.
Este año me tiró mil
y yo no dejé pasar ni una.
.
Me dio de todo, con toda,
y yo le di todo lo que tenía.
.
No me quedó nada para darle.
.
Le di un mordisco padre,
lo transité con la boca llena,
no paré ni para respirar,
me lo fumé hasta la última pitada,
no dejé colilla ni pepitas,
él sabe.
.
Debe estar orgulloso de mí.
Yo también.
.
Me pasó tanto,
que ahora tengo miedo,
de que en el 2012,
no me pase nada.
.
Y un poco de ganas también.
Ganas de un poco de nada.
Eso también me da miedo.
Ya veremos.
.
Ahora de pie, por el 2011:
Tengo la sensación
de que fuiste el año de mi vida.
Al menos hasta ahora.
Hoy tengo 30 años,
y me los merezco.
Salud! Y hasta siempre.
viernes, 30 de diciembre de 2011
domingo, 11 de diciembre de 2011
FUMANDO EN EL TRABAJO
Hace años que no trabajo en relación de dependencia. El primer día en la productora, cuando fui a pedir las llaves para que me bajaran a abrir, los vi en el patio interno. Fumando en ronda. Eso me cayó bien. Terminé sumándome a la ronda antes de irme. Fumar porro con el "jefe" el primer día de tabajo es buena señal. O mala. Según quién seas.
La segunda vez que fumamos ya no podíamos hacerlo en ese patiecito porque una vieja los cachó y pidió por favor que no, que el humo se filtraba por debajo de su puerta y le daba ideas raras a su nieto. Entonces fuimos hasta 9 de julio y caminamos tres veces una misma cuadra con pastito y algún que otro vendedor ambulante. Eso fue ayer.
Ayer estaba tenso. Hace tiempo que estoy así: tenso. Apenas me despierto, ya estoy llegando tarde. El día es demasiado chico para mis ambiciones. Eso me hace recorrerlo a cierta velocidad. Y no me gusta la velocidad. Pero ese porro me desenredó. Entendí que me ahogaba en un vaso de agua y que ya estaba grande para eso.
Sucedió un ejercicio agradable: podía pensar en cualquier persona que conociera y enseguida me daba cuenta de todo lo que la quería. Al aprecer estaba rodeado de gente fabulosa. Decidí que si a uno lo juzgaran por sus gustos y alguien tuviera que definirme a través de mis gustos personales (es decir, de personas), estaría muy contento con el resultado. Me encantaría que vean mis amigos para saber quién soy. Pero mis amigos son muchos y seguramente prefieran acortar camino y conocerme directamente. Los días están cada vez más cortos y conviene ahorrar tiempo. Además pueden: yo no soy famoso y resulto bastante accesible. Una lástima.
Hoy, ya desenredado, fumamos dentro de la productora, porque no estaban los vecinos. Tercer porro en dos semanas. Hablamos de fútbol, extrañamente, y yo reconocí que estar en la B era menos sufrimiento que estar agonizando en la A. Tanto partidos sin buen fútbol, me convertieron en derrotista. En aquel entonces creía que hacer un gol era un verdadero milagro. Como si fuera hincha de Platense. Y si el milagro sucedía, pero nos empataban, enseguida estaba seguro de que ya no quedaban esperanzas. Un acontecimiento tan excepcional no podía repetirse dos veces en un mismo día. Y sí, ahora estamos en la B. Pero las cargadas no me inmutan. Siento como si después de años de sufrir a una tía en el hospital (ya se va a morir, ya se va a morir, ya se va a morir), por fin la tía murió. Y es triste, pero así es la vida. Mejor aceptarlo y encontrar la manera de volver a ser felices. Aunque sea en la B.
¡Las cosas que logra la marihuana!
Todo eso pasó en el patiecito. Después me fui al subte y Fede se vino conmigo. El primer día le había visto cara conocida. Al segundo día de vernos me dijo de dónde: iba un año menos a la primaria. Es lógico que él se acuerde de mí más de lo que yo de él: uno, en la escuela, mira para arriba. Igual al fumar en la 9 de julio me volvió la imagen nítida, pulcra, de él a los 11 años con el uniforme de gimnasia. Como si fuera ayer. Éramos los dos de yellow. Había cuatro colores en el colegio, como en Supermatch. Cada una tenía su estrato social: Red era la clase alta, Green la media alta, Yellow la media baja, y Blue los pobres tipos. Una vez al año se hacían las olimpiadas y los Red se llevaban la mayor cantidad de medallas. Me pregunto si hoy, veinte años después, seguirán siendo los ricos. Espero que no.
Cuando caminábamos hacia el subte me contó que esa noche iba a la fiesta de despedida del programa de radio de su amigo, después de diez años en fm la tribu.
-¿Lo hacía por laburo o por hobby?
-Por hacer.
-¿Pero es lo que hace para ganarse la vida?
-No. Lo hace y punto.
-Entonces es un hobby.
-Yo no lo diría tan a la ligera. Implica algo cultural, es algo más intenso que un hobby. Se juega algo ahí. Yo toco en una banda y para mí eso no es un hobby.
-¿No depende un poco del dinero? Si te sostiene, es tu trabajo. Si te da algo extra, una changa. Sino un hobby.
-Hobby no me cierra. No tiene fuerza.
Quedamos en inventar otra palabra para el viernes que viene. No estaba cómodo con decir en voz alta que hacer música era su hobby. Era algo que lo atravesaba. Lo definía. Podía ser hasta más relevante que su trabajo. Nos despedimos, en estación San Martín, justo después de escucharle decir que la crema de la publicidad piensa en la filosofía del asunto: qué es lo que realmente desea la gente, y después te venden el deseo. En forma de zapatillas, autos y otras yerbas. Le dije que mire Mad Men.
Seguí el camino a casa en bondi pensando que Seinfeld no era una serie que trataba sobre nada, como ellos decían, sino que trataba de gente que se negaba a enamorarse por encontrar defectos en las potenciales parejas. Eso, y que la tarjeta sube matará al chancho. Lo supe cuando vinieron a pedir boleto y le dije:
-Uso tarjeta - sin necesidad de mostrársela.
Levanté la vista y vi a una señora con anteojos.
Entonces sucedió todo lo dicho en el post de abajo.
La segunda vez que fumamos ya no podíamos hacerlo en ese patiecito porque una vieja los cachó y pidió por favor que no, que el humo se filtraba por debajo de su puerta y le daba ideas raras a su nieto. Entonces fuimos hasta 9 de julio y caminamos tres veces una misma cuadra con pastito y algún que otro vendedor ambulante. Eso fue ayer.
Ayer estaba tenso. Hace tiempo que estoy así: tenso. Apenas me despierto, ya estoy llegando tarde. El día es demasiado chico para mis ambiciones. Eso me hace recorrerlo a cierta velocidad. Y no me gusta la velocidad. Pero ese porro me desenredó. Entendí que me ahogaba en un vaso de agua y que ya estaba grande para eso.
Sucedió un ejercicio agradable: podía pensar en cualquier persona que conociera y enseguida me daba cuenta de todo lo que la quería. Al aprecer estaba rodeado de gente fabulosa. Decidí que si a uno lo juzgaran por sus gustos y alguien tuviera que definirme a través de mis gustos personales (es decir, de personas), estaría muy contento con el resultado. Me encantaría que vean mis amigos para saber quién soy. Pero mis amigos son muchos y seguramente prefieran acortar camino y conocerme directamente. Los días están cada vez más cortos y conviene ahorrar tiempo. Además pueden: yo no soy famoso y resulto bastante accesible. Una lástima.
Hoy, ya desenredado, fumamos dentro de la productora, porque no estaban los vecinos. Tercer porro en dos semanas. Hablamos de fútbol, extrañamente, y yo reconocí que estar en la B era menos sufrimiento que estar agonizando en la A. Tanto partidos sin buen fútbol, me convertieron en derrotista. En aquel entonces creía que hacer un gol era un verdadero milagro. Como si fuera hincha de Platense. Y si el milagro sucedía, pero nos empataban, enseguida estaba seguro de que ya no quedaban esperanzas. Un acontecimiento tan excepcional no podía repetirse dos veces en un mismo día. Y sí, ahora estamos en la B. Pero las cargadas no me inmutan. Siento como si después de años de sufrir a una tía en el hospital (ya se va a morir, ya se va a morir, ya se va a morir), por fin la tía murió. Y es triste, pero así es la vida. Mejor aceptarlo y encontrar la manera de volver a ser felices. Aunque sea en la B.
¡Las cosas que logra la marihuana!
Todo eso pasó en el patiecito. Después me fui al subte y Fede se vino conmigo. El primer día le había visto cara conocida. Al segundo día de vernos me dijo de dónde: iba un año menos a la primaria. Es lógico que él se acuerde de mí más de lo que yo de él: uno, en la escuela, mira para arriba. Igual al fumar en la 9 de julio me volvió la imagen nítida, pulcra, de él a los 11 años con el uniforme de gimnasia. Como si fuera ayer. Éramos los dos de yellow. Había cuatro colores en el colegio, como en Supermatch. Cada una tenía su estrato social: Red era la clase alta, Green la media alta, Yellow la media baja, y Blue los pobres tipos. Una vez al año se hacían las olimpiadas y los Red se llevaban la mayor cantidad de medallas. Me pregunto si hoy, veinte años después, seguirán siendo los ricos. Espero que no.
Cuando caminábamos hacia el subte me contó que esa noche iba a la fiesta de despedida del programa de radio de su amigo, después de diez años en fm la tribu.
-¿Lo hacía por laburo o por hobby?
-Por hacer.
-¿Pero es lo que hace para ganarse la vida?
-No. Lo hace y punto.
-Entonces es un hobby.
-Yo no lo diría tan a la ligera. Implica algo cultural, es algo más intenso que un hobby. Se juega algo ahí. Yo toco en una banda y para mí eso no es un hobby.
-¿No depende un poco del dinero? Si te sostiene, es tu trabajo. Si te da algo extra, una changa. Sino un hobby.
-Hobby no me cierra. No tiene fuerza.
Quedamos en inventar otra palabra para el viernes que viene. No estaba cómodo con decir en voz alta que hacer música era su hobby. Era algo que lo atravesaba. Lo definía. Podía ser hasta más relevante que su trabajo. Nos despedimos, en estación San Martín, justo después de escucharle decir que la crema de la publicidad piensa en la filosofía del asunto: qué es lo que realmente desea la gente, y después te venden el deseo. En forma de zapatillas, autos y otras yerbas. Le dije que mire Mad Men.
Seguí el camino a casa en bondi pensando que Seinfeld no era una serie que trataba sobre nada, como ellos decían, sino que trataba de gente que se negaba a enamorarse por encontrar defectos en las potenciales parejas. Eso, y que la tarjeta sube matará al chancho. Lo supe cuando vinieron a pedir boleto y le dije:
-Uso tarjeta - sin necesidad de mostrársela.
Levanté la vista y vi a una señora con anteojos.
Entonces sucedió todo lo dicho en el post de abajo.
lunes, 5 de diciembre de 2011
NUESTRA PRIMERA VEZ
Levanté la vista y vi a una señora con anteojos. Me paré para darle el asiento. Estaba adelante y cualquier señora con anteojos y más de tres arrugas merece ese lugar más que yo. También por ansioso. Quería estar parado, ya que solo faltaban siete paradas para la mía.
-Es por vieja o tengo cara de cansada? - me pregunto al aceptar el gesto.
-Tengo ganas de esta parado. No tiene nada que ver con vos -le dije.
Se sentó y le preguntó a la señora que estaba a su lado:
-Usted cree que es por vieja o por cansada?
Se pusieron a hablar como dos viejas del vecindario. No llegaba a escuchar, pero me dio alegría vivir en una ciudad donde uno puede sentarse y hablar con el de al lado de cualquier cosa sin mayores introducciones. Podemos dialogar entre desconocidos sin que resulte un acontecimiento histórico.
Entonces lo vimos. Por primera vez. El paso a nivel de Monroe, recién inaugurado, hambriento, listo para deglutirnos. Creo que solté un gritito.
-Qué emoción, es mi primera vez -le dije a una médica parada a mi lado, a punto de tocar timbre.
-La mía también -confesó-, me muero de ganas.
-Hace como cinco años que lo están haciendo.
-Al fin este hijo de puta hace algo -dijo una cuarentona con pelo fuxia sentada cerca nuestro.
-No, es desde hace un año nomás. Empezaron en diciembre pasado -dijo otra señora. Macrista, suponemos.
Empezamos el descenso. Me sentí como un niño ante la bajada de la montaña rusa.
-Debe ser la primera vez de todos nosotros -dije, pensando que era cierto.
Repasé las caras y nos vi a todos contentos. De ahora en más, nuestra vida será más sencilla.
Pasamos por el túnel con los ojos bien abiertos, observando las menecitas y al muchacho que nos miraba desde arriba, como un muñeco del tren fantasma. Lo disfrutamos enormemente. Algunos reíamos.
Al pasar se bajó la médica.
A las tres paradas me bajé yo.
No necesito recordar a nadie de ese viaje, pero me gusta pensar que todavía están allá afuera, que son parte de mi ciudad.
-Es por vieja o tengo cara de cansada? - me pregunto al aceptar el gesto.
-Tengo ganas de esta parado. No tiene nada que ver con vos -le dije.
Se sentó y le preguntó a la señora que estaba a su lado:
-Usted cree que es por vieja o por cansada?
Se pusieron a hablar como dos viejas del vecindario. No llegaba a escuchar, pero me dio alegría vivir en una ciudad donde uno puede sentarse y hablar con el de al lado de cualquier cosa sin mayores introducciones. Podemos dialogar entre desconocidos sin que resulte un acontecimiento histórico.
Entonces lo vimos. Por primera vez. El paso a nivel de Monroe, recién inaugurado, hambriento, listo para deglutirnos. Creo que solté un gritito.
-Qué emoción, es mi primera vez -le dije a una médica parada a mi lado, a punto de tocar timbre.
-La mía también -confesó-, me muero de ganas.
-Hace como cinco años que lo están haciendo.
-Al fin este hijo de puta hace algo -dijo una cuarentona con pelo fuxia sentada cerca nuestro.
-No, es desde hace un año nomás. Empezaron en diciembre pasado -dijo otra señora. Macrista, suponemos.
Empezamos el descenso. Me sentí como un niño ante la bajada de la montaña rusa.
-Debe ser la primera vez de todos nosotros -dije, pensando que era cierto.
Repasé las caras y nos vi a todos contentos. De ahora en más, nuestra vida será más sencilla.
Pasamos por el túnel con los ojos bien abiertos, observando las menecitas y al muchacho que nos miraba desde arriba, como un muñeco del tren fantasma. Lo disfrutamos enormemente. Algunos reíamos.
Al pasar se bajó la médica.
A las tres paradas me bajé yo.
No necesito recordar a nadie de ese viaje, pero me gusta pensar que todavía están allá afuera, que son parte de mi ciudad.
jueves, 24 de noviembre de 2011
OCIO
Descubrí a Casas gracias a un regalo.
Resultó ser uno de los escritores más fáciles de leer.
Casi como si un amigo te estaría contando todo de corrido.
Naturalidad de barrio, buen humor y un mundo pintado al detalle.
Un mundo que se parece al mío, sin serlo.
Como si me reescribieran el pasado.
Ahora quiero leerlo más,
para que me reescriba el presente.
.
Frases útiles:
1.
"Tengo la sensación de que millones de hormigas se pasean en las profundidades de mi cuerpo, con antorchas y carteles, en manifestación".
2.
"No hay ninguna pena que el sueño no pueda doblegar. Puede tardar días en venir, pero al final llega. Yo estaba dispuesto a esperar lo necesario".
3.
"Se me ocurre que fue en esta oscuridad donde mis viejos se convirtieron en hermanos".
4.
"Lamadrid recitó un poema que supuse era de su autoría:
-Primero le ganaron a Rver, y no me importó; después golearon a Ferro, y me morí de risa; ahora nos están inclinando la cancha a nosotros, pero ya es tarde".
5.
"Roli le pidió que le rtajera un cortado sin leche. Tito pensó un minuto y le dijo: Andate al carajo".
6.
"No hay nada más horrible que viajar en ascensor con un desconocido".
7.
"Mi viejo, en realidad, no era de fijarse mucho. Por ejemplo: cuando yo ya estaba en el segundo año de la universidad, él a veces me decía: ¿hoy no vas a la escuela?".
8.
"Me pidió que le sostuviera la goma para buscarse la vena. La sostuve. Se inyectó muy despacio. El silencio que se genera en esos momentos es similar al de la comunión cristiana".
