Los argentinos son más saludables en el exterior. Es la pura verdad.
Imagínese a Carlos, caminando por una calle de Caballito. En eso ve doblar por la esquina a Raúl, aquel detestable ex compañero de secundaria. Para evitar el encuentro Carlos cruza la calle y esconde la nariz en la bufanda. Raúl sigue de largo sin enterarse de nada y Carlos suspira aliviado.
Ahora imagínese a Carlos en una calle de Hong Kong. De pronto divisa la cabeza de Raúl elevándose por sobre una multitud de chinos tamaño estándar. Sin pensarlo Carlos se abre paso a los empujones, generando la caída de algunos chinos en bicicleta, y a los gritos pelados saluda a su ex compañero agitando los brazos desde lejos. Raúl se da vuelta sobresaltado, los dos se enfunden en un abrazo entrañable y deciden ir a tomar un té de jengibre para revivir viejos tiempos.
Esto ocurre en el mundo real. Ya sea por nostalgia de una cultura en común o vaya uno a saber qué cuestión extraña, un argentino siempre será más saludable en Lugano, Suiza, antes que en Villa Lugano, Capital Federal.
Estamos a tiempo de cambiar esa realidad. Antisocial se hace, no se nace. Por eso usted, solitario empedernido, imagínese en Portugal y salga ya mismo a saludar argentinos. Piense que saludarse, es darse salud. Con un poco de trabajo podemos lograr que nosotros mismos, en nuestro propio país, seamos cada día más saludables.
Así que manos a la obra, porque ya lo dijeron porteros y ascensoristas: el trabajo es saludo.
Imagínese a Carlos, caminando por una calle de Caballito. En eso ve doblar por la esquina a Raúl, aquel detestable ex compañero de secundaria. Para evitar el encuentro Carlos cruza la calle y esconde la nariz en la bufanda. Raúl sigue de largo sin enterarse de nada y Carlos suspira aliviado.
Ahora imagínese a Carlos en una calle de Hong Kong. De pronto divisa la cabeza de Raúl elevándose por sobre una multitud de chinos tamaño estándar. Sin pensarlo Carlos se abre paso a los empujones, generando la caída de algunos chinos en bicicleta, y a los gritos pelados saluda a su ex compañero agitando los brazos desde lejos. Raúl se da vuelta sobresaltado, los dos se enfunden en un abrazo entrañable y deciden ir a tomar un té de jengibre para revivir viejos tiempos.
Esto ocurre en el mundo real. Ya sea por nostalgia de una cultura en común o vaya uno a saber qué cuestión extraña, un argentino siempre será más saludable en Lugano, Suiza, antes que en Villa Lugano, Capital Federal.
Estamos a tiempo de cambiar esa realidad. Antisocial se hace, no se nace. Por eso usted, solitario empedernido, imagínese en Portugal y salga ya mismo a saludar argentinos. Piense que saludarse, es darse salud. Con un poco de trabajo podemos lograr que nosotros mismos, en nuestro propio país, seamos cada día más saludables.
Así que manos a la obra, porque ya lo dijeron porteros y ascensoristas: el trabajo es saludo.
5 comentarios:
Bueno, despues de leer esto no me queda otra que saludarte.
Bienvenido al mundo blogeril!!!
Hola Blogger! Bienvenido al club social de los bloggers argentos! Estaré dándome una vuelta, especialmente cuando mandes actualizaciones. Gracias por incluir el mio en tus prefes!
besos, Cyn
Aguanten los antisociales! De hecho, quizas empiece un blog donde nos podamos juntar los de mi clase, los que no quieren saludar, ni aca, ni en Hong Kong, ni en Lugano (Suiza o Baires). Aquellos que cuando encuentran alguien en el bondi, eligen hacerse dolobu, en vez de soportar un viaje de trivialidades, vanalidades, insignificancias, ligerezas, frivolidades y superficialidades.
De todas formas apoyo (me gusta apoyar) la iniciativa de volver Bs As/Argentina un lugar mas feliz.
Guena onda el Blog!
Me encantan los comienzos, son los pasos mas difíciles, pero también los mas importantes.
Como una gran fan de todos tus escritos, desde los mas chiquitos hasta los mas largos, te deseo todo el éxito!
(y de paso un feliz cumpleaños!!)
Patidifusa
pasaba por aqui, pura curiosidad...muy lindo lo que escribe, muy esperanzador todo. dan ganas de salir y abrazar vecinos, ja
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