lunes, 14 de febrero de 2011

LA PATATA FLOTANTE

.
Ayer volvía hacia mi casa en bici después de medianoche
y a las dos cuadras la vi. Como nunca. Y me detuve.
Era una patata iluminada desde adentro. Tan cerca.
En el medio de la Avenida Cabildo, flotando,
a la altura de los edificios petisos.
.
Me reí solo.
Traté de buscar un cómplice,
una señora que pasara por la calle,
el conductor del automovil vecino,
un perro callejero con sensibilidad exacerbada,
pero no.
Nadie.
.
Todavía no podía creer que esa era la luna.
Nunca había visto a la luna de esa manera.
Amarilla, a medio hacer, redondeada, inclinada,
con todo su contorno a la vista, y sus pozos,
viniendo hacia nosotros, tan cerca, tan patata.
Pasaron tres semáforos y seguía sin saber qué hacer.
Volví.
.
Llegué al Matienzo e insistí para que salieran.
Fui con la Joan Gasper hasta cruzar la avenida y la vimos.
-Esa no es la luna, es un cartel publicitario -dijo.
-¿Flotando en medio de la calle? ¿Con forma de papa?
Es como si los edificios de veredas opuestas la tuvieran entre ceja y ceja. Nunca la vi a esa altura. Nunca la vi tan cerca.
-Pues que esa no es la luna y ya. Es otra cosa.
.
La dejé ahí mismo esperando con su vaso de cerveza y mi bicicleta.
Fui a buscar más testigos. Facu y su amigo se vinieron conmigo.
Cuando llegamos se veía menos. Se había corrido hacia la derecha.
Ahora la tapaba un edificio.
.
Tomé mi bici y salí a buscarla.
Llegué a las dos cuadras y seguía escondiéndose.
Cada vez más.
Cuanto más pedaleaba, más se veía tan solo el resplandor,
su estela cotra un edificio, su sombra hecha luz.
No la vi más.
.
Pedealée las treinta cuadras mirando hacia arriba.
Buscándola. Sea lo que sea que haya sido.
Había visto una película con extraterrestres. Ok.
Pero yo la vi. ¿Alguien más la vio así?
¿Me la tengo que llevar conmigo para siempre?
A veces, compartir es fundamental.
.
Llegué a mi nueva casa y subí a la terraza.
Recorrí las cuatro esquinas del edificio.
Subí una segunda escalera, de fierro, pegada a la pared,
que lleva hasta los tanques de agua.
Desde ahí, me quedé contemplando a la ciudad toda.
Iluminada, estrellada, edificada, completa.
Sin luna.
.
No se qué fue lo que pasó,
pero al menos encontré el lugar
desde donde veré mi ciudad
desde ahora en adelante
en noches así.
.
Para sentirla mía,
aferrado a una escalera.
Para sentime parte,
con el viento en la remera.
Pensando en una luna,
que fue solo mía.
Y que solo ella sabe,
de quién más será.

3 comentarios:

Elixir dijo...

La Luna siempre está increíble cuando no hay nadie a tu lado para ser testigo de su vanidad.
Cuantas pocas veces la vi y siempre en esas instantáneas oportunidades mi Reflex estaba tomándose un descanso en casa.
La encontré trepando las montañas y esconiéndose en el mar. La vi de vuelta a casa, caminando a mi lado entre calles empedradas. Me persiguió por la ruta. Me buscó por algunas ventanas. Pero nunca la pude atrapar.
Me apuré a capturar su imagen y siempre que llegué, ya estaba lejos, pequeña, blanca...

Solo me resta esperar volver a encontrarla, ahí flotado como una horma de queso gigante, iluminando un basto camino que valla uno a saber a donde va.

Firulo dijo...

La luna no es muy fotogenica que digamos, es uno de sus defectos. Che, mas que comentario este es un post... subilo!

Elixir dijo...

Siempre pensé que las cosas se crean en su lugar y ahí deben estar.
Pero bue si te gusto tanto como para ser parte de mi blog, lo será, solo porque tus palabras le dieron vida, y quizás tu palabras le den el derecho de viajar.

Gracias!