9.
"Un calor criminal y las nubes que habían estado acumulándose desde las siete de la tarde eran gordas y negras y algunas estaban embarazadas. Desde chico me resultó fácil distinguir una nube macho de una nube hembra".
10.
"El matrimonio duró menos que un Haiku".
Resultó ser uno de los escritores más fáciles de leer.
Casi como si un amigo te estaría contando todo de corrido.
Naturalidad de barrio, buen humor y un mundo pintado al detalle.
Un mundo que se parece al mío, sin serlo.
Como si me reescribieran el pasado.
Ahora quiero leerlo más,
para que me reescriba el presente.
.
Frases útiles:
1.
"Tengo la sensación de que millones de hormigas se pasean en las profundidades de mi cuerpo, con antorchas y carteles, en manifestación".
2.
"No hay ninguna pena que el sueño no pueda doblegar. Puede tardar días en venir, pero al final llega. Yo estaba dispuesto a esperar lo necesario".
3.
"Se me ocurre que fue en esta oscuridad donde mis viejos se convirtieron en hermanos".
4.
"Lamadrid recitó un poema que supuse era de su autoría:
-Primero le ganaron a Rver, y no me importó; después golearon a Ferro, y me morí de risa; ahora nos están inclinando la cancha a nosotros, pero ya es tarde".
5.
"Roli le pidió que le rtajera un cortado sin leche. Tito pensó un minuto y le dijo: Andate al carajo".
6.
"No hay nada más horrible que viajar en ascensor con un desconocido".
7.
"Mi viejo, en realidad, no era de fijarse mucho. Por ejemplo: cuando yo ya estaba en el segundo año de la universidad, él a veces me decía: ¿hoy no vas a la escuela?".
8.
"Me pidió que le sostuviera la goma para buscarse la vena. La sostuve. Se inyectó muy despacio. El silencio que se genera en esos momentos es similar al de la comunión cristiana".
9.
"Un calor criminal y las nubes que habían estado acumulándose desde las siete de la tarde eran gordas y negras y algunas estaban embarazadas. Desde chico me resultó fácil distinguir una nube macho de una nube hembra".
10.
"El matrimonio duró menos que un Haiku".
sábado, 12 de noviembre de 2011
NEURÓTICO EN EL AIRE
Yo crecí en un tiempo donde las azafatas debían ser jóvenes y hermosas. Tal vez ese tiempo fueron las dos horas que duró Atrápame si puedes, con Leonardo Di Caprio, pero la imagen se sostuvo. Porque tenía sentido. Es una de las pocas situaciones de discriminación laboral que apoyo. Con el sobreprecio que se pagan en los pasajes de avión es sensato y recomendable que nos ofrezcan como retribución cosas que no sentimos en la vida cotidiana. Detalles que nos hagan sentir especiales. Como una mujer hermosa, sonriente, en uniforme, atenta a mis deseos. Sirviéndome personalmente. Agradeciéndome por estar junto a ella en este viaje. O, en su defecto, el entretenimiento a bordo de Fernandos Peñas por el intercomunicador. No sé: algo. Estas azafatas son viejas, todas ellas. Menos el azafato, que es viejo y amargado. Me alegra que tengan trabajo y puedan postergar su jubilación un par de años más, no me malentiendan, pero no estaría mal que imaginen su casa sola, vacía, lenta, sin ruidos ni familia cerca, todos tan ocupados. Y que se ubiquen ahí dentro, en el sillón, mirando programas de chimentos. Tristes. Solos. Aburridos. Y que utilicen todas esas imágenes cercanas, próximas, para traerme el snack con mejor onda. Que aprendan a disfrutar el tiempo en el aire que les queda. No me traigan la bebida como si detestaran el oficio, estamos?
Perdón; exageré. Pero de alguna forma hay que descargar las tensiones. No es fácil estar en un tubo de metal sobre el aire suponiendo que es algo natural. Mucha gente no se lo cuestiona: bien por ellos. Yo sí, porque todavía no lo entiendo. Tampoco entiendo cómo un chip puede almacenar años de datos que fui trasladando de mi mente a la computadora o cómo es que la cámara de fotos es capaz de congelar mi imagen y preservarla para la posteridad, pero eso no me preocupa. Mi alma no corre riesgo por sacarme una foto, como pensaban los indios. Al menos eso creo, porque si ellos tenían razón ya no deberían quedar grandes almas en el mundo. Somos una generación fotogénica. ¿Será por eso que cada vez hay menos filósofos, músicos y científicos geniales? Las fotos nos van desgajando el alma. No. Esas supersticiones son muy básicas. Lo que sucede es que no se crean nuevas almas, pero sí nuevas personas. Entonces esas almas originales se dividen en más partes, generando seres cada vez menos importantes. Algunos lo saben y prefieren que seamos menos, pero mejores. Como Hitler. Así le fue. Hoy los delirios de grandeza son cada vez más delirios, porque la grandeza es algo más lejano. Hitler, hoy, tendría menos seguidores. Esperemos.
El problema es que no descansé bien. Dormir en el avión tiene la particularidad de que en las pequeñas turbulencias tu mente dormida reconoce que no estás en un micro -con el riesgo mortal de que el chofer se quede dormido y caigamos a un precipicio-, sino que estás en un avión y el riesgo mortal es que un pájaro se cuele en la turbina, un gremlin mastique el ala o la vieja y conocida caída libre sin razón aparente, que lo explique la caja negra porque no hay sobrevivientes. Son pesadillas muy distintas y hay que saber apreciar las diferencias.
Así es que desperté algo irritable. Me la agarré con el azafato cara-de-culo (expresión argentina favorita de mi próximo amigo colombiano a conocer, Oscar Jaramillo) porque ya bastante me cuesta despertar contento un día normal: imaginen si además pienso que puede ser el último. No entiendo a la gente que se levanta feliz: deben tener sueños mediocres. Aunque con esa línea de pensamiento debería despertar contento después de una pesadilla, porque es preferible la realidad. Y este no fue el caso.
Por fortuna Dios nos creó con un cerebro de avanzada, algo que los chimpancés todavía no pudieron comprar, y decidí utilizarlo para racionalizar mis sentimientos hasta minimizar mi malhumor. Primero recordé que no tengo más chances de morir por viajar en avión. También puedo morir al cruzar la calle, subirme a un coche o calcular mal al hacer un clavado desde un trampolín. ¿Acaso no vi cinco temporadas de Six Feet Under? La muerte puede llegar en cualquier momento y de cualquier forma. Así que tranquilo. El miedo a morir que siento todos los días es suficiente. No es necesario exagerar. Relájate. Guardá tu miedo para los autos. Las estadísticas así lo indican. Y sacale el jugo a la experiencia. Que los momentos cercanos a la muerte nos hacen crecer.
Ahora sí, con la paz mental adquirida por medio del ejercicio de la lógica puedo mirar por la ventana e imaginarme organizando un trecking por encima de las nubes. Pensar que al pisarlas se sentirían como algodón de azúcar, blanditas, pegajosas y algo profundas. Una linda excursión de dos semanas para llegar a Dios. Podría venderle la idea a Terry Gilliam, pero no. A Terry, si llego a cruzarlo, se la regalo.
Es extraña la sensación de estar por encima de las nubes. Pareciera que en cualquier momento podría encontrar a Dios mirando hacia abajo, despistado. ¿Estaría sonriendo, divertido, observando su creación? ¿O llorando, haciendo llover, por lo mal que le salieron las cosas? Debe de estar sonriendo. A Dios nada puede salirle mal. Pero entonces la sonrisa es algo perversa. Estuve un rato largo mirando por la ventana, esperando encontrarlo sobre una nube, desprevenido, tirando granizo hacia abajo con la sonrisa sádica que nunca le vimos. Pero no. Sólo me pareció verlo cuando los rayos del sol atravesaron las nubes, bañándolas de luz en su descenso.
Ya estamos por llegar. La gente saca sus celulares para avisar. A la derecha blackberry, a la izquierda iphone. Así en todas las filas. ¿Cuánto más podré resistir sin internet en el bolsillo? Ya no podré escapar de las distracciones constantes. Tengo que ser mas riguroso con mis deseos. No son muy obedientes. Pensé en comentárselo a mi compañero del iphone, pero pensar en traducir todo eso al inglés me dio cansancio. Quería decirle ALGO. Es conveniente hacer un amigo antes del descenso, para que te ayude en migraciones. El problema es que ya no vemos todos la misma peli. Es algo menos que tenemos en común.
-¿Te gusto la peli de Will Ferrel?
-Yo vi un documental de ranas.
-Ah.
Así es más difícil hacer amigos.
Adiós azafato. Gracias por sonreírme, al menos en la despedida. Ahora a buscar taxi y encaminarme hacia el barrio de ortodoxos, donde un buen judío me alojará por dos semanas. Espero que no se enoje porque tengo barba de dos días. Me di cuenta tarde que convenía dejarla crecer para que no me resientan. De última le digo que recién estoy empezando. Hace dos días decidí creer en Dios. Todo puede ser. Sólo hay que decirlo convencido. Me gustaría estar convencido. De eso, o de algo. Tantas dudas, no son buenas para la salud. Quién sabe. Tal vez me convenzan ellos. Veremos.
Perdón; exageré. Pero de alguna forma hay que descargar las tensiones. No es fácil estar en un tubo de metal sobre el aire suponiendo que es algo natural. Mucha gente no se lo cuestiona: bien por ellos. Yo sí, porque todavía no lo entiendo. Tampoco entiendo cómo un chip puede almacenar años de datos que fui trasladando de mi mente a la computadora o cómo es que la cámara de fotos es capaz de congelar mi imagen y preservarla para la posteridad, pero eso no me preocupa. Mi alma no corre riesgo por sacarme una foto, como pensaban los indios. Al menos eso creo, porque si ellos tenían razón ya no deberían quedar grandes almas en el mundo. Somos una generación fotogénica. ¿Será por eso que cada vez hay menos filósofos, músicos y científicos geniales? Las fotos nos van desgajando el alma. No. Esas supersticiones son muy básicas. Lo que sucede es que no se crean nuevas almas, pero sí nuevas personas. Entonces esas almas originales se dividen en más partes, generando seres cada vez menos importantes. Algunos lo saben y prefieren que seamos menos, pero mejores. Como Hitler. Así le fue. Hoy los delirios de grandeza son cada vez más delirios, porque la grandeza es algo más lejano. Hitler, hoy, tendría menos seguidores. Esperemos.
El problema es que no descansé bien. Dormir en el avión tiene la particularidad de que en las pequeñas turbulencias tu mente dormida reconoce que no estás en un micro -con el riesgo mortal de que el chofer se quede dormido y caigamos a un precipicio-, sino que estás en un avión y el riesgo mortal es que un pájaro se cuele en la turbina, un gremlin mastique el ala o la vieja y conocida caída libre sin razón aparente, que lo explique la caja negra porque no hay sobrevivientes. Son pesadillas muy distintas y hay que saber apreciar las diferencias.
Así es que desperté algo irritable. Me la agarré con el azafato cara-de-culo (expresión argentina favorita de mi próximo amigo colombiano a conocer, Oscar Jaramillo) porque ya bastante me cuesta despertar contento un día normal: imaginen si además pienso que puede ser el último. No entiendo a la gente que se levanta feliz: deben tener sueños mediocres. Aunque con esa línea de pensamiento debería despertar contento después de una pesadilla, porque es preferible la realidad. Y este no fue el caso.
Por fortuna Dios nos creó con un cerebro de avanzada, algo que los chimpancés todavía no pudieron comprar, y decidí utilizarlo para racionalizar mis sentimientos hasta minimizar mi malhumor. Primero recordé que no tengo más chances de morir por viajar en avión. También puedo morir al cruzar la calle, subirme a un coche o calcular mal al hacer un clavado desde un trampolín. ¿Acaso no vi cinco temporadas de Six Feet Under? La muerte puede llegar en cualquier momento y de cualquier forma. Así que tranquilo. El miedo a morir que siento todos los días es suficiente. No es necesario exagerar. Relájate. Guardá tu miedo para los autos. Las estadísticas así lo indican. Y sacale el jugo a la experiencia. Que los momentos cercanos a la muerte nos hacen crecer.
Ahora sí, con la paz mental adquirida por medio del ejercicio de la lógica puedo mirar por la ventana e imaginarme organizando un trecking por encima de las nubes. Pensar que al pisarlas se sentirían como algodón de azúcar, blanditas, pegajosas y algo profundas. Una linda excursión de dos semanas para llegar a Dios. Podría venderle la idea a Terry Gilliam, pero no. A Terry, si llego a cruzarlo, se la regalo.
Es extraña la sensación de estar por encima de las nubes. Pareciera que en cualquier momento podría encontrar a Dios mirando hacia abajo, despistado. ¿Estaría sonriendo, divertido, observando su creación? ¿O llorando, haciendo llover, por lo mal que le salieron las cosas? Debe de estar sonriendo. A Dios nada puede salirle mal. Pero entonces la sonrisa es algo perversa. Estuve un rato largo mirando por la ventana, esperando encontrarlo sobre una nube, desprevenido, tirando granizo hacia abajo con la sonrisa sádica que nunca le vimos. Pero no. Sólo me pareció verlo cuando los rayos del sol atravesaron las nubes, bañándolas de luz en su descenso.
Ya estamos por llegar. La gente saca sus celulares para avisar. A la derecha blackberry, a la izquierda iphone. Así en todas las filas. ¿Cuánto más podré resistir sin internet en el bolsillo? Ya no podré escapar de las distracciones constantes. Tengo que ser mas riguroso con mis deseos. No son muy obedientes. Pensé en comentárselo a mi compañero del iphone, pero pensar en traducir todo eso al inglés me dio cansancio. Quería decirle ALGO. Es conveniente hacer un amigo antes del descenso, para que te ayude en migraciones. El problema es que ya no vemos todos la misma peli. Es algo menos que tenemos en común.
-¿Te gusto la peli de Will Ferrel?
-Yo vi un documental de ranas.
-Ah.
Así es más difícil hacer amigos.
Adiós azafato. Gracias por sonreírme, al menos en la despedida. Ahora a buscar taxi y encaminarme hacia el barrio de ortodoxos, donde un buen judío me alojará por dos semanas. Espero que no se enoje porque tengo barba de dos días. Me di cuenta tarde que convenía dejarla crecer para que no me resientan. De última le digo que recién estoy empezando. Hace dos días decidí creer en Dios. Todo puede ser. Sólo hay que decirlo convencido. Me gustaría estar convencido. De eso, o de algo. Tantas dudas, no son buenas para la salud. Quién sabe. Tal vez me convenzan ellos. Veremos.
viernes, 11 de noviembre de 2011
NO SEAS SALMÓN
.
El que dijo
que hay que aprovechar
todos los días
estaba exagerando.
.
Mejor es prestarle atención
a la energía que carga cada día.
Para nadar siempre con la corriente.
.
Hay días que te juegan en contra
y días que te dan viento a favor.
Es importante distinguirlos.
.
Para saber cuál conviene aprovechar
y a cuál hay que dejarlo pasar.
.
A veces, es mejor quedarse en la cama.
El que dijo
que hay que aprovechar
todos los días
estaba exagerando.
.
Mejor es prestarle atención
a la energía que carga cada día.
Para nadar siempre con la corriente.
.
Hay días que te juegan en contra
y días que te dan viento a favor.
Es importante distinguirlos.
.
Para saber cuál conviene aprovechar
y a cuál hay que dejarlo pasar.
.
A veces, es mejor quedarse en la cama.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
VIEJA DE MENTE
La lavandera me cae bien, porque sabe mi nombre.
Lo supo casi antes de que se lo dijera.
-Hola Fernando, acá tenés tu ropa.
Dijo la primera vez que fui su cliente.
Y yo no recordaba haberle dicho mi nombre.
Ella tiene la cara de una tortuga bien vieja,
con la peluca recortada de Marta Minujín.
Y tiene un gato gris que parece disecado.
Pero se mueve.
Y maúlla cuando lo acariciás.
Yo creo que es un gato androide.
Un gatobot.
Me da miedo, un poco,
pero lo acaricio igual.
El otro día fui con Cecilia,
y mientras ella decía Hola Fernando,
yo le susurré que le preguntara el nombre.
Siempre me costó preguntarle el nombre
a alguien que sabe el mío.
Ella hizo caso y la lavandera le dijo
que el gato se llamaba Rómulo.
Cuando nos fuimos le dije a Cecilia
que no me había entendido bien.
Hoy al mediodía fui a buscar mi ropa.
