VIERNES
11.34hs
No entiendo a la gente que abre los ojos y ¡pin! ya está arriba. Yo tardo en despegar de la cama como un avión gordo de hojalata; y, cuando lo consigo, mi estado natural es de andar pausado, despeinado, con ojeras, sin hacer movimientos bruscos ni entender muy bien qué está sucediendo. Creo que la idea original del zombie surgió de ese estado matutino. Cruzo los dedos para que nunca me toque convivir en pareja con una chica ¡pin! y arriba. Si malinterpreta mi falta de comunicación como malhumor y escarba hasta hacer un planteo seguro terminaría comiéndole el cerebro.
12.05hs
Marius trabaja en Disney, fábrica mundial de la felicidad, y nos cuenta la historia de Joseph, el viejo y tierno dibujante de Campanita (responsable exclusivo de dibujarla en todas las posiciones para Latinoamérica) que a la pasada confesó pegarse cada tanto con su mujer por tener una de esas relaciones pasionales. ¿Surgirán por el complejo de inferioridad que sufre Joseph al tener que contestar la pregunta a qué te dedicás con la frase dibujo campanitas? No está claro. Lo que sí está claro es que el Mr. Hyde de Walt se prolonga en los dibujillos al contratar a los empleados. Así consiguen el toque extra de magia en la expresión de Tribilín y Cía.
13.15hs
Ya en la playa y echados al sol. Trajimos carpita y todo. Así de abuelos estamos.
14.25hs
Llega el churrero y trae consigo toda la noche a cuestas. Se le ve en los ojos y en la forma de hablar. Pero los churros que traen son de los sanos. Una lástima.
Despertamos a Sebi, eterno residente de cirugía, para ver si quiere.
-Vayan preparando el quirófano que ya voy –dice con los ojitos cerrados.
No sabemos si reírnos o abrazarlo. Ahora comprendemos lo que sentía Ju, su novia, todos estos años. Y que convendría llevar un balde de agua fría (o un buen cachetazo) al quirófano si alguna vez nos toca operarnos de urgencia en la guardia del Pirovano.
14.32hs
Da gusto tener un par de obsesivas en el grupo. Ju y Fior son las encargadas voluntarias de distribuir equitativamente la comida –en este caso, mate y churros- para que todos reciban su porción. Juntas son capaces de organizarte un casamiento en 24 horas. Tengo miedo de que Ju me guarde cierto resentimiento por haber abandonado los regalos grupales de cumpleaños que ella tan bien organiza. Para ella no debe ser fácil ver mis regalos individualistas y aceptar, al mismo tiempo, que no puede controlarlo todo. Igual confío en que mis porciones no sean más pequeñas. Para algo está Fior que, cuando se trata maldad, es discapacitada.
15.21hs
Jenny está fuxia por segundo año consecutivo. No sabemos si es masoquista o todavía no logra comprender la naturaleza de su piel palito de la selva.
16.00hs
Cada uno recibe su porción. Esta vez las reparte Juan, el experto en el rubro. Ju chupa la suya con disgusto. Celosísima.
16.44hs
Decidimos tirar a Seba al agua para despertarlo por el resto del año. Mi amigo el dotor dice tenerlos así de grandes y promete aguantársela con todos. A pesar de sus forcejeos lo agarramos de manos y piernas y lo arrastramos un largo trecho hasta que nos damos cuenta de que todavía estamos a más de cien metros del mar. No debimos establecernos tan cerca del estacionamiento. El doc colabora y contiene la respiración para hacerse más ligero, pero un rato después nos damos cuenta de que si colabora significa que lo está disfrutando, y así no tiene gracia. Entonces Seba finge el sufrimiento y se retuerce como un enfermo de camino al manicomio. Se ve que no quiere perder esta oportunidad de ser el centro de atención, algo que, ahora entendemos, le encanta (eso de ser cirujano tiene bastante de estrella de rock, aunque con público más de señoras y familias de barrio).
El Dr. sabe fingir, pero en el fondo sabemos la verdad. Así es que le pegamos unas cuantas patadas, mordemos sus tetillas y frotamos sus genitales contra la arena para recuperar el placer de la tortura y, de paso, ver si se le para.
Por fin, veinte minutos después, llegamos a la orilla tan cansados que consideramos pedirle el favor de tirarse gritando de dolor para darnos un respiro. Pero nos arrepentimos, le pegamos un poco más mientras retomamos el aire, y terminamos el trabajo como Dios manda. Ahora sí, pidamos la ambulancia. Y que vengan con masajistas.
18.15
Mati está sentado, quieto y mudo en su rincón de playa. El resto charlamos en ronda.
-Mati estás bien? –pregunta Dani.
-Si, por?
-No, por nada.
Él es pálido y silencioso por naturaleza.
Nunca está de más chequear.
20.01hs
Nadie sabe quién fue el que decidió que en navidad hay que comer turrones duros, pan dulce con pasas y pastillas blancas irrompibles. Pero los traemos, porque es lo que se vende. Para variar alguien trajo Mantecol, que se autoproclama golosina nacional. No estamos de acuerdo. Si existiera un mundial de golosinas, nuestro representante debería ser el marroc, el jack o un alfajor havanna. Algunos sugieren el havanette, pero sería una jugada extrema: tanto dulce de leche junto para un jurado con paladar poco acostumbrado al dulce de leche sería suicidio. Aunque también sentaría nuestra posición ideológica. Total, es casi imposible ganarle al Mars o los Lindtz.
21.12hs
Como la cuestión no despegaba decidimos encerrarnos todos en un baño con un falso habano armado a mano, gordo y largo como el de Fidel Castro pero con distinto contenido. No había ventanas y el humo neblina iba abriéndonos los poros para que cada pedazo de piel que tuviéramos fuera respirando el detonante. La claustrofobia nació cuando alguien planteó que no valía escapar de este juego. Recordé que era un cobarde, huí despavorido y di tres vueltas alrededor de la casa. Cada vez que me topaba con alguien del grupo estaba con alguien con quien no quería estar. Me vi alejándome de la casa por una calle de tierra oscura rumbo al bosque hasta que frené para pensar el problema de raíz: entendí que con quien no quería estar era conmigo mismo. Con la claustrofobia a flor de piel (o con flor de claustrofobia de mi propia piel), sabía que de ese encierro no se salía dando un paseo al aire libre.
Lo confieso: a veces no me caigo bien. Pero como le sigo cayendo bien a otros, suelo dejarme convencer por ellos y darme una palmadita en la espalda diciéndome: si te quiere esta gente, que no es mala y puede ser inteligente, quizás seas un tipo regio después de todo. Así es que volví a la casa para jugar mi papel a pesar de mí. Quise ser otro por un tiempo, pero todos insistieron en que fuera yo mismo y tuve que darles el gusto.
Es cierto que para ser otro lo mejor es viajar. Pero hay que viajar solo.
23.45hs
Falta poco para que venga Santa. Estamos todos menos Ju. Y para que venga Santa tenemos que estar todos. Sebi pasa caminado hacia la cocina.
-Che Sebi, ¿sabés qué está haciendo Ju?
-Llenando la pieza de arena.
Lo dijo al pasar con un tono que dio a entender lo difícil que debe ser sobrevivir once años en pareja.
23.57hs
Santa está por llegar. En el próximo Post.
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1 comentario:
Mi voto para la golosina nacional va para el tofi.
Segui ferooo, segui...
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