Tiene una bici de dos pisos. En la planta baja están las ruedas, en el primer piso los pedales y en el segundo el asiento.
¿Cómo se sube uno a esta cosa?
-Es como subirse a un caballo –simplifica Juan Manuel.
Lo dice como si fuera fácil. Me da verguenza admitirlo, pero siempre que subí a un caballo necesité la ayuda del hombre que los alquila. Y si bien el caballo es menos obediente que la bici, si uno le suelta las riendas este rara vez se cae de costado.
-Pensá en los pedales como si fueran los estribos.
-¿Y cómo hacés para bajar si querés frenar en un semáforo?
-Desmontás y listo. Como con un caballo.
Juan Manuel me cae bien. Hace un rato compró cinco películas de mi ciclo de cine. Se quedó después de la función para charlar y, dato importante, al comprar la entrada tuvo la delicadeza de pagarme justo. Casi le doy un abrazo. La última vez que había venido, hace casi un año, vino a ver Koyaniskaatsi, lo que indica que es cinéfilo y humanitario. Eso de todas maneras ya se intuía por su vestimenta:
1-Lleva puesto los anteojos que usaría Rodolfo Walsh.
2-Su pelo, alegremente desordenado, le recorre la nuca hasta el final.
3-Usa camisa a cuadros y gorro de lana del tipo Jacques Coustau*.
4-Usa borcegos. ¿O zapatillas de lona topper? No recuerdo, pero ambas sugieren cierta conciencia social. Aunque los borcegos pueden significar lo opuesto.
*
A Jacques Coustau lo aprecio mucho más desde que vi a Steve Zisou, su alter ego, en la película de Wes Anderson. Siempre me sorprendí que ese hombre tan agudo en reflexiones usara una camisa azul, gorrito de lana rojo y se dedicara a salvar ballenas. Algunas de sus pensamientos meditados en medio del océano:
-Un egoísta es aquel que se empeña en hablarte de sí mismo cuando tú te estas muriendo de ganas de hablarle de ti.
-La juventud sabe lo que no quiere antes de saber lo que quiere.
-La moda muere joven.
-Los espejos deberían pensárselo dos veces antes de devolver una imagen.
-Sentir antes de comprender.
Más tarde aprendí que Cocteau es también poeta, pintor, coreógrafo, y, en general, otra persona distinta.
-¿Cuántas veces te la diste? ¿Me mostrás tus cicatrices?
-Es curioso –dice Juan Manuel-, casi la totalidad de las personas que se acercan a preguntarme sobre mi bici se centran en sus complicaciones. Solo uno empezó preguntándome qué se siente manejándola. Creo que tiene que ver con que la gente en general tiende a pensar en los conflictos como punto de partida. Piensan en el no antes que el sí. ¿Viste que muchos dicen que no a principio de cada oración casi por instinto? ¿Vamos a Brazil? No, me encanta Brasil! ¿Dónde compraste esa remera? No, no sabés cuánto me salió... ¿Te gusta mi bici? No, está buena en serio che.
¿Ya dije que Juan Manuel me cae bien? Tiene un pito de árbitro colgándole del cuello. No confundirse con un pene de árbitro, ese sería un collar de barrabrava. Este es un silbato. ¿Para qué? Para que el tráfico lo respete. Cuando lo quieren encerrar, le impiden el paso o hacen maniobras que lo complican, él prrriiii!. Los conductores se imaginan un policía, se contienen de hacer cualquier maldad que pueda ser penada por la ley y Juan Manuel sigue pedaleando, observando todo desde la altura de un chofer de colectivo.
-Es una experiencia increíble. En especial en la ruta. Este verano me voy de viaje al norte.
Le saca el candado y caminamos juntos hacia la esquina. Juan Manuel tiene el brazo bien en alto para llegar al manubrio y arrastrarla. Es como si sacara a pasear a una jirafa. Me da una tarjeta de subte. Del otro lado está impreso el sello de su creación: Oniriciclos.com
-¿Vos también hacés un ciclo de cine onírico?
-No. Yo fabrico las bicis altas, tengo varios modelos. En chile a la bici le dicen cletas, en Colombia, ciclos. La idea es transmitir esta sensación de ensueño en el viaje e iniciar el vínculo con las personas. Al vernos andando se acercan. Les llama la atención. Después lo completamos invitándolos a lecturas y proyecciones que organizamos.
Un borracho emerge. Tiene una bolsa atada a su pierna derecha, le faltan dientes y se acerca en actitud punga. La enormidad de su mamúa me ataja parte del miedo (eso me da cierta ventaja) y la otra parte me la ataja la tranquilidad de Juan Manuel. Jamás se inmutó. Manejar semejante vehículo debe convertirlo en un tipo de superhéroe.
-¡No! ¡Ustedes deténgase ya mismo! ¡Yo soy el hijo de Macri! ¡Tienen que darme dos pesos! ¡Se lo pido bien!
-Mentira. No lo pediste bien.
-¡Soy el hijo de Macri! ¡Vamos a la comisaría ya mismo!
Parece más el hijo del Negro Zamora, ex jugador de Newells, pero quizás se hacía llamar hijo de Macri porque él fue el que causó su indigencia.
-Disculpe, estamos teniendo una conversación. ¿Vamos para alla? –insiste Juan Manuel con total tranquilidad. En caso de emergencia imagino que de un tirón me subirá a su oniribici y escaparemos volando por el cielo.
Seguimos camino hablando de cine. El hijo de Macri camina a la par nuestro. Discutimos la última película Charly Kauffman y él, como yo, defiende a los guionistas. El hijo de Macri quiere meter bocado, pero no tiene bien masticado el tema. Jua Manuel dice que los Oscar pueden ser un mamarracho en todas las categorías menos en las de vestuario y guión. Una película nominada al Oscar a mejor guión nunca es un fiasco. El hijo de Macri no parece estar de acuerdo. A Juan Manuel le sorprendió que cuando vio El Perro en el cine, él y cinco personas se reían en unos momentos y el resto del público en otros.
Pasamos frente a la comisaría. El hijo de Macri, enojado, cabecea.
-¿Vamos adentro? ¡Vamos!
-Andá yendo, ahora te seguimos –respondo yo en voz casi inaudible.
Pero el hijo de Macri persiste. Y ya en la esquina, aprovechando el semáforo en rojo, prefiero despedirme y cruzar hacia mi parada de colectivo.
Llego a la vereda de enfrente, me doy vuelta y veo a Juan Manuel tomando velocidad con su jirafa.
Levanta el pie hasta el pedal y se sube de un tirón.
Como un caballo.
Gira la cabeza, alza su brazo y lo mantiene en alto.
Como el llanero solitario.
Nos volveremos a ver.
P.D: http://www.youtube.com/watch?v=98ff52fF5AM&feature=related
jueves, 28 de octubre de 2010
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3 comentarios:
genial en todos los sentidos posibles!!!
si no fuera porq apenas supero el metro cincuenta tendría una bici de dos pisos...
y si no fuera porq vivo en mendoza iría a tus ciclos de cine... jjajaa
No dejes que la altura te resringa experiencias. La distancia es otra cosa... ahí pongo el link para que se vea la bici, me olvidé..
gracias por la nota,u otra forma de realizar una entrevista encubierta (tal vez el hijo de Zamora llevara una cámara oculta, o quizás fuera el mismísimo hijo de Macri evaluando la intención de voto; como sea ese fue un momento bacano compartido con el susodicho hijo como espectador exclusivo.
Pura Vida!
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