-Hola Fernando.
-Hola.
Al menos la saludé sonriendo.
Ella me alcanzó la bolsa,
y al buscar el cambio,
soltó un suspiro:
-Ay, Dios.
-¿Cómo Ay Dios?
-Sí, estoy cansada.
-El Ay Dios hay que guardarlo para más adelante.
-¿Por qué? yo estoy cansada ahora.
-Pero recién es el mediodía. No se pueden gastar los Ay Dios así como así. Hay que guardarlos para las ocho de la noche.
-Vos los usarás a esa hora recién, yo soy una vieja.
-Sos vieja de mente, si elegís verte así.
-Soy vieja demente, Fernando.
Eso lo dijo cuando ya me estaba yendo,
con la bolsa a cuestas,
cruzando la calle,
sin saber su nombre.
Lo supo casi antes de que se lo dijera.
-Hola Fernando, acá tenés tu ropa.
Dijo la primera vez que fui su cliente.
Y yo no recordaba haberle dicho mi nombre.
Ella tiene la cara de una tortuga bien vieja,
con la peluca recortada de Marta Minujín.
Y tiene un gato gris que parece disecado.
Pero se mueve.
Y maúlla cuando lo acariciás.
Yo creo que es un gato androide.
Un gatobot.
Me da miedo, un poco,
pero lo acaricio igual.
El otro día fui con Cecilia,
y mientras ella decía Hola Fernando,
yo le susurré que le preguntara el nombre.
Siempre me costó preguntarle el nombre
a alguien que sabe el mío.
Ella hizo caso y la lavandera le dijo
que el gato se llamaba Rómulo.
Cuando nos fuimos le dije a Cecilia
que no me había entendido bien.
Hoy al mediodía fui a buscar mi ropa.
-Hola Fernando.
-Hola.
Al menos la saludé sonriendo.
Ella me alcanzó la bolsa,
y al buscar el cambio,
soltó un suspiro:
-Ay, Dios.
-¿Cómo Ay Dios?
-Sí, estoy cansada.
-El Ay Dios hay que guardarlo para más adelante.
-¿Por qué? yo estoy cansada ahora.
-Pero recién es el mediodía. No se pueden gastar los Ay Dios así como así. Hay que guardarlos para las ocho de la noche.
-Vos los usarás a esa hora recién, yo soy una vieja.
-Sos vieja de mente, si elegís verte así.
-Soy vieja demente, Fernando.
Eso lo dijo cuando ya me estaba yendo,
con la bolsa a cuestas,
cruzando la calle,
sin saber su nombre.
miércoles, 26 de octubre de 2011
COSAS QUE TE CUENTO PARA QUE SUEÑES
Cerrá los ojos. Yo no voy a abrir los míos.
Te voy a contar la antesala de mi sueño,
para que soñemos lo mismo.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Un aguaviva violeta.
Baila en el océano.
.
.
Son varias.
Todas llevan pollera.
Con voladitos rosas.
Que se inflan y desinflan.
Mientras bailan para arriba.
Como Marilyn Monroe.
.
.
.
Bailan las aguas vivas violetas en pollera.
Son feas, pero a ellas no les importa.
Por qué son feas me preguntás?
Sus cabezas son muy grandes,
y las polleras muy pequeñas.
Están desproporcionadas.
Pero ellas bailan.
.
.
Hay peces que pasan por abajo.
Y les miran las polleras.
Cuando se inflan les ven todo.
Saben que son feas.
Pero las miran.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Un calamar gigante.
No quiere trabajar.
.
.
.
Flota en las profundidades.
Flota solo y estira los brazos.
Como desperezándose.
Todo alrededor es azul.
Oscuro.
.
.
Es un calamar gigante.
Y vago.
.
.
Ya no quiere atacar a los barcos.
Ni recibir las astillas de los arpones
que les arrojan los marineros.
Desesperados.
.
.
.
Él solo flota en las profundidades.
Y canta adentro de su cabeza.
De calamar.
.
.
.
Sin saber
que los otros calamares
GIGANTES
no lo soportan.
Y se quejan de él.
Y traman contra él.
Que flota desprevenido.
Cantando por adentro.
.
.
Todos debemos trabajar.
Y atacar a los barcos.
Para que los hombres
tengan miedo
de bajar a las profundidades.
Ellos no deben saber el secreto
que guardamos en el fondo.
.
.
Todos debemos trabajar.
Para guardar el secreto.
Es nuestro deber.
Como Calamares Gigantes.
Él también.
.
.
Pero él sigue flotando.
Desinteresado y desprevenido.
Hasta que siente los golpes.
Que generan los tajos.
Y se hunde profundo.
Hacia lo oscuro.
Dejando en el camino
un reguero de tinta,
como sangre negra.
.
.
Con fuerzas aprovecha,
y escribe el secreto
con su tinta sangre
para que otros peces
lo lean y comenten
mientras él se hunde
y se hunde.
.
.
Pero los Calamares Gigantes
atraviesan su trayecto
borroneando su mensaje
que permanecerá oculto
por los tiempos de los tiempos.
.
.
.
.
.
.
.
Ellos lo acompañan
hasta que toque el piso
del océano.
Cumpliendo su trabajo.
.
.
.
.
.
Pluc!
Te voy a contar la antesala de mi sueño,
para que soñemos lo mismo.
.
.
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.
.
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.
.
Un aguaviva violeta.
Baila en el océano.
.
.
Son varias.
Todas llevan pollera.
Con voladitos rosas.
Que se inflan y desinflan.
Mientras bailan para arriba.
Como Marilyn Monroe.
.
.
.
Bailan las aguas vivas violetas en pollera.
Son feas, pero a ellas no les importa.
Por qué son feas me preguntás?
Sus cabezas son muy grandes,
y las polleras muy pequeñas.
Están desproporcionadas.
Pero ellas bailan.
.
.
Hay peces que pasan por abajo.
Y les miran las polleras.
Cuando se inflan les ven todo.
Saben que son feas.
Pero las miran.
.
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.
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.
Un calamar gigante.
No quiere trabajar.
.
.
.
Flota en las profundidades.
Flota solo y estira los brazos.
Como desperezándose.
Todo alrededor es azul.
Oscuro.
.
.
Es un calamar gigante.
Y vago.
.
.
Ya no quiere atacar a los barcos.
Ni recibir las astillas de los arpones
que les arrojan los marineros.
Desesperados.
.
.
.
Él solo flota en las profundidades.
Y canta adentro de su cabeza.
De calamar.
.
.
.
Sin saber
que los otros calamares
GIGANTES
no lo soportan.
Y se quejan de él.
Y traman contra él.
Que flota desprevenido.
Cantando por adentro.
.
.
Todos debemos trabajar.
Y atacar a los barcos.
Para que los hombres
tengan miedo
de bajar a las profundidades.
Ellos no deben saber el secreto
que guardamos en el fondo.
.
.
Todos debemos trabajar.
Para guardar el secreto.
Es nuestro deber.
Como Calamares Gigantes.
Él también.
.
.
Pero él sigue flotando.
Desinteresado y desprevenido.
Hasta que siente los golpes.
Que generan los tajos.
Y se hunde profundo.
Hacia lo oscuro.
Dejando en el camino
un reguero de tinta,
como sangre negra.
.
.
Con fuerzas aprovecha,
y escribe el secreto
con su tinta sangre
para que otros peces
lo lean y comenten
mientras él se hunde
y se hunde.
.
.
Pero los Calamares Gigantes
atraviesan su trayecto
borroneando su mensaje
que permanecerá oculto
por los tiempos de los tiempos.
.
.
.
.
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.
.
Ellos lo acompañan
hasta que toque el piso
del océano.
Cumpliendo su trabajo.
.
.
.
.
.
Pluc!
domingo, 16 de octubre de 2011
ADUANA
Estoy rodeado de negros. De traje, de jogging, de uniforme de azafata. El sudor de los negros huele distinto. Eso no lo sabía. Ahora lo sé, porque la aduana es un caldo. Criadero de aromas. La gente que llega trae consigo un viaje largo en el cuerpo y espera aquí, impaciente, la decisión final de los que mandan.
Algunos no pasarán. Estados Unidos es de esas minas creídas que miran de arriba abajo al candidato y no tienen mayor problema en descartarlos, romperles el alma, darse vuelta y seguir conversando con una amiga. Ellos lo saben. Por eso sudan, a la espera.
Especialmente ese negro; el que es parecido a Shaquille O´Neal. Se lo deben decir seguido. Todos los negros corpulentos de más de dos metros deben soportar que les griten un ¡Shaquille! de pasada cada tanto. O tal vez no. Para hacerle un chiste a semejante señor hay que estar muy seguro de que tiene sentido del humor. Ahora mismo no me arriesgaría, por ejemplo. Parece tener un inconveniente con su valija o le faltan un par de papeles. No me gustaría que se enoje. ¡Pero qué olor! A cuerpo en remojo. Voy a tener que empezar a respirar por la boca y concentrarme, porque si me distraigo se me abre la nariz de vuelta. Yo me conozco.
Mirá, el negro tiene una pelusa blanca en la barba. Mejor no se lo digo. Es invasión de privacidad y no conozco los códigos de este país. Lo que no entiendo es por qué con semejante tamaño usa ropa holgada. La remera le tapa el culo y los joggings se doblan a la altura de la zapatilla, como una toalla tirada. Si me dice que no encontró de su talle no le creo. En una persona como yo eso se comprende, a veces preferimos pantalones largos antes que comprar en la sección de niños, pero lo de Shaquile es inaudito. Porque para colmo se eleva todavía más con sus zapatillas deportivas, que tienen una cámara de aire cual zapato con plataforma. ¿Enorme no lo conforma? ¿Necesita ser gigante? ¿Tan inseguro es?
Tal vez lo hace para intimidar. Y, sin embargo, está inquieto el negro. Se siente pequeño ante la autoridad. Quiere ser amable con el oficial que estudia su caso. Lo tiene retenido, y eso nos retiene a todos. Yo ya me estoy poniendo nervioso. Desde el momento en que la rubia quiso colarse desesperada en migraciones porque iba a perder su vuelo, una alarma se activó en mi cabeza. ¿Puedo perder MI vuelo? Yo saqué el pasaje suponiendo que ellos contemplan los tiempos como para que los trámites en la escala no impidan que tomemos el avión que debemos tomar. La rubia me generó la duda. Una hora parece poco tiempo. Más teniendo en cuenta que ya pasó media y al negro lo siguen mirando raro. Falta que le quieran revisar la cámara de aire de las megazapatillas, el tipo se retove y todos los azules de la aduana trabajen en equipo para contenerlo. Por algo llevan armas. Puf, ¡qué olor!
Uy, un niño negro en traje gris! Es precioso. Debe ser hijo de un pastor, sino no se entiende que le pongan un minitraje. En una de esas el negrito viene por un casamiento, como yo. ¿Está mal decir negrito? ¿Es ofensivo? Debería existir un diminutivo para africanoamericano. Si pretenden que adoptemos el término, colaboren con la causa. ¿Afam? Suena mal. Yo puedo decir negro porque no discrimino a la gente por su raza. La discrimino por su nivel de educación. Los que saben deletrear vaivén, hipotálamo, hábaco y bacalao sin faltas de ortografía pueden mudarse a una isla bien lejos de mí. No tolero a la gente perfecta. Tan tensos, sin sorpresas. ¡No se puede tener todo bajo control, cerebritos, por más información que asimilen!
Por la boca, te dije que respires por la boca. Pensé que todos los de mi vuelo harían esta combinación pero no hay ninguno. Me confié. Ahí el de sombrero llama al viejo de uniforme para preguntar algo. Parecés gitano, sombrerito, el avión te hizo mal. ¿Qué dice abuelito? ¿You´re not gonna make it? ¿Got to take next one? Eso no me tranquiliza. ¡Dale negro! Resignate, no te van a dejar entrar. Dale, dale, dale. Puto, puto, puto.
El problema es que estos tipos son obsesivos. Control freaks. Te estudian los ojos, el pasaporte, el olor, las intenciones. Usan guantes de latex para no tocarte, por si tenés sarna o antrax. Y por la forma que te miran pareciera que eso fue un reclamo gremial, no era obligatorio. Los tipos exigieron los guantes para no tener que tocar a la lacra del mundo que pretende entrar a su paisito. Pero yo se la verdad. Tengo talento para leer a la gente. Todos los que trabajan acá son tristes, gordos, solos, raros. No son populares en la ciudad. Por eso eligieron este trabajo, para sentirse superiores. Piensan: no soy el contacto de celular de nadie, pero al menos soy mejor que estas ratas sucias extranjeras antiamericanas. Sí, el uniforme tiene sus ventajas. Hay gente que nunca conseguiría ese respeto al sacárselo. Pero es mula. Yo quiero ganarme ese respeto sin uniforme.
Pucha, que es tarde. Faltan quince minutos. No voy a llegar y no hay nadie para tranquilizarme. Estoy solo. Acá no soy nadie. ¿Y allá? Allá tampoco soy nadie, pero al menos se que bondi tomarme para llegar a casa. ¡No! No digas eso. Un puñado de gente te quiere y otros tantos saben tu nombre. Y ni hablar de los que te te tienen de algún lado, que más de una vez me vieron cara conocida. Allá soy más que nadie. Es este país que me amedrenta. Empiezan por la aduana, los turros, pero no me van a tirar abajo. Yo soy ARGENTINO papá. Tengo que tener el ego tan izado como la bandera para seguir generando los prejuicios que enemistan a los porteños con el interior del país.
-¿Fernandou?
¡Al fin! Mi turno.
El negro pasó, qué sorpresa. Mirá cómo empuja las valijas lo más pancho. ¿Y este gordito cuarentón en uniforme? ¿Por qué me sonríe tan amablemente? Parecía un texano y resultó ser un amor. ¿Cómo puede sonreír así a las seis de la mañana? ¿Realmente disfruta su trabajo o tuvo un buen día? Este tipo no es normal. ¿Que tiene en la cabeza? ¿Habrá tenido un mañanero? Nah, si tiene cara de vivir con la madre.
-¿A qué venís Fernandou?
-A la boda de mi hermano.
-Ajá. ¿Es ciudadano o residente?
-Ciudadano.
-¿Consiguió la ciudadanía por trabajo?
No digas que fue casándose con la misma mujer con la que se va a casar ahora, divorcio de por medio.
-Creo que sí.
-¿Qué hace?
-Vende productos ilegales por internet.
-…
-Espere, olvide lo último.
-¿Y vos a qué te dedicás?
-Soy escritor/director.
Es la primera vez que lo digo y me da vergüenza. ¿Lo soy?
-Siga por allá.
-Thank you, friend.
Listo el pollo. No corras. En la aduana hay que comportarse como saliendo de un negocio al que acabás de robar algo: despacio, con confianza, pensando en otra cosa. ¿Ya pasó? Ahora sí: Nueva York, allá vamos... corriendo.
Algunos no pasarán. Estados Unidos es de esas minas creídas que miran de arriba abajo al candidato y no tienen mayor problema en descartarlos, romperles el alma, darse vuelta y seguir conversando con una amiga. Ellos lo saben. Por eso sudan, a la espera.
Especialmente ese negro; el que es parecido a Shaquille O´Neal. Se lo deben decir seguido. Todos los negros corpulentos de más de dos metros deben soportar que les griten un ¡Shaquille! de pasada cada tanto. O tal vez no. Para hacerle un chiste a semejante señor hay que estar muy seguro de que tiene sentido del humor. Ahora mismo no me arriesgaría, por ejemplo. Parece tener un inconveniente con su valija o le faltan un par de papeles. No me gustaría que se enoje. ¡Pero qué olor! A cuerpo en remojo. Voy a tener que empezar a respirar por la boca y concentrarme, porque si me distraigo se me abre la nariz de vuelta. Yo me conozco.
Mirá, el negro tiene una pelusa blanca en la barba. Mejor no se lo digo. Es invasión de privacidad y no conozco los códigos de este país. Lo que no entiendo es por qué con semejante tamaño usa ropa holgada. La remera le tapa el culo y los joggings se doblan a la altura de la zapatilla, como una toalla tirada. Si me dice que no encontró de su talle no le creo. En una persona como yo eso se comprende, a veces preferimos pantalones largos antes que comprar en la sección de niños, pero lo de Shaquile es inaudito. Porque para colmo se eleva todavía más con sus zapatillas deportivas, que tienen una cámara de aire cual zapato con plataforma. ¿Enorme no lo conforma? ¿Necesita ser gigante? ¿Tan inseguro es?
