domingo, 31 de agosto de 2008

MAGIA MODERNA

Un cumpleaños de treinta es un excelente momento para la regresión. Por eso todos festejamos la ocurrencia de Marius de festejarlo con piñata, globos y un mago. Pero no un mago-show con chistes baratos y aires de payaso: un mago-mago.

Teníamos tantas ganas de verlo que empezó a correr el falso rumor:
-Ya llegó el mago, ya llegó el mago…
-¿Dónde?
-Es uno de nosotros, pero no sabemos quién. Hay que fijarse, debe ser el que nadie conoce.
Eran mentiras. Una forma de matar la ansiedad, que nos estaba matando.
De pronto alguien abrió la puerta y entró un hombre mayor, de traje y corbata, con un maletín negro.
-Es el mago o el visitador médico?
-No, es el del 6 B que vino a decir que apaguemos la música o llama a la policía.
Era el mago nomás. Se preparó, y pidió que encendiéramos la mayor cantidad de luces.
-Para que se vea que no hay truco, no?
Me miró con confianza. El tipo prometía.

Los primeros trucos no estaban mal –uno de cartas, el de las tres monedas, dónde está el huevito?-, pero se esperaba más. La primera gran sorpresa fue con el de la agenda. Nos mostró un sobre cerrado dónde supuestamente guardaba una carta, y una agenda que en cada día del año tenía anotada una carta distinta.
Hizo pasar a un chico y una chica: ella tenía que pensar un mes; él, un día.
-Ya pensaste el mes?
-Sí, pensé.
-No lo digas, estás segura de que no querés cambiar? Yo siempre pregunto esto para demostrar que me da lo mismo el mes que elijas. Podés cambiar si queres, querés cambiar?
-No, está bien.
-Y vos ya elegiste el número?
-Sí, pero lo cambié.
-Querés cambiarlo de vuelta?
-Bueno, dale… ya está.
-Te quedás con ese o querés cambiarlo?
-Cambio una vez más… la última.
El día era el 26 de noviembre. En la agenda estaba escrito ese día el seis de diamantes. En el sobre cerrado estaba el seis de diamantes. Ovación.

En cada truco el mago hacía pasar a algún invitado, y les hacía preguntas para desorientarlos. Yo estaba sentado bien al frente con una remera roja radiante, intentando esconderme para que no me señale. Finalmente me señaló, pero por suerte no me hizo pasar vergüenza frente a todos. Me dio un papelito y un mini sobre donde tenía que anotar dos o tres palabras para que él las descubriera telepáticamente.
-Dale, no te va a tomar mucho trabajo. Se que no estás acostumbrado a trabajar.
-Tanto se nota? Voy a tener que afeitarme.
-No serviría de nada, es la telepatía.
Otros cuatro tenían el mismo trabajo; en total había cinco sobrecitos.

Los recibió de vuelta, y moviéndolos de acá para allá dijo que no los iba a abrir, que los iba a adivinar cerrados. Una chica pasó para demostrar que no se veía nada a contraluz.
El mago fingió concentración y sacó el primero: "fideos con tuco". Una papa. También sacó el segundo, de una chica del fondo: "Tal para cual".
-Quién escribió el canguro?
Levanté la mano.
-Este canguro... está triste? No, esperá, dame un poco más de tiempo.
-Ajá, no soy tan fácil. Es que pienso en cualquier cosa para distraerte: caballos, hamburguesas, morrones asados… además mi mente es impenetrable.
-Canguro infeliz!
-Se me escapó. Maldito.
(Más tarde banshi me comentó que le daba mucha lástima la imagen del canguro infeliz. Yo no sabía por qué había escrito eso, pero era incoherente: los canguros saltan, el salto es una expresión de alegría -recordar a Silvio soldán-, no deben existir canguros infelices. Por eso lo desolador de la imagen).

Después el mago adivinó el de la cumpleañera ("paragüas paragüas", interesante estrategia para despistarlo), pero el último al parecer no le salía. Pidió pistas, dijo que empezaba con una x (y no era así), pensó, se frustó, pidió disculpas y admitió que no lo pudo sacar.

Algunos pensaron que el hecho de que no le saliera, de que pudiera fallar, como diría Tu Sam, lo hacía todavía más creíble. La excepción que confirma la regla, digamos. Es una frase que nunca entendí: si hay una excepción, no hay regla, no jodamos.
Otros estaban convencidos de haber descubierto el truco. Todos hablábamos de eso cuando recuperamos nuestras cervezas. Que cuando agarró los sobres los cambió rápido, que no los abrió nunca y eso era sospechoso, que miraba para el maletín abierto cada tanto (estaba sobre la mesa y no se veía su interior).

Yo creía que tenía una camarita escondida en el maletín y una asistente que miraba lo escrito desde su casa, gracias a internet, y lo llamaba para decirle todo a través de un auricular miniatura que tenía escondido en la oreja. Mis sospechas tenían dos fundamentos:

A) En un truco anterior, dos chicas habían pasado a elegir una carta; y mientras la tenían escondida contra el pecho, una tercera tuvo que llamar a un número telefónico que le dio el mago para decir "alguien eligió algo" y todos escuchamos la respuesta: "el cinco de corazones y el diez de trebol". Efectivamente: aplausos. Pero eso quería decir que el mago tenía una colaboradora externa. Elemental, mi querido Watson.

B) Mientras intentaba adivinar la inscripción del último sobre, se escuchaba ténuemente un teléfono celular sonando sin que llegara a conectarse la llamada. Deducción: hubo un problema con la línea, desperfectos técnicos y por eso veíamos al mago nervioso e incómodo intentando resolver la situación hasta admitir su derrota.

Después alguien dijo que el teléfono que sonaba era de uno de los chicos del fondo, y todo quedó en la nada. Es mejor así, aunque es inevitable querer descubrir el truco, siempre es mejor no saberlo. Sería una gran desilusión enterarnos que el secreto de la magia sea el Bluetooth o las cámaras Wireless. La ciencia mata la capacidad de sorpresa (también dicen que mató a Dios).

Aunque, pensándolo mejor, que alguien hable sólo en voz alta mientras conduce un auto y en alguna otra parte del planeta otra persona esté escuchándolo, es un tipo de magia.
El problema es que ya estamos acostumbrados.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

workaholic. esto termino aca por que claramente debes escribir literatura hasta por sms. y todo lo demas, sera dicho luego.

Bia Consulting dijo...

Solo para decir que a este blog lo sigo a todos lados...

Una chica asi dijo...

wooooowww...los magos hacen todo como por arte de magia.
Yo a veces también. Otras veces no me sale nada y lloro. Porque soy una chica así, sino sería asá.

aguante tu blog. ea ea pepe.

PUJANDO PRODUCCIONES dijo...

Los magos con poca convocatoria son parte de mi elite de artistas preferidos. Odio a esos programas de tv que les cagan los trucos, se nota demasiado que sus productores no veranean en Mogotes.
Muy buen txt, siga así Don Zoilo!!

Capomagico dijo...

La magia es de Disney

Libreta de flores dijo...

me pone contenta encontrar blogs así, me provocó risotadas.
el primer texto del archivo es el mejor primer texto que haya leído.