Yo: El otro día me di cuenta que si no empiezo ahora a hacer la lista de toda la gente que me cojí, pronto esa información ya nunca será fidedigna.
Igna: ¿Tanto cogiste?
Yo: No, es que tengo mala memoria.
Sofi: Yo la hice hace poco para competir con un amigo. Llegué hasta treinta.
Yo: Es bastante. Yo no creo que llegue a tanto.
Igna: ¿Las putas cuentan?
Yo: Claro que cuentan.
Sofi: No, para mi no cuentan.
Yo: Depende qué puta. Si fuiste al puterío no cuenta, pero si vino a tu casa si.
Igna: Igual no llego a treinta.
Sofi: Mi amigo sí llegó, empatamos.
Yo: ¿Conocen a alguna mujer que use el sexo como una escalera?
Sofi: Yo lo hice.
Yo: ¿Para llegar a dónde?
Sofi: A la buena vida, pero no fue conciente. Me dejé llevar. Todo empezó con unos panqueques.
Yo: Eso no tiene sentido. Si la marihuana es la puerta de entrada a las drogas, los panqueques lo deberían ser de la obseidad, no del sexo.
Sofi: Pues él me tentó al principio con panqueques de dulce de leche. Y yo caí. De todas maneras yo no tenía problemas en tirarme a cualquier chico. De joven mi mamá tenía miedo de que yo fuera ninfomana. Me llevó al psicólogo por eso.
Igna: ¿Y cómo sabía que andabas con tantos?
Sofi: Es que yo a mi mamá le cuento todo. Tenemos una relación muy buena.
Yo: ¿Y dónde está la escalera?
Sofi: Es que era un tipo muy bacán. Drogas, fiesta, departamento inmenso, coche de lujo, toda la bola. Yo le aclaré del principio que era solamente sexo. Y que me tiraba con otros tíos. Pero se lo pasaba bien.
Yo: ¿Y la escalera?
Sofi: ¡Esperaté! Y al rato él me dijo que ya había pasado un tiempo y que ya basta de andar con otros. Yo le dije que sí, pero le aclaré que no estaba enamorada. Que lo quería nomás. Después de un tiempo te encariñas. Luego se tuvo que volver a su país y me llamó para que me vaya con él a vivir en una super casa en la playa y que yo trabajaría de atender el hostel. Ya llego a la escalera... tranquilo!
Yo: Bueno.
Sofi: Me fui ahí y bueno, al tiempito me dijo de ya casarnos. Él estaba muy enamorado. Y lo pensé. No te digo que no lo pensé. Pero no pude.
Yo: Está bien. Fue una escalera involuntaria. Hay otras que usan el sexo como una herramienta para ir construyendo los escalones.
Sofi: El sexo es una herramienta.
Yo: No, el sexo puede ser una herramienta.
Sofi: Después del bacán estuve con tantísimos tipos. Pero tenía por regla siempre irme antes de que amaneciera. Con uno solo me quedé a dormir la primer noche. Y aquí me ves, enamorada. Todavía no lo creo.
Yo: Hiciste bien. El amor es una escalera mucho más fuerte. Si uno tiene amor, tiene confianza, y eso te hace crecer echando raíces al mismo tiempo.
Sofi: ...
Yo: Sí. Un día de estos voy a escribir un libro de autoayuda.
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3 comentarios:
Cuidado con el amor, que convierte al sexo en demasiado dulzón al principio para ir dejándolo cada vez más soso.
El amor es el amor y el sexo es el sexo. Mezclarlo cansa.
Un saludo.
El amor es maravilloso! El amor con mucho buen sexo es Espectacular.
Una de las formas más tiernas de hacer entender que se quiere pasar la noche juntos es con la frase: "¿Dormimos juntos?"
Muy buenooo!!!!!!!!
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