Tal vez lo hace para intimidar. Y, sin embargo, está inquieto el negro. Se siente pequeño ante la autoridad. Quiere ser amable con el oficial que estudia su caso. Lo tiene retenido, y eso nos retiene a todos. Yo ya me estoy poniendo nervioso. Desde el momento en que la rubia quiso colarse desesperada en migraciones porque iba a perder su vuelo, una alarma se activó en mi cabeza. ¿Puedo perder MI vuelo? Yo saqué el pasaje suponiendo que ellos contemplan los tiempos como para que los trámites en la escala no impidan que tomemos el avión que debemos tomar. La rubia me generó la duda. Una hora parece poco tiempo. Más teniendo en cuenta que ya pasó media y al negro lo siguen mirando raro. Falta que le quieran revisar la cámara de aire de las megazapatillas, el tipo se retove y todos los azules de la aduana trabajen en equipo para contenerlo. Por algo llevan armas. Puf, ¡qué olor!
Uy, un niño negro en traje gris! Es precioso. Debe ser hijo de un pastor, sino no se entiende que le pongan un minitraje. En una de esas el negrito viene por un casamiento, como yo. ¿Está mal decir negrito? ¿Es ofensivo? Debería existir un diminutivo para africanoamericano. Si pretenden que adoptemos el término, colaboren con la causa. ¿Afam? Suena mal. Yo puedo decir negro porque no discrimino a la gente por su raza. La discrimino por su nivel de educación. Los que saben deletrear vaivén, hipotálamo, hábaco y bacalao sin faltas de ortografía pueden mudarse a una isla bien lejos de mí. No tolero a la gente perfecta. Tan tensos, sin sorpresas. ¡No se puede tener todo bajo control, cerebritos, por más información que asimilen!
Por la boca, te dije que respires por la boca. Pensé que todos los de mi vuelo harían esta combinación pero no hay ninguno. Me confié. Ahí el de sombrero llama al viejo de uniforme para preguntar algo. Parecés gitano, sombrerito, el avión te hizo mal. ¿Qué dice abuelito? ¿You´re not gonna make it? ¿Got to take next one? Eso no me tranquiliza. ¡Dale negro! Resignate, no te van a dejar entrar. Dale, dale, dale. Puto, puto, puto.
El problema es que estos tipos son obsesivos. Control freaks. Te estudian los ojos, el pasaporte, el olor, las intenciones. Usan guantes de latex para no tocarte, por si tenés sarna o antrax. Y por la forma que te miran pareciera que eso fue un reclamo gremial, no era obligatorio. Los tipos exigieron los guantes para no tener que tocar a la lacra del mundo que pretende entrar a su paisito. Pero yo se la verdad. Tengo talento para leer a la gente. Todos los que trabajan acá son tristes, gordos, solos, raros. No son populares en la ciudad. Por eso eligieron este trabajo, para sentirse superiores. Piensan: no soy el contacto de celular de nadie, pero al menos soy mejor que estas ratas sucias extranjeras antiamericanas. Sí, el uniforme tiene sus ventajas. Hay gente que nunca conseguiría ese respeto al sacárselo. Pero es mula. Yo quiero ganarme ese respeto sin uniforme.
Pucha, que es tarde. Faltan quince minutos. No voy a llegar y no hay nadie para tranquilizarme. Estoy solo. Acá no soy nadie. ¿Y allá? Allá tampoco soy nadie, pero al menos se que bondi tomarme para llegar a casa. ¡No! No digas eso. Un puñado de gente te quiere y otros tantos saben tu nombre. Y ni hablar de los que te te tienen de algún lado, que más de una vez me vieron cara conocida. Allá soy más que nadie. Es este país que me amedrenta. Empiezan por la aduana, los turros, pero no me van a tirar abajo. Yo soy ARGENTINO papá. Tengo que tener el ego tan izado como la bandera para seguir generando los prejuicios que enemistan a los porteños con el interior del país.
-¿Fernandou?
¡Al fin! Mi turno.
El negro pasó, qué sorpresa. Mirá cómo empuja las valijas lo más pancho. ¿Y este gordito cuarentón en uniforme? ¿Por qué me sonríe tan amablemente? Parecía un texano y resultó ser un amor. ¿Cómo puede sonreír así a las seis de la mañana? ¿Realmente disfruta su trabajo o tuvo un buen día? Este tipo no es normal. ¿Que tiene en la cabeza? ¿Habrá tenido un mañanero? Nah, si tiene cara de vivir con la madre.
-¿A qué venís Fernandou?
-A la boda de mi hermano.
-Ajá. ¿Es ciudadano o residente?
-Ciudadano.
-¿Consiguió la ciudadanía por trabajo?
No digas que fue casándose con la misma mujer con la que se va a casar ahora, divorcio de por medio.
-Creo que sí.
-¿Qué hace?
-Vende productos ilegales por internet.
-…
-Espere, olvide lo último.
-¿Y vos a qué te dedicás?
-Soy escritor/director.
Es la primera vez que lo digo y me da vergüenza. ¿Lo soy?
-Siga por allá.
-Thank you, friend.
Listo el pollo. No corras. En la aduana hay que comportarse como saliendo de un negocio al que acabás de robar algo: despacio, con confianza, pensando en otra cosa. ¿Ya pasó? Ahora sí: Nueva York, allá vamos... corriendo.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
EL GORDO Y EL FLACO
.
¿Por qué la sociedad dice
que es mejor ser flaco
antes que ser gordo,
si en la práctica se usa el flaco
para llamar a un desconocido
y el gordo para llamar a un íntimo?
.
¿Por qué la sociedad dice
que es mejor ser flaco
antes que ser gordo,
si en la práctica se usa el flaco
para llamar a un desconocido
y el gordo para llamar a un íntimo?
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martes, 6 de septiembre de 2011
CARNE Y UÑA
.
El relato de Víctor Hugo
del gol de Maradona a los ingleses,
es el gol de Maradona a los ingleses,
de los relatos de fútbol.
.
El relato de Víctor Hugo
del gol de Maradona a los ingleses,
es el gol de Maradona a los ingleses,
de los relatos de fútbol.
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lunes, 8 de agosto de 2011
SOY MI PROPIO TECHO
.
Todos mis esfuerzos
son para demostrarme
que estoy a mi altura.
.
Si me detengo a pensarlo,
no podría ser de otra manera.
.
Ahora lo sé, y sin embargo,
se que mañana seguiré
tratando de alcanzarme.
.
Todos mis esfuerzos
son para demostrarme
que estoy a mi altura.
.
Si me detengo a pensarlo,
no podría ser de otra manera.
.
Ahora lo sé, y sin embargo,
se que mañana seguiré
tratando de alcanzarme.
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martes, 2 de agosto de 2011
LOS HIJOS DEL FLETERO
¿Sabés que sos mi último pasajero? Es este viaje y chau flete, qué te parece. Tampoco lo hago hace mucho. Más que nada salgo para no quedarme jugando a la play con los nenes, que mi señora no me vea sentado mucho tiempo. No me gusta. Yo más que nada fui camionero. Diecinueve años. Sí, pagan bien, pero es un trabajo esclavo, lejos de la familia. Una vuelta me ofrecieron 14 lucas para ir hasta Ushuaia y dije que no.
-Son catorce luquitas... -dijo el Coco.
-Y sí, pero no las valen. Pierdo a mi familia, me separo de mi mujer...
Y él no la ve. Ya va un año y no lleva una foto de su nena.
-¡¿No tenés foto de tu nena en la billetera?!
-Y no -dijo Coco.
Él se lo pierde, pero cuando le dije se le cayó una lágrima. Ya se va a dar cuenta. Yo cuando trabajaba eran tres días a la semana en casa, cuatro de viaje. No es fácil. En una época incluso eran dos y cinco, porque tenía una fija allá en Rosario. Mi señora nunca se enteró. Hay que ser gil para que se entere. Y eso que fueron dos años. Piba linda, diecinueve añitos. El padre tenía plata, quería casarla, pero a mí no me agarran así nomás. Le faltaba calle a la chica. Yo algo le enseñé. Un amigo de ella fue el que me mostró donde estaba la movida, allá en Rosario. Linda ciudad, pero salís un poco a las afueras y es como todo, te comen vivo. Buen pibe el muchacho, quería ser camionero. Una noche en el boliche le confesé:
-Tito, estoy hasta las manos. Yo tengo familia en Buenos Aires.
-Yo sabía: Porteño, garca.
-Y qué: Rosarino, comegatos.
Se vino a visitar a Buenos Aires años después, ¡con toda la familia! Le dije a mi señora que él me dejaba parar gratis cuando yo viajaba a Rosario y no preguntó de más. Él nunca dijo nada, pero tampoco podía estirar demasiado la cosa. ¿Y si la dejaba embarazada? A dos puntas toda una vida no me da el cuero. Por eso cuando me nació el segundo paré el camión al costado de la ruta y tiré el celular a la mierda.
-Lo perdí -le dije a mi señora.
Hice bien. Nunca más supe de ella. ¡Mirá ese culo! ¿Lo viste pasar? Lindo movimiento, eh. Pero esa mina no te lava los platos. Ojo. Se le arruinan las uñas si te lava los platos. Hay que darle plata todos los días. ¿Por un culo? ¿Por una concha? No vale la pena. Fijate que mi señora cuando me quedé sin trabajo se quería ir a limpiar pisos. Eso me dice que elegí bien.
-Con esa plata que vas a ganar le vamos a pagar a la niñera- le dije-. Vos quedate en casa.
Yo tengo el pensamiento clásico, viste. El hombre laburando y la mujer en casa limpiando. Ella se lo merece. Y para los pibes es mejor así. Son lo más lindo, los pibes. Dicen que todos los nenes son mameros pero no, eh, con el papá también. El mayor, ocho años, me dice el otro día:
-Vos sos un buen padre.
-Sí, porque te compro los jueguitos. Por eso.
-No -se quedó pensando-. Sos un buen padre.
Y yo no les pego. Los miro fijo, y ellos ya saben.
-Siempre a mí, al chiquito nunca -me dice el guacho.
Son pillos, se las saben todas. El chico, de cuatro, tira la piedra y esconde la mano. Van a ser rápidos esos. Hay que tener cuidado. Ahora que me pongo una pollería los voy a tener más cerca. Pero no me quedo con el pollo y los huevos, hay que aprovechar todo el espacio. Le pongo unas conservas, unos vinos. El albañil viene y te pregunta, ¿a cuánto tenés el vinito? Dame el vinito nomás, y así saco siete pesitos más. Todo suma. Me compro la máquina del espiedo y te vendo un pollo con ensalada a cincuenta mangos. Cuarenta para el bolsillo. Mal no está, ¿no te parece? Y si no va, a lo sumo perdí quince lucas. Mientras sigo cortando entradas los fines de semana en la cancha de Chicago y todavía me sobra bastante de la indemnización. No es para tanto. Fijate que mi hermano es canuto. La guarda toda, no se compra el auto.
-Un día te vas a enfermar -le digo yo-, tu mujer se va a ir a coger a otro, y ése es el que la va a disfrutar.
Él dice que no, pero la otra vuelta tuvo un desmayo y le agarró el julepe. Yo le insistí y se quedó pensando. Enfrente de la mujer se lo repetí. Todo bien con mi cuñada, pero es cierto. Si él queda fiambre yo también me cogería a otro. Ahora vamos a ver si se convence cuando vea mi pollería. No se si no fue para bien el perro que me quiso meter el encargado. Ese gil vio que con el Coco nos íbamos acomodando y quiso limpiarnos. Él tenía sus indios.
-Esos dos están robando -hizo su maniobra.
Abrieron el mionca y faltaba mercadería, claro, si la había cargado él. ¡Pero que vean las cámaras! Si en la filmación se ve que fue él que la cargó. Yo no chequeé y agarré viaje. ¿Pero para qué me voy a robar cajas de zapato vacías? Si me llevo más de siete de sueldo y otro tanto de lo que traigo de Rosario por mudanza. Y claro. Una vuelta me agarraron y me lo propusieron:
-¿Vos volvés con el camión vacío para Buenos Aires? ¿No me llevás esto?
Y así se fue dando, con la mudanza sacaba otro sueldo. ¿Qué necesidad de robar tenía? Además al presidente yo le cobraba todo. Traía 250 lucas encima y hablaba directamente con él:
-Héctor, me quiere pagar en dólares. Ok, a 4,26 los tomo.
Pero la secretaria le escuchaba los llamados y así se enteraba el encargado, que es el hermano. El buitre me pregunta si estoy llevando plata, que se la de a él, que él la lleva.
-Salí de acá, perejil. Yo hablo directamente con el dueño.
Ese no sabe ni para dónde va. Una vuelta fue con sus indios a hacer una entrega. Calle Bella Vista, en San Miguel. Se mandó de una y no llegó a leer que era san Miguel en Tucumán. Lo que nos reímos con el Coco. El dueño ahí le bajó la caña. Y justo nosotros, con el Coco, nos habíamos sentado con él unas semanas atrás:
-Vos tenés que vender el camión y comprarte dos: uno con pala y el otro rastrojero.
-¿Van a entregar más de esa manera?
-¿Cuánto querés que te entreguemos?
Estábamos llevando 50 mil cajas por día.
-70 mil -nos dijo.
-Y cinco más, ponele.
A la semana le entregábamos entre 80 y 90 mil por día. Por eso le dijo al encargado que lo iba a sacar del sector, que subíamos nosotros, con el Coco. El buitre la vio venir y armó la trampa. Ese quiere ir a a San Miguel por Galván, no sabe nada. ¡A San Miguel se va por ruta 8, papá! Y cuando dijo que estábamos robando se vio en las cámaras que no era así, pero el presidente ya había mandado las cartas documento. Se dejó convencer. Ya está. Mandamos carta documento nosotros, a juicio. Cuando se quiebra la confianza no hay vuelta atrás. Encima el juez que nos tocó la conoce a mi señora; después de la audiencia nos juntamos a comer y contó todo.
-¿Qué quiere usted? -le dice al abogado del dueño, después de mirar los papeles.
-Arreglamos por 30 mil para uno y 20 mil para el otro.
-Vos los estás acusando de robo y les querés pagar 50 mil pesos. Ahí te equivocaste. Vas a pagar todo lo que piden.
Y son 19 años trabajando, me dieron 125 a mí y 107 al Coco. Si íbamos a juicio eran más de trescientos. Igual, millones de dólares tiene ése. No le hace la diferencia. Pero yo ya salí, me quedo en familia. Jugando a la play con los pibes, vendiendo pollo al espiedo. Algo va a salir. Termino este viaje, y empiezo el otro.
-Son catorce luquitas... -dijo el Coco.
-Y sí, pero no las valen. Pierdo a mi familia, me separo de mi mujer...
Y él no la ve. Ya va un año y no lleva una foto de su nena.
-¡¿No tenés foto de tu nena en la billetera?!
-Y no -dijo Coco.
Él se lo pierde, pero cuando le dije se le cayó una lágrima. Ya se va a dar cuenta. Yo cuando trabajaba eran tres días a la semana en casa, cuatro de viaje. No es fácil. En una época incluso eran dos y cinco, porque tenía una fija allá en Rosario. Mi señora nunca se enteró. Hay que ser gil para que se entere. Y eso que fueron dos años. Piba linda, diecinueve añitos. El padre tenía plata, quería casarla, pero a mí no me agarran así nomás. Le faltaba calle a la chica. Yo algo le enseñé. Un amigo de ella fue el que me mostró donde estaba la movida, allá en Rosario. Linda ciudad, pero salís un poco a las afueras y es como todo, te comen vivo. Buen pibe el muchacho, quería ser camionero. Una noche en el boliche le confesé:
-Tito, estoy hasta las manos. Yo tengo familia en Buenos Aires.
-Yo sabía: Porteño, garca.
-Y qué: Rosarino, comegatos.
Se vino a visitar a Buenos Aires años después, ¡con toda la familia! Le dije a mi señora que él me dejaba parar gratis cuando yo viajaba a Rosario y no preguntó de más. Él nunca dijo nada, pero tampoco podía estirar demasiado la cosa. ¿Y si la dejaba embarazada? A dos puntas toda una vida no me da el cuero. Por eso cuando me nació el segundo paré el camión al costado de la ruta y tiré el celular a la mierda.
-Lo perdí -le dije a mi señora.
Hice bien. Nunca más supe de ella. ¡Mirá ese culo! ¿Lo viste pasar? Lindo movimiento, eh. Pero esa mina no te lava los platos. Ojo. Se le arruinan las uñas si te lava los platos. Hay que darle plata todos los días. ¿Por un culo? ¿Por una concha? No vale la pena. Fijate que mi señora cuando me quedé sin trabajo se quería ir a limpiar pisos. Eso me dice que elegí bien.
