda?

Firulo dijo...

Ja, me descubriste (Es mi predilecto).
Y el germen inicial después me di cuenta que salió de algo inconsciente que me había quedado de algo que escribió él.
También me pasó otra vez con un cuento de él que trata de una familia que intenta cubrir la enfermedad de una hermana para no alterar la salud de la madre. Algo parecido me pasó en la vida real, y cuando me dispuse a escribirlo me di cuenta que ya lo había hecho don Julio.
No lo escribí nunca, hice mal?

mEy! dijo...

Si...también es mi preferido.

Escribilo nomás.

Una chica asi dijo...

como me gusta ese cuentitoo cheee

Leandro Katz dijo...

No dejen afuera a Oscar de Wilde de las referencias.

Firulo dijo...

A Oscar verdaderamente no lo recordé al escribirlo. Creo que el retrato de dorian gray lo leí después.
Che Leo, gracias por la punta de lo de los blogs, vos te inscribiste? Yo todavía no.

Bia Consulting dijo...

No entiendo. Cómo se murió javier si está contando la historia? Desde donde la escribió? cuando estaba en el piso desangrandose? o es que hay vida desdepues de la muerte?

Hay vida después de la muerte? iiiiiiiiiiiuuuuujuuuuuuuuuuu

Hay que hacer una fiesta entonces.