lunes, 17 de agosto de 2009

PORQUE SI

.
-¿Por qué se llama así el post?
-No se llama así, porque sí!
-¿Por qué entonces?
-Por qué no!
-Claro, por qué no?
-Porque si!
-Tenés razón, porque si.
-Porque si.
-Porque si.
.

viernes, 14 de agosto de 2009

NO TAN DISTINTOS

Viajaba en coche desde Miami a Nueva York. Para mayor comodidad iba en musculosa y con la ventana abierta. Ya está demasiado acostumbrado a sufrir el calor. Es una parte suya desde que decidió que Dios existe y quiere expresamente que él y todos los que son como él se dejen la barba bien larga y cubran el 90 por ciento de su cuerpo para no tentar a las mujeres. Por eso su cabeza siempre termina en sombrerito.

Él se traga el calor en silencio. Uno puede cruzarse en la calle con su sobretodo a 40º y empezar a transpirar sólo de verlo, de imaginarse viviendo debajo de su barba. Pero él sonríe y minimiza los comentarios. No es para tanto. Pequeños sacrificios de un judío ortodoxo.

Sin embargo, ahora está solo en la ruta, y en musculosa.

Pero le dan ganas de hacer pis y tiene que frenar al costado de un local de venta de sándwiches al paso. Antes de salir, entiende que Dios se enojaría si baja del coche en musculosa para que todas las chicas bien se tienten con su cuello y sus brazos desnudos. El pis fuerza por salir y él no tiene tiempo de vestirse como Dios manda. Entonces agarra el sobretodo y se esconde ahí dentro.

Sale del auto como si estuviera en la Antártida. El cuello encogido como tortuga y el sobretodo largo apretado bien fuerte para que no se le escape nada de piel. Él abrazándose a sí mismo entra al local y pide pasar al baño con su barba larga a la vista de todos. Le dicen al fondo a la derecha, por supuesto.

Cuando camina hacia allá ve a la gente sentada en el mostrador agarrar sus sándwiches apurados y salir del local. Tres o cuatro, al mismo tiempo. Se sorprende sin entender. Mira a su derecha y observa cómo una mujer sentada en una mesita levanta la vista y lo ve. Abre los ojos bien grandes, aterrorizada, y huye del local a toda prisa. Él empieza a sospechar que tiene algo que ver con la fuga absoluta de la población del local de sándwiches. No entiende por qué.

Retrocede sobre sus pasos y sale del local. La gente que huyó de ahí dentro sigue corriendo por la calle, a una cuadra de distancia. Él se mira a sí mismo, con la barba larga y el sobretodo largo apretado a su cuerpo, como si estuviera escondiendo algo ahí dentro.

Recién ahí entiende que está en Estados Unidos y se ríe.

Entra al local nuevamente y le pide disculpas al dueño por haber espantado a su clientela. Sonríe de camino al baño. Los judíos ortodoxos y los árabes terroristas no son tan distintos como él pensaba.

Mañana decidirá descartar ese pensamiento.

viernes, 7 de agosto de 2009

DOS HOMBRES DE TRAJE

.
El primer hombre preguntó:
-¿Si al mundo lo movieran las ideas, en vez del dinero, qué sería de nosotros?
-No tengo idea.
-No se quede ahí sentado entonces, caramba! Vaya ya mismo a comprar una!
.
El segundo hombre salió apurado de la oficina.
Los gritos lanzados del escritorio golpeaban en su espalda:
-Hay que averiguarlo lo antes posible! Anticiparse anticiparse anticiparse! Nunca se puede ser demasiado precavidos. No existe tal cosa.
.
Los dos hombres vestían de traje.
Pero el primero figuraba más arriba en el organigrama.
.

miércoles, 5 de agosto de 2009

CUANDO YA NO IMPORTA

Era su profesor de guitarra. Iba a su casa y le daba clases particulares. Después, mataban el rato haciendo duetos. Él con la guitarrita, ella cantando. Muy hippie todo.
Ella no se daba cuenta.
.
Un día llegó la última clase. Él le dijo de seguir viéndose. Ella todavía no se daba cuenta. Le dijo que sí, pero le pregunto para qué. Antes de irse, en la puerta, él intento darle un beso y no pudo. Ella empezó a sospechar. Se quedaron charlando en el sillón. Él quiso darle besos tres veces más en un lapso de media hora.
Eso certificó su sospecha. Lo despidió dandole un piquito de despedida.
.
El sábado a las siete de la mañana a ella le sonó el teléfono. Se corrió los antifaces de dormir, agarró el celular de la mesa de luz y vio la pantallita.
Arriba del número decía: Guille ProfeGuitarra.
No lo atendió.
.
El viernes siguiente también la llamó. A las cuatro de la mañana. Y el sábado de la otra semana, a las cinco. Ella se reía, mordía su labio inferior y seguía durmiendo.
.
A la cuarta vez lo atendió. Eran las seis y cuarto de la mañana.
-Disculpa no me di cuenta que era tan tarde -dijo él.
-No es muy tarde, es muy temprano -dijo ella.
De fondo sonaba una música. Ella cortó.
.
Misma historia, nueva semana:
-Pero no entiendo. Vos me estás boludeando o algo así?
-No, disculpame en serio. Es que se me cruza tu imagen por la cabeza y me dan ganas de llamarte nomás. Perdoná.
-...
-No querés que nos veamos? Veamonos!
-A ver, explicame. Qué buscás conseguir llamándome a esta hora? Es para salir a desayunar? Querés ir a garchar directo?
-No, no se. Colgué yo, tenés razón. Disculpame.
.
Ella sabe que la semana que viene él la va a llamar de vuelta. Bien tempranito, cuando ya no importa. Total, mañana será otro día.
Ella me mira con miedo cuando me cuenta todo esto.
-Tengo miedo de que me gane por cansancio -dice.