-Con esa plata que vas a ganar le vamos a pagar a la niñera- le dije-. Vos quedate en casa.
Yo tengo el pensamiento clásico, viste. El hombre laburando y la mujer en casa limpiando. Ella se lo merece. Y para los pibes es mejor así. Son lo más lindo, los pibes. Dicen que todos los nenes son mameros pero no, eh, con el papá también. El mayor, ocho años, me dice el otro día:
-Vos sos un buen padre.
-Sí, porque te compro los jueguitos. Por eso.
-No -se quedó pensando-. Sos un buen padre.
Y yo no les pego. Los miro fijo, y ellos ya saben.
-Siempre a mí, al chiquito nunca -me dice el guacho.
Son pillos, se las saben todas. El chico, de cuatro, tira la piedra y esconde la mano. Van a ser rápidos esos. Hay que tener cuidado. Ahora que me pongo una pollería los voy a tener más cerca. Pero no me quedo con el pollo y los huevos, hay que aprovechar todo el espacio. Le pongo unas conservas, unos vinos. El albañil viene y te pregunta, ¿a cuánto tenés el vinito? Dame el vinito nomás, y así saco siete pesitos más. Todo suma. Me compro la máquina del espiedo y te vendo un pollo con ensalada a cincuenta mangos. Cuarenta para el bolsillo. Mal no está, ¿no te parece? Y si no va, a lo sumo perdí quince lucas. Mientras sigo cortando entradas los fines de semana en la cancha de Chicago y todavía me sobra bastante de la indemnización. No es para tanto. Fijate que mi hermano es canuto. La guarda toda, no se compra el auto.
-Un día te vas a enfermar -le digo yo-, tu mujer se va a ir a coger a otro, y ése es el que la va a disfrutar.
Él dice que no, pero la otra vuelta tuvo un desmayo y le agarró el julepe. Yo le insistí y se quedó pensando. Enfrente de la mujer se lo repetí. Todo bien con mi cuñada, pero es cierto. Si él queda fiambre yo también me cogería a otro. Ahora vamos a ver si se convence cuando vea mi pollería. No se si no fue para bien el perro que me quiso meter el encargado. Ese gil vio que con el Coco nos íbamos acomodando y quiso limpiarnos. Él tenía sus indios.
-Esos dos están robando -hizo su maniobra.
Abrieron el mionca y faltaba mercadería, claro, si la había cargado él. ¡Pero que vean las cámaras! Si en la filmación se ve que fue él que la cargó. Yo no chequeé y agarré viaje. ¿Pero para qué me voy a robar cajas de zapato vacías? Si me llevo más de siete de sueldo y otro tanto de lo que traigo de Rosario por mudanza. Y claro. Una vuelta me agarraron y me lo propusieron:
-¿Vos volvés con el camión vacío para Buenos Aires? ¿No me llevás esto?
Y así se fue dando, con la mudanza sacaba otro sueldo. ¿Qué necesidad de robar tenía? Además al presidente yo le cobraba todo. Traía 250 lucas encima y hablaba directamente con él:
-Héctor, me quiere pagar en dólares. Ok, a 4,26 los tomo.
Pero la secretaria le escuchaba los llamados y así se enteraba el encargado, que es el hermano. El buitre me pregunta si estoy llevando plata, que se la de a él, que él la lleva.
-Salí de acá, perejil. Yo hablo directamente con el dueño.
Ese no sabe ni para dónde va. Una vuelta fue con sus indios a hacer una entrega. Calle Bella Vista, en San Miguel. Se mandó de una y no llegó a leer que era san Miguel en Tucumán. Lo que nos reímos con el Coco. El dueño ahí le bajó la caña. Y justo nosotros, con el Coco, nos habíamos sentado con él unas semanas atrás:
-Vos tenés que vender el camión y comprarte dos: uno con pala y el otro rastrojero.
-¿Van a entregar más de esa manera?
-¿Cuánto querés que te entreguemos?
Estábamos llevando 50 mil cajas por día.
-70 mil -nos dijo.
-Y cinco más, ponele.
A la semana le entregábamos entre 80 y 90 mil por día. Por eso le dijo al encargado que lo iba a sacar del sector, que subíamos nosotros, con el Coco. El buitre la vio venir y armó la trampa. Ese quiere ir a a San Miguel por Galván, no sabe nada. ¡A San Miguel se va por ruta 8, papá! Y cuando dijo que estábamos robando se vio en las cámaras que no era así, pero el presidente ya había mandado las cartas documento. Se dejó convencer. Ya está. Mandamos carta documento nosotros, a juicio. Cuando se quiebra la confianza no hay vuelta atrás. Encima el juez que nos tocó la conoce a mi señora; después de la audiencia nos juntamos a comer y contó todo.
-¿Qué quiere usted? -le dice al abogado del dueño, después de mirar los papeles.
-Arreglamos por 30 mil para uno y 20 mil para el otro.
-Vos los estás acusando de robo y les querés pagar 50 mil pesos. Ahí te equivocaste. Vas a pagar todo lo que piden.
Y son 19 años trabajando, me dieron 125 a mí y 107 al Coco. Si íbamos a juicio eran más de trescientos. Igual, millones de dólares tiene ése. No le hace la diferencia. Pero yo ya salí, me quedo en familia. Jugando a la play con los pibes, vendiendo pollo al espiedo. Algo va a salir. Termino este viaje, y empiezo el otro.
lunes, 25 de julio de 2011
TODO CAMBIA
.
La realidad es que a las mujeres
las buscan más que a los hombres.
Dijo ella.
.
La realidad cambia a los 35.
Dijo él.
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La realidad es que a las mujeres
las buscan más que a los hombres.
Dijo ella.
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La realidad cambia a los 35.
Dijo él.
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jueves, 16 de junio de 2011
viernes, 10 de junio de 2011
TELEPATÍA CON MULETAS
.
Cuando todos tengamos internet en el bolsillo
podremos pensar en una persona del mundo
y lograr que ella nos conteste de inmediato.
.
Seremos una nueva raza
de telépatas artificiales.
Qué miedo.
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Cuando todos tengamos internet en el bolsillo
podremos pensar en una persona del mundo
y lograr que ella nos conteste de inmediato.
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Seremos una nueva raza
de telépatas artificiales.
Qué miedo.
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sábado, 4 de junio de 2011
Y MIS OJOS SE HUMEDECIERON
.
Me dijo: Sabés más de lo que pensás.
Y al decirlo, eso dejó de ser cierto.
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Proximamente, cuando tenga tiempo,
posts más largos y menos egocéntricos.
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Me dijo: Sabés más de lo que pensás.
Y al decirlo, eso dejó de ser cierto.
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Proximamente, cuando tenga tiempo,
posts más largos y menos egocéntricos.
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viernes, 27 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
INÚTIL
.
Un día me doy cuenta
que mis alegrías y tristezas
no son nada más
que mis alegrías y tristezas.
.
Otro día me doy cuenta
que saberlo no me hace más feliz.
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Un día me doy cuenta
que mis alegrías y tristezas
no son nada más
que mis alegrías y tristezas.
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Otro día me doy cuenta
que saberlo no me hace más feliz.
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jueves, 5 de mayo de 2011
CULTURA BANCARIA
.
¿Por qué en la sala de espera de los bancos
están todas las revistas que nunca compraría?
¿Será que no soy target bancario?
.
No se si eso es bueno o malo.
.
Teniendo en cuenta el mundo, es malo.
Teniendome en cuenta a mi, es bueno.
Pero me siento un poco hippie mugroso.
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¿Por qué en la sala de espera de los bancos
están todas las revistas que nunca compraría?
¿Será que no soy target bancario?
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No se si eso es bueno o malo.
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Teniendo en cuenta el mundo, es malo.
Teniendome en cuenta a mi, es bueno.
Pero me siento un poco hippie mugroso.
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viernes, 29 de abril de 2011
lunes, 25 de abril de 2011
PESIMISMO
.
Me pincho la pantorrilla en mi asiento de cine.
Lo primero que pienso: ahora ya tengo sida.
.
Creo que la culpa de ser como soy es totalmente mia.
Y saberlo no me ayuda para nada.
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Me pincho la pantorrilla en mi asiento de cine.
Lo primero que pienso: ahora ya tengo sida.
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Creo que la culpa de ser como soy es totalmente mia.
Y saberlo no me ayuda para nada.
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lunes, 18 de abril de 2011
HERMOSOS PERDEDORES
.
Solo leí las primeras veinte páginas de este libro
y ya quiero leer todo lo publicado por Leonard Cohen.
Incluyendo sus canciones y discos
.
Un mes después, el libro resulta desparejo,
pero sigue siendo excelente.
Es capaz de provocarme una erección en un bondi
con escritos tan chanchos como poéticos,
y homosexuales.
No se qué pensar al respecto de eso.
.
Sí puedo transcribirles unas cuantas frases inolvidables,
en estricto orden de aparición:
1.
"Comparaba a los indios con los griegos, sugiriendo cierta similitud de carácter, una creencia común en que todo talento debe desplegarse a través de la lucha".
2.
"Qué rápido vuelve la mezquindad, y esa forma tan innoble de propiedad inmueble, la ocupación y tiranía posesiva sobre diez centímetros cuadrados de carne humana: la concha de la esposa".
3.
"Y fue esa misma tarde que F. me dijo una de sus mentiras más notables.
-Amigo, nada de esto te tiene que hacer sentir culpable.
-¿Nada de qué?
-Bueno, ya sabes, lo de chupárnosla, mirar películas, la vaselina, lo que hacemos con el perro, escaparnos en horario laboral, lo de los sobacos...".
4.
"El cuello de Edith era así, la cubierta más suave y delgada que pueda existir. Daba la impresión de que un collar pesado le haría salir sangre. Besarla allí era como meterse en algo privado y esquelético, como un hombro de tortuga".
5.
"Siempre me asusto cuando suena un teléfono público. Es algo tan imperioso y desolado, como el mejor poema de un poeta menor".
6.
"No hay nada más silencioso que una fábrica quieta".
7.
"Acuso a la Iglesia de negarse a permitir que Edith me la chupara correctamente".
8.
"Oh Dios, Tu Mañana Es Perfecta. Los Árboles Son Excelentes. El Despertador Westclock También Fue Idea Tuya. Los Muertos No Tienen Que Esperar. No Se Me Ocurre Nada Que No Sea Tuyo. Conoces Las Particularidades Del Canguro. No Puedo Entender Por Qué Mi Brazo No Es Un Árbol de Lilas. Tengo Miedo Porque La Muerte Fue Idea Tuya. Nada Sucederá De Manera Incompleta. Soy Una Criatura En Tu Mañana Escribiendo Un Montón De Palabras Que Empiezan Con Mayúscula..."
9.
"El baile de graduación le humedeció la bombachita. Ella sola en todo el mundo cree que coger es sagrado, cochino y hermoso".
10.
"Debemos besarnos el culo porque pobres nosotros cada uno tiene uno que no podemos besar".
11.
"Como niños al final de un cuento nocturno tenían, de pronto, mucha sed".
12.
"-Nunca lo sueltes cuando se pone así.
-¡Dios Mío! ¡Nunca lo vi tan grande! ¿Qué te pasa por la mente? ¿Qué estás pensando? Por favor, enséñame a hacerlo. ¿Puedo agarrarlo?
-¡No! Esto es entre Dios y yo.
-Paremos el auto F., te amo, amo tu poder. Emséñame todo".
13.
"-Llegará el Cielo antes que nosotros y cuando lleguemos nos sacará de allí.
-Hay lugar para todos en el Cielo.
-Si hay tanto lugar, Túnica Negra, por qué cuidas la entrada con tanto celo?".
14.
"Ni Robin era suficiente para ti´; querías ser Batman".
15.
"El nacionalismo es psicológicamente inevitable".
16.
"Como muchos maestros, gran parte de lo que entregué era simplemente una carga que yo ya no podía llevar".
17.
"Tu eras el buen animal que yo quería ser o, si eso no era posible, el buen animal que yo quería que existiera. Tú eras la pared contra la que yo, como un murciélago, hacía rebotar mis gritos, para poder orientarme en este largo vuelo nocturno".
18.
"Quiero que el Estado dude seriamente de sí mismo. Quiero que la Policía se convierta en sociedad anónima y caiga con el mercado de valores".
19.
"Nunca tomes una decisión cuando tengas ganas de mear".
20.
"En el cine el viejo se dio vuelta y vio hileras de ojos levantados, y alguna que otra boca mascando mecánicamente, como si estuvieran mirando un partido de ping-pong. A veces, cuando todos los ojos contenían exactamente la misma imagen, hacían sonidos al unísono. Sólo sucedía cuando todos veían exactamente lo mismo, y el sonido se llamaba risa, recordó".
Solo leí las primeras veinte páginas de este libro
y ya quiero leer todo lo publicado por Leonard Cohen.
Incluyendo sus canciones y discos
.
Un mes después, el libro resulta desparejo,
pero sigue siendo excelente.
Es capaz de provocarme una erección en un bondi
con escritos tan chanchos como poéticos,
y homosexuales.
No se qué pensar al respecto de eso.
.
Sí puedo transcribirles unas cuantas frases inolvidables,
en estricto orden de aparición:
1.
"Comparaba a los indios con los griegos, sugiriendo cierta similitud de carácter, una creencia común en que todo talento debe desplegarse a través de la lucha".
2.
"Qué rápido vuelve la mezquindad, y esa forma tan innoble de propiedad inmueble, la ocupación y tiranía posesiva sobre diez centímetros cuadrados de carne humana: la concha de la esposa".
3.
"Y fue esa misma tarde que F. me dijo una de sus mentiras más notables.
-Amigo, nada de esto te tiene que hacer sentir culpable.
-¿Nada de qué?
-Bueno, ya sabes, lo de chupárnosla, mirar películas, la vaselina, lo que hacemos con el perro, escaparnos en horario laboral, lo de los sobacos...".
4.
"El cuello de Edith era así, la cubierta más suave y delgada que pueda existir. Daba la impresión de que un collar pesado le haría salir sangre. Besarla allí era como meterse en algo privado y esquelético, como un hombro de tortuga".
5.
"Siempre me asusto cuando suena un teléfono público. Es algo tan imperioso y desolado, como el mejor poema de un poeta menor".
6.
"No hay nada más silencioso que una fábrica quieta".
7.
"Acuso a la Iglesia de negarse a permitir que Edith me la chupara correctamente".
8.
"Oh Dios, Tu Mañana Es Perfecta. Los Árboles Son Excelentes. El Despertador Westclock También Fue Idea Tuya. Los Muertos No Tienen Que Esperar. No Se Me Ocurre Nada Que No Sea Tuyo. Conoces Las Particularidades Del Canguro. No Puedo Entender Por Qué Mi Brazo No Es Un Árbol de Lilas. Tengo Miedo Porque La Muerte Fue Idea Tuya. Nada Sucederá De Manera Incompleta. Soy Una Criatura En Tu Mañana Escribiendo Un Montón De Palabras Que Empiezan Con Mayúscula..."
9.
"El baile de graduación le humedeció la bombachita. Ella sola en todo el mundo cree que coger es sagrado, cochino y hermoso".
10.
"Debemos besarnos el culo porque pobres nosotros cada uno tiene uno que no podemos besar".
11.
"Como niños al final de un cuento nocturno tenían, de pronto, mucha sed".
12.
"-Nunca lo sueltes cuando se pone así.
-¡Dios Mío! ¡Nunca lo vi tan grande! ¿Qué te pasa por la mente? ¿Qué estás pensando? Por favor, enséñame a hacerlo. ¿Puedo agarrarlo?
-¡No! Esto es entre Dios y yo.
-Paremos el auto F., te amo, amo tu poder. Emséñame todo".
13.
"-Llegará el Cielo antes que nosotros y cuando lleguemos nos sacará de allí.
-Hay lugar para todos en el Cielo.
-Si hay tanto lugar, Túnica Negra, por qué cuidas la entrada con tanto celo?".
14.
"Ni Robin era suficiente para ti´; querías ser Batman".
15.
"El nacionalismo es psicológicamente inevitable".
16.
"Como muchos maestros, gran parte de lo que entregué era simplemente una carga que yo ya no podía llevar".
17.
"Tu eras el buen animal que yo quería ser o, si eso no era posible, el buen animal que yo quería que existiera. Tú eras la pared contra la que yo, como un murciélago, hacía rebotar mis gritos, para poder orientarme en este largo vuelo nocturno".
