21.20hs
Gore, Agus, el Inspector Gadget y yo salimos a la calle de tierra a buscar a los chicos sabiendo que los íbamos a encontrar. Miramos hacia la derecha: oscuridad. Miramos hacia la izquierda: oscuridad + el recuerdo de haber ido a la izquierda durante el día a ver cómo la piedra movediza de Tandil se quedaba quieta (seguro estaba en el recreo o había parado para almorzar). Oscuridad a ambos lados. Y un recuerdo. Ya no estamos tan seguros de poder encontrarlos. Vamos hacia la derecha porque es lo nuevo. Si fuéramos ellos y tuviéramos que salir a caminar, seguramente iríamos hacia lo desconocido.
21.24hs
Gore, de pronto, tiene una idea magnífica para encontrarlos: gritar.
-Juan! Juaaaaan! Juaaaaaaaaaaan!
-(Queeeeé?)
No sabemos si imaginamos la respuesta o realmente la pronunció alguien escondido entre paréntesis (entre paréntesis es más bajito). Nos quedamos mirando hacia un punto fijo en la oscuridad donde sentimos que vino la respuesta. Creímos ver un movimiento fugaz de alguien en ese sector pero sabemos que probablemente, si nos acercamos, termine siendo una vaca o un remolque. Ya nos ha pasado.
-Juan? Juaaaan?
-ehhhh…
Ahora la respuesta llegó en itálica y en minúscula, pero sin paréntesis. Es un avance. Vemos hacia delante. Desde las sombras emerge el comienzo de lo que parecen ser cuatro personas entrelazadas. ¿Los Simuladores? Saltamos locos de contentos. Quienquiera que sea, no estamos solos.
-Juaaan! Juaaaan! –corre desaforado Gore.
No sabía que lo quería tanto, pienso.
-Ese no es Juan, es Mati! –digo, sorprendiéndome de conocerlo tanto como para reconocerlo casi con los ojos cerrados -. Y está con… Kim, Adam y Maia.
Corrección: no era que lo conocía tanto; tengo ojos de aguila. Corremos hacia ellos en pleno éxtasis. Cuando llegamos lo empujo a Mati con fuerza.
-No sabés lo que pasó?! No sabés lo que pasó?!
Lo empujo más y más fuerte, como imagino que lo haría Elaine si Mati fuera Seinfeld. Él se ríe, y caminamos junto a ellos volviendo hacia la casa. Los rodeamos y les hablamos de los milagros de Palermo como niños excitados relatando el fascinante día que tuvimos en el jardín de infantes. Ellos sonríen como buenos padres que piensan en llegar a la cama, colarles un somnífero a los pequeños y des-can-sar. Luego nos cuentan el sufrimiento que pasaron: desde que nos dejamos de ver hasta ahora mismo estuvieron caminando. Todo el tiempo caminando. Caminando y caminando.
-Y qué? Si la aventura en cartoncito es anticansancio.
-Y anticlimática también.
-Sí, pero fue cansancio mental –cuenta Mati-. No caminamos por un bosque con arbolitos y búhos. Era caminar al costado de una ruta gris, con autos pasando cada tanto. Siempre lo mismo, siempre lo mismo.
-Luz quería llevarnos a un dique y decía que era cerquita nomás -aclara Adam-, pero en sus ojos se veía que tenía más ganas que idea. Después de una hora de monotonía, llegamos a una rotonda. Ahí pareció ubicarse un poco, y dijo que faltaban, más o menos, quince cuadras más.
-Y se sabía que esos tres o cuatro kilómetros que faltaban iban a ser con huelga de dibujantes -sigue Mati-, como venía siendo. Siempre lo mismo, siempre lo mismo. Como cuando en los dibujos animados repiten el fondo y solo hacen mover al personaje. Ahí nos miramos con Kim y Adam y emprendimos la retirada. Maia se sumó al instante. Ellos siguieron. Los valientes.
-Vamos para allá? Vamos a buscarlos? –dice Agus entusiasmado.
-Olvidate, es imposible. No tenés idea lo lejos que están.
Agus pone cara de imaginarse una idea. Mati niega con la cabeza: la idea es equivocada. Es más.
-Así que abandonaron al equipo cuando intuyeron la derrota.
-Estaba claro que ese equipo no iba a ninguna parte –dice Kim, lapidaria.
Con esa frase, esa entonación y esa mirada mortal, conocemos un nuevo costado de la novia de Adam: Kim, la fatalista. Cruela de Kim.
Todos piden por favor pasar por la casa.
-Necesito cambiarme las medias -explica Maia con una sonrisa.
