Una hora de música clásica escuchada a distancia desde el auricular del teléfono celular. Finalmente, una voz.
-Aguarde un instante que lo comunico con el operador.
Él toma el teléfono y, agazapado, espera el momento de descargar su furia.
-Sí, el cirujano Marcucci al habla!
-¿Quién? –pregunta perplejo.
De fondo se oye una voz que grita ¡doctor! ¡doctor! ¡hemorragia!
-Espere un momento, que estoy al teléfono. ¡Y dele más succión ahí caramba, que esto no es un juego de niños! Cirujano Marcucci, diga!
-¿Hola? ¿Con el operador?
-Pero sí hombre, cirujano Marcucci le he dicho. ¡Y hable rápido que estamos con una emergencia!
-Yo llamaba por un problema con mi teléfono celular…
-¿A usted le parece? Acá hay un paciente muriendo, sangre por todos lados, ¿y usted tiene un problema con su celular? ¡Despierte, que esos no son problemas! Un poco de perspectiva, por favor, y llame cuando realmente tenga una emergencia…
Tut tut tut tuuu
Él con el teléfono en la mano, en silencio, se siente insignificante y aliviado de estar vivo. Lo mejor será pagar la cuenta del teléfono y preocuparse por cuestiones más interesantes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La historia que contas es tan kafkiana como la realidad que nos toca vivir frente a las empresas de telefono, internet, etc.
Es bueno saber que desde hace poco hay una nueva ley contra estas empresas.
Publicar un comentario