18.
"Quiero que el Estado dude seriamente de sí mismo. Quiero que la Policía se convierta en sociedad anónima y caiga con el mercado de valores".
19.
"Nunca tomes una decisión cuando tengas ganas de mear".
20.
"En el cine el viejo se dio vuelta y vio hileras de ojos levantados, y alguna que otra boca mascando mecánicamente, como si estuvieran mirando un partido de ping-pong. A veces, cuando todos los ojos contenían exactamente la misma imagen, hacían sonidos al unísono. Sólo sucedía cuando todos veían exactamente lo mismo, y el sonido se llamaba risa, recordó".
domingo, 10 de abril de 2011
CHICO LISTO
.
Nene de la mano de su abuela pasa frente a un policía.
Lo mira. El cana lo saluda.
.
Nene (sorprendido):
¿Viste abuela? No me hizo nada...
Yo (pensando):
Rapiditos, los nenes de hoy. Casi no hay que explicarles nada.
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Nene de la mano de su abuela pasa frente a un policía.
Lo mira. El cana lo saluda.
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Nene (sorprendido):
¿Viste abuela? No me hizo nada...
Yo (pensando):
Rapiditos, los nenes de hoy. Casi no hay que explicarles nada.
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jueves, 7 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
SE VIENE EL CARTÓN LLENO?
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Este año viene cargadito,
de todo lo que me deben.
.
Ahora sólo falta enamorarme.
.
Este año viene cargadito,
de todo lo que me deben.
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Ahora sólo falta enamorarme.
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viernes, 1 de abril de 2011
miércoles, 23 de marzo de 2011
SUPERMAN NO ES TAN PULENTA
.
Es fácil ser valiente cuando sos valiente.
Lo difícil es ser valiente cuando sos cobarde.
.
Es fácil ser valiente cuando sos valiente.
Lo difícil es ser valiente cuando sos cobarde.
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jueves, 24 de febrero de 2011
VIRUS
.
Meter el pentdrive en una computadora de locutorio
es como coger sin forro con una prostituta.
.
Meter el pentdrive en una computadora de locutorio
es como coger sin forro con una prostituta.
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lunes, 14 de febrero de 2011
LA PATATA FLOTANTE
.
Ayer volvía hacia mi casa en bici después de medianoche
y a las dos cuadras la vi. Como nunca. Y me detuve.
Era una patata iluminada desde adentro. Tan cerca.
En el medio de la Avenida Cabildo, flotando,
a la altura de los edificios petisos.
.
Me reí solo.
Traté de buscar un cómplice,
una señora que pasara por la calle,
el conductor del automovil vecino,
un perro callejero con sensibilidad exacerbada,
pero no.
Nadie.
.
Todavía no podía creer que esa era la luna.
Nunca había visto a la luna de esa manera.
Amarilla, a medio hacer, redondeada, inclinada,
con todo su contorno a la vista, y sus pozos,
viniendo hacia nosotros, tan cerca, tan patata.
Pasaron tres semáforos y seguía sin saber qué hacer.
Volví.
.
Llegué al Matienzo e insistí para que salieran.
Fui con la Joan Gasper hasta cruzar la avenida y la vimos.
-Esa no es la luna, es un cartel publicitario -dijo.
-¿Flotando en medio de la calle? ¿Con forma de papa?
Es como si los edificios de veredas opuestas la tuvieran entre ceja y ceja. Nunca la vi a esa altura. Nunca la vi tan cerca.
-Pues que esa no es la luna y ya. Es otra cosa.
.
La dejé ahí mismo esperando con su vaso de cerveza y mi bicicleta.
Fui a buscar más testigos. Facu y su amigo se vinieron conmigo.
Cuando llegamos se veía menos. Se había corrido hacia la derecha.
Ahora la tapaba un edificio.
.
Tomé mi bici y salí a buscarla.
Llegué a las dos cuadras y seguía escondiéndose.
Cada vez más.
Cuanto más pedaleaba, más se veía tan solo el resplandor,
su estela cotra un edificio, su sombra hecha luz.
No la vi más.
.
Pedealée las treinta cuadras mirando hacia arriba.
Buscándola. Sea lo que sea que haya sido.
Había visto una película con extraterrestres. Ok.
Pero yo la vi. ¿Alguien más la vio así?
¿Me la tengo que llevar conmigo para siempre?
A veces, compartir es fundamental.
.
Llegué a mi nueva casa y subí a la terraza.
Recorrí las cuatro esquinas del edificio.
Subí una segunda escalera, de fierro, pegada a la pared,
que lleva hasta los tanques de agua.
Desde ahí, me quedé contemplando a la ciudad toda.
Iluminada, estrellada, edificada, completa.
Sin luna.
.
No se qué fue lo que pasó,
pero al menos encontré el lugar
desde donde veré mi ciudad
desde ahora en adelante
en noches así.
.
Para sentirla mía,
aferrado a una escalera.
Para sentime parte,
con el viento en la remera.
Pensando en una luna,
que fue solo mía.
Y que solo ella sabe,
de quién más será.
Ayer volvía hacia mi casa en bici después de medianoche
y a las dos cuadras la vi. Como nunca. Y me detuve.
Era una patata iluminada desde adentro. Tan cerca.
En el medio de la Avenida Cabildo, flotando,
a la altura de los edificios petisos.
.
Me reí solo.
Traté de buscar un cómplice,
una señora que pasara por la calle,
el conductor del automovil vecino,
un perro callejero con sensibilidad exacerbada,
pero no.
Nadie.
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Todavía no podía creer que esa era la luna.
Nunca había visto a la luna de esa manera.
Amarilla, a medio hacer, redondeada, inclinada,
con todo su contorno a la vista, y sus pozos,
viniendo hacia nosotros, tan cerca, tan patata.
Pasaron tres semáforos y seguía sin saber qué hacer.
Volví.
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Llegué al Matienzo e insistí para que salieran.
Fui con la Joan Gasper hasta cruzar la avenida y la vimos.
-Esa no es la luna, es un cartel publicitario -dijo.
-¿Flotando en medio de la calle? ¿Con forma de papa?
Es como si los edificios de veredas opuestas la tuvieran entre ceja y ceja. Nunca la vi a esa altura. Nunca la vi tan cerca.
-Pues que esa no es la luna y ya. Es otra cosa.
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La dejé ahí mismo esperando con su vaso de cerveza y mi bicicleta.
Fui a buscar más testigos. Facu y su amigo se vinieron conmigo.
Cuando llegamos se veía menos. Se había corrido hacia la derecha.
Ahora la tapaba un edificio.
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Tomé mi bici y salí a buscarla.
Llegué a las dos cuadras y seguía escondiéndose.
Cada vez más.
Cuanto más pedaleaba, más se veía tan solo el resplandor,
su estela cotra un edificio, su sombra hecha luz.
No la vi más.
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Pedealée las treinta cuadras mirando hacia arriba.
Buscándola. Sea lo que sea que haya sido.
Había visto una película con extraterrestres. Ok.
Pero yo la vi. ¿Alguien más la vio así?
¿Me la tengo que llevar conmigo para siempre?
A veces, compartir es fundamental.
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Llegué a mi nueva casa y subí a la terraza.
Recorrí las cuatro esquinas del edificio.
Subí una segunda escalera, de fierro, pegada a la pared,
que lleva hasta los tanques de agua.
Desde ahí, me quedé contemplando a la ciudad toda.
Iluminada, estrellada, edificada, completa.
Sin luna.
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No se qué fue lo que pasó,
pero al menos encontré el lugar
desde donde veré mi ciudad
desde ahora en adelante
en noches así.
.
Para sentirla mía,
aferrado a una escalera.
Para sentime parte,
con el viento en la remera.
Pensando en una luna,
que fue solo mía.
Y que solo ella sabe,
de quién más será.
jueves, 3 de febrero de 2011
LA VERDAD DE LA MEDIALUNA
.
Señora en la panadería:
Dame diez medialunas.
Un segundo, dos segundos, tres..
Sabés qué? Dame una docena y ya, qué tanto.
.
Comparto la sensación.
No se por qué,
cuando pido facturas,
siento la presión
de pedir por docenas.
.
Si se dividen así,
porque siempre fue así,
debería salir más barato el combo.
Pero pedir doce o diez,
en proporción, es lo mismo.
Sigo sin entenderlo.
Señora en la panadería:
Dame diez medialunas.
Un segundo, dos segundos, tres..
Sabés qué? Dame una docena y ya, qué tanto.
.
Comparto la sensación.
No se por qué,
cuando pido facturas,
siento la presión
de pedir por docenas.
.
Si se dividen así,
porque siempre fue así,
debería salir más barato el combo.
Pero pedir doce o diez,
en proporción, es lo mismo.
Sigo sin entenderlo.
martes, 1 de febrero de 2011
MUDANZA
.
Yo suelo ser más Tyler Durden:
las cosas no me importan,
mi traje no me define.
.
Con esto de la mudanza últimamente
me siento muy Edward Norton.
El disfrute de ver catálogos
y querer eso y eso y eso.
El dolor de poder solo eso.
.
Estuve pensando al respecto.
Teniendo el cuenta el costo
de equipar una casa desde cero
creo que es buen negocio casarme.
¿Voluntarias?
Yo suelo ser más Tyler Durden:
las cosas no me importan,
mi traje no me define.
.
Con esto de la mudanza últimamente
me siento muy Edward Norton.
El disfrute de ver catálogos
y querer eso y eso y eso.
El dolor de poder solo eso.
.
Estuve pensando al respecto.
Teniendo el cuenta el costo
de equipar una casa desde cero
creo que es buen negocio casarme.
¿Voluntarias?
miércoles, 26 de enero de 2011
viernes, 21 de enero de 2011
HEMINGWAY Y LA CHICA QUE ERA ALÉRGICA A LA HEROÍNA
Cata me da un sobre cerrado con cinco mil quinientos dólares en retribución por un cuento que Hemingway me dejó como herencia. Vamos a una fiesta. Una vez ahí ella se retoca la sombra verdefuxia del ojo izquierdo a la vez que me entrega su vaso de plástico color rojo.
-Me parece que lo que me diste de tomar tenía heroína. Y yo soy alérgica a la heroína. Chau, me muero.
Cae desmayada en el acto.
-¡Llamen a una ambulancia! –grito con ella en los brazos.
Dos peruanos emergen de algún lado y me la sacan de los brazos. La levantan sin camilla, uno de los pies, otro de los brazos, y la trasladan. Corremos a toda velocidad, imagino que al hospital, pero luego nos internamos en unas calles oscuras y entiendo en un segundo que fueron ellos quienes la drogaron para sacarle los órganos. Por el momento les sigo la corriente.
Llegamos a un galpón amplio con techo de zinc y goteras. Frente nuestro hay dos chicas atadas a unas sillas. Nos sentamos a esperar. No sé exactamente qué. ¿Al jefe? Cata también está atada a una silla. Sé que si los peleo me dan un tiro en la cabeza. También sé que a Cata la van a vender a un cafiolo para que labure de prostituta porque le acarician la mejilla y le dicen al oído:
-No te preocupes, te va a gustar.
Para sacarles conversación les pregunto a cuánto se vende una chica como ella e, inesperadamente, les hago una oferta mayor con la plata que Hemingway me legó. Les digo que la plata la tengo en el hostel y los convenzo. Vamos hacia allá.
De camino pasamos por las ruinas de Tipón (todo esto lo soñé en Perú). Para bajar hay que saltar de escalón a escalón. Los escalones son cinco rocas grandes cuadradas separadas un trecho de cada una. Es difícil bajar y en un movimiento los empujo como fichas de dominó, se golpean la cabeza y quedan dormiditos.
A esta altura ya me estoy despertando, pero antes de hacerlo quiero escribir la trama del sueño porque a mi entender es brillante. Claro que para escribirlo debo separar los párpados y, como todos saben, cuando amanece la luz por la ranura de los ojos los sueños aprovechan, se deslizan y fuishhh, si me viste no me acuerdo. Por eso decido escribirlo en mi mente, repasándolo.
Intento que el sueño cumpla a rajatabla los mismos pasos pero mientras las compuertas de los párpados están cerradas el inconsciente sigue despierto y se niega a dejar el juego. La historia básicamente es la misma, pero se agregan detalles. Tiene una pequeña participación Juan Roteta, que tiene el sueño de hacer una remera ingeniosa mientras el del melli, su amigo, es que sea económicamente redituable. Lindo conflicto, aunque algo incompatible. Cata ahora también es amiga de Capocha, el millonario hijo de Andreani, y nada por su pileta olímpica. Al verla se que ella tomaba merca en una época, algo que no me gusta. Ya no es tan inocente. La historia tiene grietas insalvables, se me viene abajo.
Trato de repasarla una tercera vez y en la mitad recuerdo que escribir todo en la mente es tan útil como ir al baño en los sueños. A la larga el problema persiste y solo al despertar pueden encontrar la verdadera solución. Decido entonces abrir los ojos con la idea de correr hasta mi cuaderno y escribirlo todo con urgencia.
Apenas lo hago se pierde la mitad del sueño. Los detalles, eso que hace a una historia única, personal, irrepetible. Estoy en la parte superior de una cama marinera y la lapicera y el cuaderno están allá abajo, lejos. Ya voy, ya voy.
Lo que queda es aquel bodoque de ahí arriba. Pura acción berreta de película clase b. Juro que era genial. Yo lo viví. Fue genial.
Por lo menos, en lo que quedó, sigo siendo el héroe.
-Me parece que lo que me diste de tomar tenía heroína. Y yo soy alérgica a la heroína. Chau, me muero.
Cae desmayada en el acto.
-¡Llamen a una ambulancia! –grito con ella en los brazos.
Dos peruanos emergen de algún lado y me la sacan de los brazos. La levantan sin camilla, uno de los pies, otro de los brazos, y la trasladan. Corremos a toda velocidad, imagino que al hospital, pero luego nos internamos en unas calles oscuras y entiendo en un segundo que fueron ellos quienes la drogaron para sacarle los órganos. Por el momento les sigo la corriente.
Llegamos a un galpón amplio con techo de zinc y goteras. Frente nuestro hay dos chicas atadas a unas sillas. Nos sentamos a esperar. No sé exactamente qué. ¿Al jefe? Cata también está atada a una silla. Sé que si los peleo me dan un tiro en la cabeza. También sé que a Cata la van a vender a un cafiolo para que labure de prostituta porque le acarician la mejilla y le dicen al oído:
-No te preocupes, te va a gustar.
Para sacarles conversación les pregunto a cuánto se vende una chica como ella e, inesperadamente, les hago una oferta mayor con la plata que Hemingway me legó. Les digo que la plata la tengo en el hostel y los convenzo. Vamos hacia allá.
De camino pasamos por las ruinas de Tipón (todo esto lo soñé en Perú). Para bajar hay que saltar de escalón a escalón. Los escalones son cinco rocas grandes cuadradas separadas un trecho de cada una. Es difícil bajar y en un movimiento los empujo como fichas de dominó, se golpean la cabeza y quedan dormiditos.
A esta altura ya me estoy despertando, pero antes de hacerlo quiero escribir la trama del sueño porque a mi entender es brillante. Claro que para escribirlo debo separar los párpados y, como todos saben, cuando amanece la luz por la ranura de los ojos los sueños aprovechan, se deslizan y fuishhh, si me viste no me acuerdo. Por eso decido escribirlo en mi mente, repasándolo.
Intento que el sueño cumpla a rajatabla los mismos pasos pero mientras las compuertas de los párpados están cerradas el inconsciente sigue despierto y se niega a dejar el juego. La historia básicamente es la misma, pero se agregan detalles. Tiene una pequeña participación Juan Roteta, que tiene el sueño de hacer una remera ingeniosa mientras el del melli, su amigo, es que sea económicamente redituable. Lindo conflicto, aunque algo incompatible. Cata ahora también es amiga de Capocha, el millonario hijo de Andreani, y nada por su pileta olímpica. Al verla se que ella tomaba merca en una época, algo que no me gusta. Ya no es tan inocente. La historia tiene grietas insalvables, se me viene abajo.
Trato de repasarla una tercera vez y en la mitad recuerdo que escribir todo en la mente es tan útil como ir al baño en los sueños. A la larga el problema persiste y solo al despertar pueden encontrar la verdadera solución. Decido entonces abrir los ojos con la idea de correr hasta mi cuaderno y escribirlo todo con urgencia.
