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Hacer hay que hacer.
A menos que estés hecho.
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domingo, 26 de febrero de 2012
martes, 7 de febrero de 2012
UN GATO EN UN PISO VACÍO
Se murió Alice Munro, una poeta que desconozco. Dicen que ganó el novel y en el Perfil publicaron una poesía que me dejó con ganas de leer más poesías. Un género que no suelo consumir.
Tratá de no sentir escalofríos:
Morir, eso no se la hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacityo,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al pincipio.
Tratá de no sentir escalofríos:
Morir, eso no se la hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.
Trepar por las paredes.
restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y, sin embargo, ha cambiado.
Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.
Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato
tampoco es aquella que lo ponía.
Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre.
hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.
Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.
Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.
Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Irá hacia él
como si no quisiera,
despacityo,
con las patas muy ofendidas.
Y nada de saltos ni maullidos al pincipio.
domingo, 5 de febrero de 2012
EL LIBRO DE ARENA
Estoy abandonando el prejuicio de que Borges es solemne, críptico y que carece de sentido del humor. El libro de arena es, hasta hora, el que contiene los cuentos que más disfruté de él. Subrayé unas cuantas frases más que estas:
1.
Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.
2.
Le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos los buzos, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de oprimidos y parias.
-Tu masa de oprimidos y de parias -le contesté- no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien.
3.
Los hechos memorables prescinden de frases memorables. Los soldados que están por entrar en batalla hablan del barro o del sargento.
4.
Lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador.
5.
Como aquel rey que no soñó hasta que un hechicero lo hizo dormir en una pocilga.
6.
Noto que estoy envejeciendo; un síntoma inequívoco es el hecho de que no me interesan o sorprenden las novedades, acaso porque advierto que nada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones.
7.
No me abochorna haber querido ser periodista, rutina que ahora me parece trivial. El periodista escribe para el olvido y su anhelo era escribir para la memoria y el tiempo.
8.
Nunca Fermín Eguren me pudo ver. Ejercía diversas soberbias: la de ser oriental, la de ser criollo, la de atraer a todas las mujeres, la de haber elegido un sastre costoso y, nunca sabré por qué, la de su estirpe vasca, gente que al margen de la historia no ha hecho otra cosa que ordeñar vacas.
9.
Soy un hombre cobarde; no le dejé mi dirección, para eludir la angustia de esperar cartas.
10.
No hay un pueblo de la provincia que no sea idéntico a los otros, hasta en lo de creerse distinto.
11.
Cuando una cosa es verdad basta que alguien la diga una sola vez para que uno sepa que es cierto.
12.
Siempre uno acaba por asemejarse a sus enemigos.
13.
El planeta estaba poblado de espíritus colectivos, el Canadá, el Brasil, el Congo Suizo y el Mercado Común. casi nadie sabía la historia de esos entes platónicos, pero sí los más ínfimos pormenores del último congreso de pedagogos, la inminente ruptura de relaciones y los mensajes que los presidentes mandaban, elaborados por el secretario del secretario. Todo esto se leía para el olvido, porque a las pocas horas lo borrarían otras trivialidades.
14.
Todo viaje es espacial. Ir de un planeta a otro es como ir a la granja de enfrente.
15.
Un hombre no debe pensar en mujeres, sobre todo cuando le faltan.
1.
Si esta mañana y este encuentro son sueños, cada uno de los dos tiene que pensar que el soñador es él. Tal vez dejemos de soñar, tal vez no. Nuestra evidente obligación, mientras tanto, es aceptar el sueño, como hemos aceptado el universo y haber sido engendrados y mirar con los ojos y respirar.
2.
Le pregunté si verdaderamente se sentía hermano de todos. Por ejemplo, de todos los empresarios de pompas fúnebres, de todos los carteros, de todos los buzos, de todos los afónicos, etcétera. Me dijo que su libro se refería a la gran masa de oprimidos y parias.
-Tu masa de oprimidos y de parias -le contesté- no es más que una abstracción. Sólo los individuos existen, si es que existe alguien.
3.
Los hechos memorables prescinden de frases memorables. Los soldados que están por entrar en batalla hablan del barro o del sargento.
4.
Lo sobrenatural, si ocurre dos veces, deja de ser aterrador.
5.
Como aquel rey que no soñó hasta que un hechicero lo hizo dormir en una pocilga.
6.
Noto que estoy envejeciendo; un síntoma inequívoco es el hecho de que no me interesan o sorprenden las novedades, acaso porque advierto que nada esencialmente nuevo hay en ellas y que no pasan de ser tímidas variaciones.
7.
No me abochorna haber querido ser periodista, rutina que ahora me parece trivial. El periodista escribe para el olvido y su anhelo era escribir para la memoria y el tiempo.
8.
Nunca Fermín Eguren me pudo ver. Ejercía diversas soberbias: la de ser oriental, la de ser criollo, la de atraer a todas las mujeres, la de haber elegido un sastre costoso y, nunca sabré por qué, la de su estirpe vasca, gente que al margen de la historia no ha hecho otra cosa que ordeñar vacas.
9.
Soy un hombre cobarde; no le dejé mi dirección, para eludir la angustia de esperar cartas.
10.
No hay un pueblo de la provincia que no sea idéntico a los otros, hasta en lo de creerse distinto.
11.
Cuando una cosa es verdad basta que alguien la diga una sola vez para que uno sepa que es cierto.
12.
Siempre uno acaba por asemejarse a sus enemigos.
13.
El planeta estaba poblado de espíritus colectivos, el Canadá, el Brasil, el Congo Suizo y el Mercado Común. casi nadie sabía la historia de esos entes platónicos, pero sí los más ínfimos pormenores del último congreso de pedagogos, la inminente ruptura de relaciones y los mensajes que los presidentes mandaban, elaborados por el secretario del secretario. Todo esto se leía para el olvido, porque a las pocas horas lo borrarían otras trivialidades.
14.
Todo viaje es espacial. Ir de un planeta a otro es como ir a la granja de enfrente.
15.
Un hombre no debe pensar en mujeres, sobre todo cuando le faltan.
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