martes, 22 de diciembre de 2009

LATENTE

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Está nublado y pegajoso. Quiere llover y no llueve. El aire pesado, espeso, húmedo, podría aislarse y guardarse en un frasco con una etiqueta que diga malhumor, frustración o desesperación con correa. Es el peor clima posible para una persona inquieta.
¿Y entonces?
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No se sabe a quién culpar. Esta tristeza no tiene nombre. ¡Ni siquiera es domingo! Habría que salir a correr hasta derretirse, tirarse de bomba a una pileta, golpear tambores hasta que llueva, recibir la lluvia con la nuca en reversa y la boca abierta. Comprarse botas de goma amarilla y saltar en los abismos de las veredas. Esas cosas que no se hacen para no ser cliché, porque el absurdo es algo que se piensa y rara vez se ejecuta.
Mientras tanto, esto mismo: mientras tanto.
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Cierto: las vísperas de fiestas son tan angustiantes como cualquier víspera. Cierto: la sala de espera es de las habitaciones más odiosas que conozco. Cierto: fin de diciembre es la época en que la gente feliz es más feliz y la gente triste es más triste porque ve la felicidad de la gente feliz y siente envidia, más tristeza, bronca y culpa.
Pero yo soy feliz.
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Entonces culpemos al clima. Porque si quiere llover y no llueve, es el clima el que no se decide. Y nos contagia. Las piernas se ponen nerviosas, expectantes, sin saber por qué. Algo está por pasar. Y no pasa. Pero está por pasar. Está por. Está.
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Es una noche para vivirla en la calle.
Será cuestión de buscar con quién.

2 comentarios:

Malena dijo...

nunca mejor descriptos estos dias...
Odio este tiempo, pero realmente tambien odio navidad -.-,,,jajaja

saludos firulo

Firulo dijo...

Feliz Navidad Male!
Si no puedes contra ellos, úneteles.