Apenas lo hago se pierde la mitad del sueño. Los detalles, eso que hace a una historia única, personal, irrepetible. Estoy en la parte superior de una cama marinera y la lapicera y el cuaderno están allá abajo, lejos. Ya voy, ya voy.
Lo que queda es aquel bodoque de ahí arriba. Pura acción berreta de película clase b. Juro que era genial. Yo lo viví. Fue genial.
Por lo menos, en lo que quedó, sigo siendo el héroe.
viernes, 14 de enero de 2011
MUERTE A FIBERTEL
Hola quiero solicitar la baja del servicio.
Nombre: Fernando XXXXXXXX
Nº de cliente: XXXXXXXX
Motivo de la baja:
Hace una semana estoy sin internet.
No se si les avisaron, pero su servicio de atención al cliente es pésimo. Quizás sea porque atan de lengua a sus empleados negándoles las respuestas correctas.
En principio intenté contenerme, ya que siento lástima por la gente que cobra dinero por recibir insultos. Tengo empatía, es una de mis debilidades. A pesar de ser cómplices, los compadezco y les agradezco por no hacer algo más satisfactorio para ganar dinero, como robarle a ancianos.
Al cuarto día ya no pude contenerme y me descargué con una telefonista que tomó con algo de desgano mi malhumor. A sabiendas de que no podía insultarme ni cortar el teléfono le expliqué las razones por las que preferiría ofrecer agrandar un combo antes que hacer su trabajo.
Una de ellas era la teoría de que exponerse a tanta energía negativa por el tiempo suficiente probablemente le genere algún tipo de cáncer en futuro próximo.
También fantaseé las terribles condiciones de su vida personal que la habrían llevado a tomar semejante trabajo y sostenerlo.
Al quinto día sentí culpa.
Pero el odio persistía.
Seis días sin internet.
En este momento los detesto.
Desearía que desaparezcan y explote la compañía sin que mueran inocentes.
Solo los directivos.
Creo que nunca antes fui adicto a algo tanto como lo soy hoy a internet.
Ustedes me hicieron ver mi problema como si fueran una confrontación.
Y no son mis familiares.
Ahora tengo que convivir con la culpa de no tener ganas de solucionar mi adicción.
Ya no puedo sentirme mejor que los borrachos y adictos al juego.
Soy víctima de mi generación.
Y los detesto.
Septimo día sin internet.
Hoy soy mas Kirchnerista por culpa de ustedes.
Muerte a su primo Clarín, por ser familiares.
Hasta nunca.
Cariños
Fer
Nombre: Fernando XXXXXXXX
Nº de cliente: XXXXXXXX
Motivo de la baja:
Hace una semana estoy sin internet.
No se si les avisaron, pero su servicio de atención al cliente es pésimo. Quizás sea porque atan de lengua a sus empleados negándoles las respuestas correctas.
En principio intenté contenerme, ya que siento lástima por la gente que cobra dinero por recibir insultos. Tengo empatía, es una de mis debilidades. A pesar de ser cómplices, los compadezco y les agradezco por no hacer algo más satisfactorio para ganar dinero, como robarle a ancianos.
Al cuarto día ya no pude contenerme y me descargué con una telefonista que tomó con algo de desgano mi malhumor. A sabiendas de que no podía insultarme ni cortar el teléfono le expliqué las razones por las que preferiría ofrecer agrandar un combo antes que hacer su trabajo.
Una de ellas era la teoría de que exponerse a tanta energía negativa por el tiempo suficiente probablemente le genere algún tipo de cáncer en futuro próximo.
También fantaseé las terribles condiciones de su vida personal que la habrían llevado a tomar semejante trabajo y sostenerlo.
Al quinto día sentí culpa.
Pero el odio persistía.
Seis días sin internet.
En este momento los detesto.
Desearía que desaparezcan y explote la compañía sin que mueran inocentes.
Solo los directivos.
Creo que nunca antes fui adicto a algo tanto como lo soy hoy a internet.
Ustedes me hicieron ver mi problema como si fueran una confrontación.
Y no son mis familiares.
Ahora tengo que convivir con la culpa de no tener ganas de solucionar mi adicción.
Ya no puedo sentirme mejor que los borrachos y adictos al juego.
Soy víctima de mi generación.
Y los detesto.
Septimo día sin internet.
Hoy soy mas Kirchnerista por culpa de ustedes.
Muerte a su primo Clarín, por ser familiares.
Hasta nunca.
Cariños
Fer
PAN COMIDO
Esa noche pintaban canguros en las mejillas de los extranjeros. Así eran las cosas en el bar del hostel de Cuzco que, supuestamente, se ponía de noche. Había pizarrones grandes anunciando los tragos en oferta con tizas de colores, una mesa de pool de esas que rebotan las bolas con fuerza contra las bandas y nunca jamás entran, prometían karaoke, australianas, latinos que hablan buen inglés y así. Si anunciaban aventuras, estas eran diseñadas, preconcebidas y programadas al detalle. Yo miraba el resumen de los goles de algún equipo mexicano en la pantalla gigante, todo moderno y bien invertido, y decidí que a la aventura había que salir a buscarla. Agarré la billetera y me fui a comprar porro.
El empedrado brillaba como la vajilla en una publicidad de detergente. Caminé unas vueltas alrededor de la Plaza de Armas convencido de que lo mejor de la religión era su arquitectura. Las iglesias suelen ser más bonitas que las Casas de Gobierno. Algo similar sucede con las mentiras que se anuncian en cada lugar. Como pasa en el Once, donde una cuadra ofrece todas las tiendas de un mismo rubro, acá había una Iglesia en cada esquina. No había tienda de porro a la vista. En las escalinatas de una de las Iglesias encontré un grupo de argentinos con rastas, pulovercitos y chancletas de cuero que me indicaron la calle oficial donde paran los dealers. Dijeron que por 50 soles (70 pesos) te dan más o menos diez porros. No está mal, si pega.
Hacia allá fui, contento de arreglármelas solo, de sentirme adulto. Ya aprendí a ir al baño por mi cuenta, a cruzar la calle, a tomar el bondi, a cocinarme, a cumplir un horario de trabajo y ahora a comprar mis propias drogas. Estaba creciendo un poco todos los días, aunque no se notara, como las plantas. Llegué a la segunda Plaza de Armas y fui en busca de aquella calle angosta. ¿Por qué hay tantas Plazas de Armas en Perú y Bolivia? ¿Cuántas revoluciones hubo en este lugar? Si parecen tan pacíficos. Enfilé directo hacia el pasaje estrecho mirando a los ojos del hombre que me miraba a los ojos. Estaba parado en la esquina, espalda contra la pared. Tenía un cierto parecido al protagonista de Machete luego de haber quedado escuálido para interpretar un papel distinto en su nueva película. Llegué hasta él con la posibilidad de seguir caminando y cambiar de opinión al último minuto. Nunca se sabe. Me extendió la mano y se la di.
-¿Marihuana?
-Sí, por favor.
Dijo que por 50 soles me daba un buen pedazo de cogollo. Todo marchaba de mil maravillas.
-Pero aquí no se puede, por la policía –me dijo.
Quiso que le entregara la plata para que fuera a buscarlo. Tan tonto no soy. Lo esperé ahí mientras iba a su escondite. Punto para mí. Empezó a lloviznar, lo que no era malo teniendo en cuenta el calor y la circunstancia. En vacaciones uno está mucho más predispuesto a mojarse de noche. Me puse a resguardo debajo de un techito y me acordé del noticiero deportivo que había visto en el hostel con la noticia del balazo en la cabeza a Salvador Cabañas, delantero de Paraguay. Balazo en la cabeza. ¡Pumba! Y no se murió. Al defensor Fernando Cáceres también le habían disparado en el ojo ese año y había sobrevivido. Y todos los amigos de Buonanotte fallecieron en su accidente, menos él. Ser famoso tenía sus ventajas. ¿O ser futbolista? Ahora que lo pienso, yo también me salvé de un accidente. Lo sabía. Seré periodista o intento de cineasta, pero pude haber sido futbolista. Es bueno sacarse la duda de una vez. Igual creo que elegí bien. Dicen que es un ambiente jodidísimo y a mí me gusta hacer amigos. Además, demasiadas presiones y el día del después te lo regalo. No me convenía. Dejó de llover.
Machete en ayuno regresó y sin levantar la perdiz, haciendo como quien no quiere la cosa, me pasó la cuestión envuelta en bolsa de nylon y encintada por demás. Dijo que la guardara rápido. Yo traté de abrirla para ver y oler, pero estaba demasiado encintada y él se sobresaltó. Dijo que si la policía lo veía estaba listo.
-Estuve cinco años preso, ahí no vuelvo ni loco. Yo trabajo acá. Esta es mi esquina, todos me conocen. Me llamo Fito, cualquier cosa me encontrás acá –me dio la mano fuerte tres veces, con un saludo de código de amigos de fraternidad.
Parecía honesto y la bolsa tenía la contextura indicada. Decidí confiar. Hay que creer en la gente de vez en cuando. Le di la mano y me fui. Entré en el primer restaurant y pedí de ir al baño para chequear. Hay que desconfiar de la gente de vez en cuando. Desenvolví el paquete como si fuera un regalo de cumpleaños y reaccioné como un nene al que le regalan ropa. ¿Cómo? ¿Esto me trajiste? Parecía pasto. Lo miré dos veces y seguía pareciendo pasto. Lo olí y seguía pareciendo pasto. No necesité buscar una vaca para que lo cate y defina: decidí que efectivamente era pasto.
Salí corriendo hacia la esquina. Fito debía estar ahí, esa era su esquina de toda la vida, pero no. El nuevo papel de Machete era el de estafador y yo era el único estúpido que había pagado entrada para verlo. Di tres vueltas a la manzana volviendo siempre a la misma esquina. Una esquina a la que regresaría siempre que tuviera oportunidad en mis cinco días de estadía en Cuzco. Por si acaso. Una esquina en la que siempre llegaría a la misma conclusión: soy pan comido. Empezó a llover.
El empedrado brillaba como la vajilla en una publicidad de detergente. Caminé unas vueltas alrededor de la Plaza de Armas convencido de que lo mejor de la religión era su arquitectura. Las iglesias suelen ser más bonitas que las Casas de Gobierno. Algo similar sucede con las mentiras que se anuncian en cada lugar. Como pasa en el Once, donde una cuadra ofrece todas las tiendas de un mismo rubro, acá había una Iglesia en cada esquina. No había tienda de porro a la vista. En las escalinatas de una de las Iglesias encontré un grupo de argentinos con rastas, pulovercitos y chancletas de cuero que me indicaron la calle oficial donde paran los dealers. Dijeron que por 50 soles (70 pesos) te dan más o menos diez porros. No está mal, si pega.
Hacia allá fui, contento de arreglármelas solo, de sentirme adulto. Ya aprendí a ir al baño por mi cuenta, a cruzar la calle, a tomar el bondi, a cocinarme, a cumplir un horario de trabajo y ahora a comprar mis propias drogas. Estaba creciendo un poco todos los días, aunque no se notara, como las plantas. Llegué a la segunda Plaza de Armas y fui en busca de aquella calle angosta. ¿Por qué hay tantas Plazas de Armas en Perú y Bolivia? ¿Cuántas revoluciones hubo en este lugar? Si parecen tan pacíficos. Enfilé directo hacia el pasaje estrecho mirando a los ojos del hombre que me miraba a los ojos. Estaba parado en la esquina, espalda contra la pared. Tenía un cierto parecido al protagonista de Machete luego de haber quedado escuálido para interpretar un papel distinto en su nueva película. Llegué hasta él con la posibilidad de seguir caminando y cambiar de opinión al último minuto. Nunca se sabe. Me extendió la mano y se la di.
-¿Marihuana?
-Sí, por favor.
Dijo que por 50 soles me daba un buen pedazo de cogollo. Todo marchaba de mil maravillas.
-Pero aquí no se puede, por la policía –me dijo.
Quiso que le entregara la plata para que fuera a buscarlo. Tan tonto no soy. Lo esperé ahí mientras iba a su escondite. Punto para mí. Empezó a lloviznar, lo que no era malo teniendo en cuenta el calor y la circunstancia. En vacaciones uno está mucho más predispuesto a mojarse de noche. Me puse a resguardo debajo de un techito y me acordé del noticiero deportivo que había visto en el hostel con la noticia del balazo en la cabeza a Salvador Cabañas, delantero de Paraguay. Balazo en la cabeza. ¡Pumba! Y no se murió. Al defensor Fernando Cáceres también le habían disparado en el ojo ese año y había sobrevivido. Y todos los amigos de Buonanotte fallecieron en su accidente, menos él. Ser famoso tenía sus ventajas. ¿O ser futbolista? Ahora que lo pienso, yo también me salvé de un accidente. Lo sabía. Seré periodista o intento de cineasta, pero pude haber sido futbolista. Es bueno sacarse la duda de una vez. Igual creo que elegí bien. Dicen que es un ambiente jodidísimo y a mí me gusta hacer amigos. Además, demasiadas presiones y el día del después te lo regalo. No me convenía. Dejó de llover.
Machete en ayuno regresó y sin levantar la perdiz, haciendo como quien no quiere la cosa, me pasó la cuestión envuelta en bolsa de nylon y encintada por demás. Dijo que la guardara rápido. Yo traté de abrirla para ver y oler, pero estaba demasiado encintada y él se sobresaltó. Dijo que si la policía lo veía estaba listo.
-Estuve cinco años preso, ahí no vuelvo ni loco. Yo trabajo acá. Esta es mi esquina, todos me conocen. Me llamo Fito, cualquier cosa me encontrás acá –me dio la mano fuerte tres veces, con un saludo de código de amigos de fraternidad.
Parecía honesto y la bolsa tenía la contextura indicada. Decidí confiar. Hay que creer en la gente de vez en cuando. Le di la mano y me fui. Entré en el primer restaurant y pedí de ir al baño para chequear. Hay que desconfiar de la gente de vez en cuando. Desenvolví el paquete como si fuera un regalo de cumpleaños y reaccioné como un nene al que le regalan ropa. ¿Cómo? ¿Esto me trajiste? Parecía pasto. Lo miré dos veces y seguía pareciendo pasto. Lo olí y seguía pareciendo pasto. No necesité buscar una vaca para que lo cate y defina: decidí que efectivamente era pasto.
Salí corriendo hacia la esquina. Fito debía estar ahí, esa era su esquina de toda la vida, pero no. El nuevo papel de Machete era el de estafador y yo era el único estúpido que había pagado entrada para verlo. Di tres vueltas a la manzana volviendo siempre a la misma esquina. Una esquina a la que regresaría siempre que tuviera oportunidad en mis cinco días de estadía en Cuzco. Por si acaso. Una esquina en la que siempre llegaría a la misma conclusión: soy pan comido. Empezó a llover.
sábado, 8 de enero de 2011
MUJERES
Bukowski, un tipo que tardó cincuenta años en coger regularmente y, una vez que lo consiguió, no pudo parar. Sus mil y un mujeres en esta novela que cuenta cómo conoce y despacha a cada una sin cuestionarse la conducta en ningún momento. Como buen borracho. Y esa inutilidad de observar a las mujeres, todas distintas, para escribirlas, describirlas y tratar de entenderlas. Una tarea imposible. Mejor, disfrutarlas.
25 Frases traducidas:
1.
"Muchos buenos hombres fueron puestos debajo de puentes por mujeres".
2.
"Ese es el problema de tomar alcohol, pensé, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa tomás para olvidar; si algo bueno pasa tomás para celebrar; y si no pasa nada tomás para que pase algo".
3.
"La primera cosa que me gustó de ti, dijo Lidia, es que no tenías televisión en tu casa. Otra cosa que me gustó es que tu casa era roñosa. Sabía que me la chuparías".
4.
"Entonces esta rubia, de 19, con anteojos y una sonrisa se acercó a mi. Su sonrisa nunca desapareció.
-Quiero cogerte -dijo-. Es tu cara.
-¿Qué pasa con mi cara?
-Es magnífica. Quiero destruir tu cara con mi concha.
-Puede que resulte de la manera opuesta.
-No apuestes a ello.
-Tienes razón. Las conchas son indestructibles".
5.
"El potencial no significa nada. Tienes que hacerlo. Casi todos los bebes en sus cunas tienen más potencial del que yo tengo".
6.
"Pensá en tener 80 y cojerte a una de 18. Si existe alguna manera de hacerle trampa al juego de la muerte, es esa".
7.
"La gente enamorada suele volverse peligrosa. Pierden su sentido de perspectiva. Pierden su sentido del humor. Se vuelven nerviosos, psicóticos, aburridos. Algunos hasta se vuelven asesinos".
