domingo, 11 de enero de 2009

MI PRIMER INDIO

Son pocos mis referentes musicales con vida. A Dylan fui a verlo el año pasado sólo para aplaudirlo. El recital fue un regalo extra, casi de yapa. Ahora le tocaba al Indio Solari; y en marzo, Radiohead. El combo completo.

Eran las cinco de la tarde y estábamos sentados en la vereda cerca del estadio único de La Plata. Alrededor nuestro, el Barrio Ricotero. Remeras de Los Redondos en todas sus variantes, cervezas en mano, vinos de cartón, puestos de chori, algún que otro tipo que se baja los pantalones como si estuviera en el living de su casa…
Por precaución, cuidamos de no dejar la mirada fija. Alguien lo puede tomar a mal y, en este Barrio, eso no conviene.

Para distraernos, vamos a comprar cerveza. Nos internamos por una calle lateral y vemos que todas las casas ofrecen las suyas en ofertas escritas sobre pizarrones negros. Entramos en una por el jardín donde un viejo asaba unas carnes sobre una parrilla puesta en el piso. Cuando llegamos al patio de atrás, una gran cantidad de gente bebiendo sobre autos abandonados deja de hablar por unos segundos. Nos miramos. Ellos, y nosotros.
En silencio, todos acordamos que no teníamos que estar ahí.

Una vez adentro, somos testigos de la inmensa poética de Solari.
Cada bandera tiene su frase propia, todas geniales:
Como no sentirme así.
Disfruta de los placeres que te quedan sin dañar.. dale dale!
El que abandona no tiene premio.
Siempre tengo a mi lado a mi Dios, en este día y cada día.
Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir.
Este esqueleto me trajo hasta aquí.
Vivir solo cuesta vida.
Toda civilización exige una fidelidad.
Buena suerte y más que suerte.
Ladrón de mi cerebro.
Disfruto de mi enfermedad, donde sea como sea.
Por favor que el adiós no se alargue.

Se respira un aire distinto. Mítico. Hasta el vendedor de patys llama la atención:
-¿Qué le ponés?
-Mostaza.
-¿Y cómo te llamás?
-…
-Dale, así te lo dedico.
-Fernando.
El tipo me firma el paty. Un crack. Alguien de arriba le grita ¡dibuje, maestro!
-El mío con Ketchup por favor, así queda más lindo.

Por fin se despejan las nubes y vemos el amanecer. ¿O es el atardecer? La sensación es de amanecer, quizás por haber pasado toda una tarde nublada. Quizás por lo que está por venir. Es verdad que Cristina tiene súper poderes: es capaz de decretar que el atardecer sea a las diez de la noche. Y pensar que salí de mi casa a las dos de la tarde… nunca tarde tanto en ir a un recital. Fueron más de siete años.

El Indio está por salir. Siento como si fuera una nena de quince años lista para gritarle en la cara su amor a Ricky Martin. Es mi primer recital como fanático. La gente sigue entrando como hormigas. Todos tan distintos. Atrás mío, un muchacho tomando merca. Un poco más allá, un hombre agitando el brazo con su nene a cuestas que lo copia. El tipo, emocionado, no puede creer que puede compartir esto con su hijo. Quiere enseñarle, que se de cuenta.

Sale el Indio. Lo siento histórico. Una cancha entera alentando al mismo equipo. Y las canciones son mucho mejores que las de la selección.

El resto es de nosotros. De los que estuvimos.

Me sorprende que, días después, la frase que resuena en mi recuerdo sea de uno de sus discos solistas: “Pensando en vos siempre… siempre extrañándote…”.
Todavía me genera escalofríos, ganas de llorar.
Me hace acordar a mamá.

Acá está la canción:
http://www.youtube.com/watch?v=95mS34hmX9c

2 comentarios:

Lyon dijo...

Loco, qué ganas de abrazarte (lo tenía que decir, no nos hagamos los machos).
Qué bien la pasamos, ¿no? Y los videos son geniales.
A mí me resuena, si me permitís el atravimiento (y sino borrá el comentario): "Yo soy mis sueños y vos, vos sos tus sueños sin fin. ¿No ves que la eternidad mañana acaba y te vas?".
Abrazo, ese que tengo ganas de darte.

Firulo dijo...

Quiero ver los videos ya. Seguro que filmaste como tres horas. Hagamos alguna, los vemos y nos abrazamos a lo macho.

Muy bueno tu resueno también. Es que hay tanto resueno ahí, qué difícil elegir uno sólo.