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Cuando niño, papá llegaba a casa y yo oía el motor del auto de lejos como un perro que escucha las llaves del dueño. Corría a esconderme detrás de las cortinas de la puerta para asustarlo cada vez que venía.
Una y otra vez.
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Cuando adolescente, papá llegaba a casa y yo oía el motor del auto de lejos como un gato que eriza los pelos antes que llegue el peligro. Corría a esconderme en mi habitación para que no me encontrara viendo tele en el living cada vez que venía.
Una y otra vez.
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2 comentarios:
Tuviste que volver a escribir vagoneta!
que andes excelente mi querido
Ja, gracias barb. Voy a intentar volver, pasa que las ocupaciones..
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