domingo, 30 de noviembre de 2008

EL AMOR: ME CHUPA UN HUEVO

Me chupa un huevo. Eso es el Amor.

Fijate en ese chiquilín que camina por la plaza de la mano de su mamá.
Quizás todos los años se lleva matemáticas; tal vez le dicen rechoncho en el barrio en modalidad de cántico (¡re-chon-cho! ¡re-chon-cho!) o en una de esas la chica que más le gusta en todo el mundo vive adentro de la televisión y no está enterada de su existencia. Pero en última instancia todo eso a él no le importa.
Cuando peor se ponen las cosas, siempre puede aferrarse a la mano de su mamá como si fuera un talismán y pensar:
-Me chupa un huevo. Total, tengo a mi familia que me quiere.

Ahora ese mismo chico tiene unos veinte años más; y después de una larga búsqueda tuvo suerte y se enamoró. Entonces su vida cambia, porque si el jefe lo trata mal y no le deja usar el messenger, las cuentas no le cierran para irse de vacaciones o Rosario Central se va directo al descenso, la frase se repite: Me chupa un huevo.
-Total, ella me ama. Y a la noche cuando vuelvo nos comemos unos ravioles con salsa, hacemos la digestión y después me deja darle besos detrás de la oreja.

Es posible que un día la pasión se extinga o baje su intensidad, dirá usted. Entonces el amor seguirá estando, pero el Me chupa un huevo pasará a ampararse en los hijos.
-Qué me importa el mundo a mí, si en casa tengo un cachorrito de humano que me mira con ojos grandes, hace cosas fascinantes y te lo presto solo unos segunditos no sea cosa de que me lo rompas.
Y después los nietos, que dicen que es la recompensa que se les da a los padres por haber tenido hijos. Pura alegría sin responsabilidad.

Ahora bien; entre el día que nos convertimos en adolescentes y el día que encontramos a esa mujer se vive La Brecha.
La Brecha es el momento difícil en que experimentamos nuestro proceso de cambio. Es cuando luchamos para ser quien queremos ser hasta que lo logramos o terminamos conformándonos con ser quienes realmente somos.

La Brecha puede ser una etapa sufrida, porque el Me chupa un huevo es una red de seguridad que nos falta y se hace sentir. Seguro, podremos contar con el cariño de amigos y familiares, pero no es ese Amor que, según John Lennon, es todo lo que necesitás.
Ese Amor pesa en su ausencia porque -al igual que aquel hombre que soñamos ser de niños- hasta no verlo realizado es una cuenta pendiente. Sin embargo es durante La Brecha cuando uno tiene que aprovechar para dar el gran salto en los objetivos personales; porque tal vez más adelante, todo eso importará un poco menos.

Hay un riesgo. Cuando nuestro Amor antídoto frente al mundo desaparece antes de tiempo, el Me chupa un huevo pasa a ser otra cosa: una instancia peligrosa, donde nada importa. Ni lo bueno ni lo malo. Nada.
Algunos logran superarla.
Otros, no.

3 comentarios:

Bia Consulting dijo...

Me perdi en el ultimo parrafo.

Quizas sea porque nunca vivi La Brecha. Quizas por eso quede como un hombre incompleto, pero me chupa un huevo!!!!

ivana gonzález dijo...

me gusto mucho el reencuentro con este blog, lindo post

Firulo dijo...

Nunca viviste la Brecha pero estás lejos de tu amorcito intentando completarte como hombre. Es algo parecido, así que hacete hombre carancho!