21.37hs
Los chicos ya reforzaron su aventura / recargaron las baterías / encontraron el segundo aire. A Maia se la ve contenta con las medias nuevas. Agus apoya su cabeza contra una columna, ahí afuera, en lo que sería el porche de la casa si estuvieramos en Connecticut. Escucho que dice para sí mismo, dándose cuenta:
-Yo en este momento tendría que estar con mi novia.
Entiendo que soy testigo del comienzo. Justo en ese momento, Agus va a iniciar un automartirio psicólogico que lo llevará a una odisea en busca de su Paula. Una tarea absurda y sufrida, ya que mirando alrededor es evidente que nadie es capaz de ayudarlo. Eso no importa. Él maquinará hacia esa dirección, jinete obcecado de lo imposible. Por si acaso me alejo un poco. A mi también me gustaría ver a los chicos: no quisiera contagiarme.
21.43hs
Con la idea fija, Agus entra a la casa en busca de un aliado. Se sienta frente a Gore, mesa de por medio, y le pide que lo ayude en el rescate. Gore mueve los labios de lado a lado, exhala por la nariz y de a poco asiente con la cabeza.
-Por lo de la carta astral –le dice Agus, refiriéndose a la tendencia pos grupal que saturno, venus o plutón insertaron en la personalidad de su amigo.
-Claro, la carta astral –repite Gore, dándose cuenta.
Agus asiente con la cabeza. Gore asiente con la cabeza. Ambos se miran fijo.
-Sí, la carta astral.
-Sí, la carta astral.
Se entienden profundamente.
-La carta astral.
-Claro, la catra astral.
-Sí.
-Sí.
Siguen asintiendo con la cabeza. Ya van más de siete veces. Y yo paradito al lado de ellos, mirándolos conectar.
-Ah! –grito de impotencia - dónde tengo la cámara?.
Sonríen, descubiertos. Rompí la magia, pero encuentro la cámara e intento revivir la conversación obligándolos a actuarla. No es lo mismo.
21.54hs
Recuerdo que al principio del viaje saludé a Luz apenas llegó y todos dijeron:
-Miren! Luz y Fer. Luz y Fer!
No lo tomé como un presagio, pero no será ella solita Lucifer? Esta noche los llevó a todos por el mal camino. Sin embargo, también generó el Momento del Si entre Agus y Gore. Ahí mismo la empató: se autorescató.
22.12hs
Ya estamos fuera de la casa, listos para emprender una nueva aventura hacia el monte. Mati estrecha a Gore con los dos brazos:
-La verdad, hay que tener huevos para meterte en un auto y viajar hasta allá a rescatarlos. Te felicito Gore. Mucho huevo.
Gore inclina la cabeza, enseria la voz, lo mira fijo y susurra:
-Es un viaje que se debe hacer acompañado.
-Tiró un De Niro! Tiró un De Niro! –grito muriendo de la risa.
Aunque la entonación fue más de héroe de acción, tipo Bruce Willis. De cualquier manera, no le funcionó.
22.26hs
Subimos la colina oscura hacia los pagos de la piedra movediza de Tandil. Quizás se mueva de noche, cuando nadie la ve, de pura caprichosa. Agus y Gore por ahora se suman a nosotros, entendiendo lo inútil de buscar a diez personas en un solo auto.
La oscuridad se ilumina gracias a la linterna de Kim. Kim también trajo agua y encendedor. A todos nos dan ganas de ser más amigos de ella.
-Una chica precavida siempre es bienvenida –le digo.
Ella asegura ser precavida porque no quiere depender de nadie. Pero se nota que le gusta tener el poder de la luz. O cualquier tipo de poder. Ya la vimos Cruela, ahora independiente y con ansias de poder. Nota: conviene hacerse más amigo, por si acaso.
22.31hs
El camino está cerrado por una tranquera. Hacemos lo que todo buen porteño debe hacer en estas ocasiones: la saltamos.
22.34hs
Una luz se enciende, como si un sorpresivo guardia de prisión nos alumbrara al escapar. Vemos una casa encendida, silenciosa, pero no llegamos a ver al espía.
-Tranquilos, es un sensor que hace encender la luz. Es automático.
-Sí, pero ahora saben que estamos adentro.
-Uhhhh.
22.37hs
Paramos un segundo antes de internarnos en el verdadero bosque. Into the wild. Un perro ladra a la distancia. El ladrido se oye cada vez más cerca. Vemos al perro grandote venir directamente hacia nosotros y nos preparamos para lo peor.
-Ahhhhhhhhh -gritamos para adentro los más cobardes mientras los valientes contienen la respiración.
Cuando el perro llega aminora el paso. Mueve la cola, nos lame las manos y se pone mimoso. Es un primor.