8.
"-¿Escrbiste hoy?
-Un poco.
-¿Algo bueno?
-Nunca se sabe hasta 18 días después".
9.
"-Esta bien, conozco una forma de averiguar si recién te la cogiste.
-¿Cual?
-Vamos a coger.
-¡Está bien!
Pasé la prueba, pero luego pensé, ¿cómo puede un hombre probar la infidelidad de una mujer? Parecía injusto.
10.
"Algunas personas pueden escribir cartas artísticas e inventivas, pero cuando tratan de escribir un poema o un cuento o una novela se vuelven pretenciosos".
11.
"Conocía muchas mujeres. ¿Por qué siempre más mujeres? ¿Qué estaba tratando de hacer? Yo era viejo y feo. Quizás por eso me sentía tan bien metiéndosela a chicas jóvenes. ¿Estaba tratando de coger mi camino más allá de la muerte? Yo simplemente no quería envejecer mal, simplemente abandonar, morir antes de que la muerte llegue".
12.
"Si hubiera nacido mujer, sería una prostituta. Como había nacido hombre, deseaba a las mujeres constantemente. Y sin embargo las mujeres -las buenas mujeres- me asustaban porque eventualmente querían tu alma, y lo que quedaba de la mía, quería guardármela para mi".
13.
"Estaba asombrado al descubrir que tenía una concha grande. Una concha extra large. Esa era una tragedia. El peor pecado de una mujer. Trabajé y trabajé. Mindy estaba acostada ahí y parecía disfrutarlo. Le deseaba a Jesús que así fuera. Empecé a transpirar. Me dolía la espalda. Estaba mareado, enfermo. Su concha parecía hacerse cada vez más grande. No podía sentir nada. Era como tratar de coger una gran bolsa de papel. Apenas si tocaba los costados de la concha. Era agonía, trabajo incansable sin recompensa. Me sentía maldito. No quería herir sus sentimientos. Desesperadamente quería acabar".
14.
"Glendoline asumía que el lector estaba tan fascinado por su vida como ella -un error fatal".
15.
"Pocas mujeres hermosas estaban dispuestas a indicar en público que pertenecían a un hombre. Las aceptaba por lo que eran, y el amor llegaba duro y muy pocas veces. Cuando lo hacía en general era por las razones equivocadas. Uno simplemente se cansaba de guardarse el amor y lo dejaba ir porque necesitaba un lugar a dónde ir. Entonces, usalmente, surgían los problemas".
16.
"El resto de nosotros estaría bien hasta que los pobres aprendan a hacer bombas atómicas en sus sótanos".
17.
"-Nunca te cogiste a una mujer muerta, no es cierto?
-Solo parecía que algunas de ellas estaban muertas".
18.
"Hay un problema con los escritores. Si lo que un escritor escribe se pública y vende un montón, el escritor piensa que es genial. Si lo que escribe un escritor se publica y vende más o menos, el escritor piensa que es genial. Si lo que el escritor escribe se publica y vende poco, el escritor piensa que es genial. Si lo que el escritor escribe no se publica nunca y no tiene la plata para publicarlo él mismo, entonces piensa que es verdaderamente genial".
19.
"Las lecturas te daban un pedazo de culo a veces. Los rock stars conseguían culos; boxeadores en ascenso conseguían culos; grandes toreadores conseguían vírgenes. De alguna manera, solo los toreadores lo merecían".
20.
"La gente de Nueva York se sentaba ahí afuera y tomaba cerveza y soda y hielo y agua. Ellos duraban y fumaban cigarrillos. Solo estar vivo era una victoria".
21.
"Besarse es más íntimo que coger. Por eso nunca me gustó que mis mujeres fueran por allí besando a otros hombres. Prefería que se los cogieran".
22.
"Si le mientes a un hombre acerca de su talento solo porque está sentado enfrente tuyo, esa es la mentira más imperdonable de todas, porque eso es decirle que siga, que continúe que era la peor manera para que un hombre sin verdadero talento desperdicie su vida, finalmente. Pero mucha gente hace eso, amigos y parientes en especial".
23.
"¿De dónde venían todas las mujeres? El stock era interminable. Cada una de ellas era individual, diferente. Sus conchas eran diferentes, sus besos eran diferentes, sus tetas eran diferentes, pero ningún hombre podía tomarlas todas, había demasiadas, cruzando sus piernas, volviendo locos a los hombres. Qué banquete!".
24.
"Me gusta ver el coraje en cualquier parte, en animales, pájaros, reptiles, humanos. Me hace sentir bien. Se trata del estilo frente a no tener ninguna chance en absoluto".
25.
"Yo era un buen tipo y el perro lo sabía. Los animales saben ese tipo de cosa".
25 Frases traducidas:
1.
"Muchos buenos hombres fueron puestos debajo de puentes por mujeres".
2.
"Ese es el problema de tomar alcohol, pensé, mientras me servía un trago. Si algo malo pasa tomás para olvidar; si algo bueno pasa tomás para celebrar; y si no pasa nada tomás para que pase algo".
3.
"La primera cosa que me gustó de ti, dijo Lidia, es que no tenías televisión en tu casa. Otra cosa que me gustó es que tu casa era roñosa. Sabía que me la chuparías".
4.
"Entonces esta rubia, de 19, con anteojos y una sonrisa se acercó a mi. Su sonrisa nunca desapareció.
-Quiero cogerte -dijo-. Es tu cara.
-¿Qué pasa con mi cara?
-Es magnífica. Quiero destruir tu cara con mi concha.
-Puede que resulte de la manera opuesta.
-No apuestes a ello.
-Tienes razón. Las conchas son indestructibles".
5.
"El potencial no significa nada. Tienes que hacerlo. Casi todos los bebes en sus cunas tienen más potencial del que yo tengo".
6.
"Pensá en tener 80 y cojerte a una de 18. Si existe alguna manera de hacerle trampa al juego de la muerte, es esa".
7.
"La gente enamorada suele volverse peligrosa. Pierden su sentido de perspectiva. Pierden su sentido del humor. Se vuelven nerviosos, psicóticos, aburridos. Algunos hasta se vuelven asesinos".
8.
"-¿Escrbiste hoy?
-Un poco.
-¿Algo bueno?
-Nunca se sabe hasta 18 días después".
9.
"-Esta bien, conozco una forma de averiguar si recién te la cogiste.
-¿Cual?
-Vamos a coger.
-¡Está bien!
Pasé la prueba, pero luego pensé, ¿cómo puede un hombre probar la infidelidad de una mujer? Parecía injusto.
10.
"Algunas personas pueden escribir cartas artísticas e inventivas, pero cuando tratan de escribir un poema o un cuento o una novela se vuelven pretenciosos".
11.
"Conocía muchas mujeres. ¿Por qué siempre más mujeres? ¿Qué estaba tratando de hacer? Yo era viejo y feo. Quizás por eso me sentía tan bien metiéndosela a chicas jóvenes. ¿Estaba tratando de coger mi camino más allá de la muerte? Yo simplemente no quería envejecer mal, simplemente abandonar, morir antes de que la muerte llegue".
12.
"Si hubiera nacido mujer, sería una prostituta. Como había nacido hombre, deseaba a las mujeres constantemente. Y sin embargo las mujeres -las buenas mujeres- me asustaban porque eventualmente querían tu alma, y lo que quedaba de la mía, quería guardármela para mi".
13.
"Estaba asombrado al descubrir que tenía una concha grande. Una concha extra large. Esa era una tragedia. El peor pecado de una mujer. Trabajé y trabajé. Mindy estaba acostada ahí y parecía disfrutarlo. Le deseaba a Jesús que así fuera. Empecé a transpirar. Me dolía la espalda. Estaba mareado, enfermo. Su concha parecía hacerse cada vez más grande. No podía sentir nada. Era como tratar de coger una gran bolsa de papel. Apenas si tocaba los costados de la concha. Era agonía, trabajo incansable sin recompensa. Me sentía maldito. No quería herir sus sentimientos. Desesperadamente quería acabar".
14.
"Glendoline asumía que el lector estaba tan fascinado por su vida como ella -un error fatal".
15.
"Pocas mujeres hermosas estaban dispuestas a indicar en público que pertenecían a un hombre. Las aceptaba por lo que eran, y el amor llegaba duro y muy pocas veces. Cuando lo hacía en general era por las razones equivocadas. Uno simplemente se cansaba de guardarse el amor y lo dejaba ir porque necesitaba un lugar a dónde ir. Entonces, usalmente, surgían los problemas".
16.
"El resto de nosotros estaría bien hasta que los pobres aprendan a hacer bombas atómicas en sus sótanos".
17.
"-Nunca te cogiste a una mujer muerta, no es cierto?
-Solo parecía que algunas de ellas estaban muertas".
18.
"Hay un problema con los escritores. Si lo que un escritor escribe se pública y vende un montón, el escritor piensa que es genial. Si lo que escribe un escritor se publica y vende más o menos, el escritor piensa que es genial. Si lo que el escritor escribe se publica y vende poco, el escritor piensa que es genial. Si lo que el escritor escribe no se publica nunca y no tiene la plata para publicarlo él mismo, entonces piensa que es verdaderamente genial".
19.
"Las lecturas te daban un pedazo de culo a veces. Los rock stars conseguían culos; boxeadores en ascenso conseguían culos; grandes toreadores conseguían vírgenes. De alguna manera, solo los toreadores lo merecían".
20.
"La gente de Nueva York se sentaba ahí afuera y tomaba cerveza y soda y hielo y agua. Ellos duraban y fumaban cigarrillos. Solo estar vivo era una victoria".
21.
"Besarse es más íntimo que coger. Por eso nunca me gustó que mis mujeres fueran por allí besando a otros hombres. Prefería que se los cogieran".
22.
"Si le mientes a un hombre acerca de su talento solo porque está sentado enfrente tuyo, esa es la mentira más imperdonable de todas, porque eso es decirle que siga, que continúe que era la peor manera para que un hombre sin verdadero talento desperdicie su vida, finalmente. Pero mucha gente hace eso, amigos y parientes en especial".
23.
"¿De dónde venían todas las mujeres? El stock era interminable. Cada una de ellas era individual, diferente. Sus conchas eran diferentes, sus besos eran diferentes, sus tetas eran diferentes, pero ningún hombre podía tomarlas todas, había demasiadas, cruzando sus piernas, volviendo locos a los hombres. Qué banquete!".
24.
"Me gusta ver el coraje en cualquier parte, en animales, pájaros, reptiles, humanos. Me hace sentir bien. Se trata del estilo frente a no tener ninguna chance en absoluto".
25.
"Yo era un buen tipo y el perro lo sabía. Los animales saben ese tipo de cosa".
domingo, 2 de enero de 2011
JA!
-Cómo anda Offderecord?
-Bien papu, surfeándola.
-Suena mejor que sufriéndola. ¿Al sufrimiento habría que surfearlo?
-Mañana es el último recital así que capaz podés tomarte unos vinitos acodado al mostrador.
-Sí sí, siempre lo tengo en mente, no te miento. Pero el estado de ánimo del último minuto es el que define de veras. Funciona asi, por alguna razon.
-Si lo sabré.
-Hoy te digo que es mi plan, trataré de cumplirlo. Ganas no me faltan pero solo no me mando.
-Sos un bolas. Salir solo es lo más.
-Cada vez que logro hacerlo, coincido plenamente. Pero en casa me olvido..
-Hahaha
-¿Por qué tus ja son con h? ¿Te reís en silencio? ¿Sonreís? A mi me cuesta horrores escribir jajaja, porque cuando lo escribo no lo siento.
-No no, es por reminiscencias anglo parlantes, me quedó el haha internacional. Pero el jaja va como ñapi.
-Quizás hahaha sea más honesto... yo también me río por dentro. Para reírse hacia afuera frente a un computador tiene que pasar algo más que muy gracioso.
-Todos los haha o jaja virtuales son algo mudos.
-Pasa que el haha corre riesgo de ser ah ah, que significa otra cosa.
-No no, el orden de los factores literarios en este caso, altera grotescamente el producto. Hay que tener cuidado de no poner la a primero.
-Yo a los jajaja no los siento, me suenan falsos. Me quedo con el jjj, que es más risa pícara.
-La intejeccion pícara es el jiji.
-El jiji y el jjjj es lo mismo.
-Sí, son de oro o de copa.
-Además el jijiji del Indio Solari de pícaro no tiene nada, es más pesadelo. El je, lamentablemente, varió por culpa de Ramon Diaz. Yo lo asocio a él: risa socarrona, sobradora.
-El je!?
-Je. Si lees el Olé, el je es Ramon Díaz.
-jajaja (de la posta) No me imagino por qué Ramón. Y soy cuervo.
-Porque es pillo, siempre tira bomba y se va.
-je!
-Y el Olé supo traducir eso como el je. sin ! Je.
-Claro, el !, es muy del PLOP! de Condorito para cerrar.
-Claaro. Yo soy muy cuidados con mis ! no se por qué me hacen sentir Flanders. Poner un ! de más, me hace sentir nabo. Súper optimista. Exceso de adolescencia. Yo soy más sarcastironineuroticopesimista.
-Yo lo tengo sin cuidado, lo uso mucho, cada cosa que digo le mando doblete por las dudas !!
-jaja. El ! está bastardeado. Hay que saber utilizarlo porque sino pierde su potencial.
-Che vieja, me voy a empilchar que cumplo 5 meses con la patrona y me sacan de paseo
-Que no te pongan la correa!
-Y sí, contra ellas me dejo llevar, naturaleza llama y un pelo de...y la yunta de bueyes y todo eso de perseguir a la coneja y la mar en coche.
-!!!!
-Bien papu, surfeándola.
-Suena mejor que sufriéndola. ¿Al sufrimiento habría que surfearlo?
-Mañana es el último recital así que capaz podés tomarte unos vinitos acodado al mostrador.
-Sí sí, siempre lo tengo en mente, no te miento. Pero el estado de ánimo del último minuto es el que define de veras. Funciona asi, por alguna razon.
-Si lo sabré.
-Hoy te digo que es mi plan, trataré de cumplirlo. Ganas no me faltan pero solo no me mando.
-Sos un bolas. Salir solo es lo más.
-Cada vez que logro hacerlo, coincido plenamente. Pero en casa me olvido..
-Hahaha
-¿Por qué tus ja son con h? ¿Te reís en silencio? ¿Sonreís? A mi me cuesta horrores escribir jajaja, porque cuando lo escribo no lo siento.
-No no, es por reminiscencias anglo parlantes, me quedó el haha internacional. Pero el jaja va como ñapi.
-Quizás hahaha sea más honesto... yo también me río por dentro. Para reírse hacia afuera frente a un computador tiene que pasar algo más que muy gracioso.
-Todos los haha o jaja virtuales son algo mudos.
-Pasa que el haha corre riesgo de ser ah ah, que significa otra cosa.
-No no, el orden de los factores literarios en este caso, altera grotescamente el producto. Hay que tener cuidado de no poner la a primero.
-Yo a los jajaja no los siento, me suenan falsos. Me quedo con el jjj, que es más risa pícara.
-La intejeccion pícara es el jiji.
-El jiji y el jjjj es lo mismo.
-Sí, son de oro o de copa.
-Además el jijiji del Indio Solari de pícaro no tiene nada, es más pesadelo. El je, lamentablemente, varió por culpa de Ramon Diaz. Yo lo asocio a él: risa socarrona, sobradora.
-El je!?
-Je. Si lees el Olé, el je es Ramon Díaz.
-jajaja (de la posta) No me imagino por qué Ramón. Y soy cuervo.
-Porque es pillo, siempre tira bomba y se va.
-je!
-Y el Olé supo traducir eso como el je. sin ! Je.
-Claro, el !, es muy del PLOP! de Condorito para cerrar.
-Claaro. Yo soy muy cuidados con mis ! no se por qué me hacen sentir Flanders. Poner un ! de más, me hace sentir nabo. Súper optimista. Exceso de adolescencia. Yo soy más sarcastironineuroticopesimista.
-Yo lo tengo sin cuidado, lo uso mucho, cada cosa que digo le mando doblete por las dudas !!
-jaja. El ! está bastardeado. Hay que saber utilizarlo porque sino pierde su potencial.
-Che vieja, me voy a empilchar que cumplo 5 meses con la patrona y me sacan de paseo
-Que no te pongan la correa!
-Y sí, contra ellas me dejo llevar, naturaleza llama y un pelo de...y la yunta de bueyes y todo eso de perseguir a la coneja y la mar en coche.
-!!!!
sábado, 1 de enero de 2011
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