-Hola precioso –lo acaricio todo-. Sos igual al perro de la Historia sin Fin: Falcor!
-Uy! Justo hoy con Adam hablamos de la Historia sin Fin! –dice Kim.
-Si? Por qué?
-Porque vimos una nube.
Todo dicho señores.
22.41hs
Aparece de la nada el guarda enojadísimo a echarnos.
-Qué hacen ahí? No saben que una verja es como una pared? -grita furioso.
Luego Mati me diría que en el interior es muy así: una verja se respeta. Me pareció cierto, aunque extraño que él lo supiera siendo tan nene de pecho como yo. El guarda camina violentamente hacia nosotros sin detenerse. Me corro antes de que llegue, pero Mati se queda inmóvil.
-Tranquilo, ya nos vamos.
El guarda parecía ir directo a pegarle, pero se detuvo al final. Mati no pestañeó. Bien ahí.
-Ustedes! Bájense de ahí!
Agus y Maia bajaron de la piedra. Mati se quedó a esperar a Maia mientras Agus apuró el paso con las manos en los bolsillos a pasito apresurado de perrito remolón.
Aclaración: que me haya pegado un julepe similar no impide que me pueda dar gracia el pasito apresurado de perrito remolón.
Emprendemos la retirada en masa calle de tierra abajo con el guarda respirándonos en la nuca, en actitud violenta, ladrándonos en las orejas. El pichicho a su lado, mansito cual dragón de nube con cara de perro.
-Yo también estaría enojado –susurra Maia-, imaginate tener que hacer el trabajo del perro. Seguro que siempre lo manda a laburar y el otro es tan inepto como amigable.
-Para mi que el tipo mide medio metro pero tiene voz gruesa. Con la oscuridad no se puede saber –dice Mati.
-En el fondo le hicimos un favor. Seguro que el hombre vuelve a la casita chocho de la vida de haber asustado a unos porteñitos. Se lo cuenta a la señora y se duerme con una sonrisa. Un trabajo bien hecho.
23.42hs
Regresamos a la casa, pero antes de entrar por la puerta trasera del complejo descubrimos un nuevo camino. No sabemos hacia dónde lleva.
-Caminamos hasta el alambrado? –propongo.
-Hay un alambrado?
-No se, pero vayamos hasta encontrarlo. Si no lo encontramos, seguimos.
Mati, Kim, Adam, Maia y yo continuamos por el nuevo camino. Después de no muchos pasos llegamos a ver la ciudad de Tandil toda iluminada. Nos detenemos para maravillarnos en silencio. Suena mi teléfono.
-Fer, soy Agus. Me llamó Pau recién, los chicos están cansados y hambrientos. Piden que vayamos a buscarlos. Hay que salvarlos.
-Y yo qué querés que haga? No tengo auto.
Agus insiste y yo varias veces repito la misma excusa.
-Cada quien elige su camino; hay que hacerse cargo -había dicho Kim.
Yo estaba de acuerdo. Lo entendí cuando elegí ver el partido por sobre la caminata, decisión difícil. Hubiera preferido que no nos abandonaran, pero lo entendí. Ahora tenían que entenderlo ellos. Así de malo soy?, pensé de pronto. Me tranquilicé por saber que, aunque no lo fuera, igual no podría hacer nada al respecto.
-Decile que los estamos saludando desde acá! –me grita Mati.
Levanto la cabeza y lo veo abrazado a Maia saludando entusiasmado hacia la ciudad iluminada. Ambos agitaban los brazos con mucha fuerza, sonriendoles a lo lejos, en puntitas de pie para que los vieran mejor.
Enseguida Mati se da vuelta, viene hacia mi y agarra el teléfono.
-Agus, me encantaría ayudarlos pero nadie de los que está acá se encuentra en condiciones remotas de manejar un automovil –dice, y corta el teléfono.
De un salto llego a su cuello y lo abrazo cual mono tití.
-James Bond! –le digo- Sos James Bond!
23.55hs
Volvemos a enfrentar a la ciudad. Eran casi las doce de la noche, ya decidimos no mirar atrás. Faltaban unas seis horas para el amanecer; ese era el objetivo. El de Agus, en cambio, sería unir a los equipos para reencontrarse con su media naranja (certificada por carta astral). Agus, el Puentecito del Amor, y Gore, el Amante Grupal, enfrentarían su travesía con la fiel asisstencia del Inspector Gadget. Nosotros seguiríamos nuestra historia sin pensar en conducirla ni en detenerla. Simplemente dejándonos llevar. Hasta el alambrado.
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2 comentarios:
Yo sigo aca firme...
Esa campión! Yo escribo pensando en vos, sabelo.
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